Leo el texto en Mateo 24:36-39: Pero del día y la hora nadie sabe,  ni aun los ángeles de los cielos,  sino sólo mi Padre.

Mat 24:37  Mas como en los días de Noé,  así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo,  casándose y dando en casamiento,  hasta el día en que Noé entró en el arca,  y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos,  así será también la venida del Hijo del Hombre.

Los discípulos del Señor Jesús querían saber el día y la hora de la segunda venida de Cristo. Eran tan curiosos como nosotros. El Señor Jesús satisfizo en parte su curiosidad. Dijo que el día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos. Esto es algo que solamente Dios el Padre lo sabe. Esto de ninguna manera atenta contra la omnisciencia del Señor Jesús. Sin embargo, el Señor Jesús les dijo como sería la actitud de la gente en el tiempo inmediatamente anterior a la segunda venida de Cristo. Para esto hace referencia a lo que dice Génesis 6:5, la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Pero el Señor Jesucristo no quería enfatizar sobre la maldad en general sino sobre algo muy particular de la maldad. Por eso dijo: Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. El énfasis del Señor Jesús no es tanto en la extrema impiedad de los días de Noé, sino en la indiferencia de la gente del tiempo de Noé al peligro que representaba el inminente diluvio. La gente del tiempo de Noé, se preocupaba única y exclusivamente de los asuntos del diario vivir como comer, beber y casarse y dar en casamiento. Estas cosas no son necesariamente malas, pero si una persona se ocupa sólo de estas cosas y se olvida de Dios y del futuro eterno de su alma, está en serios problemas. Este fue el caso de la gente que vivió en los días de Noé. No entendieron que sus vidas estaban en serio peligro por la inminencia del diluvio universal. Noé advirtió del peligro por 120 años, pero la gente no le hizo caso alguno, hasta que, en el instante menos pensado, vino el diluvio y se los llevó a todos los que ignoraron las advertencias. Algo semejante ocurrirá en el tiempo previo a la segunda venida del Señor Jesucristo, la mayoría de la gente de aquella época estará tan distraída, tan ocupada en las cosas de este mundo, en las cosas del diario vivir, y ni pensará siquiera en la inminente venida del Señor Jesús quien traerá un juicio terrible. Los que sean sorprendidos por la segunda venida del Señor Jesús, los cuales jamás le han recibido como Salvador, serán sacados de este mundo para recibir juicio eterno, lo mismo que sucedió con la gente incrédula cuando vino el diluvio.