El pasaje bíblico que trata el tema del juicio ante el gran trono blanco se encuentra en Apocalipsis 20:11-15 donde dice: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.” Esto describe la última escena del drama fatal que les tocará vivir a los que jamás han arreglado su problema de pecado con Dios. Los acusados son personas de todo tipo, sin distinción de edad, ni de sexo, ni de raza, ni de posición social, política, económica o religiosa. Esta multitud estará de pie ante aquel que se sienta en el gran trono blanco. No estarán de rodillas, porque ya perdieron su oportunidad de caer de rodillas clamando por clemencia. Lo único que les espera es condenación eterna. Son los impíos de todas las épocas de la humanidad, desde Adán y Eva hasta el instante mismo que tiene lugar este juicio. Todas estas personas habrán resucitado, pero no para recibir recompensa sino para recibir retribución, la retribución debida a su pecado. Es lo que se llama la resurrección para condenación. Juan 5:29 nos habla de dos resurrecciones. Una para vida y la otra para condenación. Los que estén de pie ante el gran trono blanco son los impíos muertos y resucitados para condenación. El texto dice así: “y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.” El mar, la muerte y el Hades entregando sus muertos nos habla justamente de la resurrección para condenación. Los muertos resucitados serán juzgados cada uno según sus obras. Las obras de cada uno, se levantarán como mudos testigos en contra de cada uno de aquellos que estén en pie ante el gran trono blanco. Dice el texto que se abrirán los libros. Esto es una referencia a la Biblia, en la cual se invita al pecador a ser salvo y también en la cual se habla de la condenación en el lago de fuego para aquellos que rechacen la invitación a ser salvos. Pero también se abrirá otro libro, el cual es el libro de la vida. Todos los que estén de pie ante el gran trono blanco no tendrán sus nombres escritos en el libro de la vida, y por tanto escucharán el terrible veredicto del Juez justo: Al lago de fuego. Ese será el destino final de todo aquel que ha rechazado su oportunidad para recibir a Cristo como Salvador. En esencia entonces, el juicio del gran trono blanco es el juicio que enfrentarán todos los incrédulos, antes de ser lanzados al lago de fuego. En el gran trono blanco se sentará Dios, en la persona del Señor Jesucristo, el Cordero de Dios. El Padre le entregó la responsabilidad de juzgar a los incrédulos.