Job 40:8  ¿Invalidarás tú también mi juicio?
¿Me condenarás a mí, para justificarte tú?

Ya vimos como Job decidió tapar su boca y no decir nada porque reconocía la grandeza y justicia de Dios. Pero tendemos a tomar esta actitud de autojustificación constante en la que tratamos de demostrar que todo lo que hicimos fue porque no tuvimos otra alternativa y nos empujaron a actuar de ese modo. El verdadero arrepentimiento surge cuando una persona no pone justificaciones y se hace responsable de sus actos.

Cuando nos justificamos invalidamos la ley de Dios y decimos en cierto modo que Él se equivoca y nosotros tenemos la razón. Pensamos: “Dios está siendo demasiado duro, no debería tratar así a las personas. ¿Cómo dice que es un Dios de amor y castiga así a sus criaturas?. El Dios que yo conozco no actúa así.” Tal vez el problema sea ese, no conoces realmente a Dios y no conoces su justicia y amor; pues si ves desde una perspectiva humana, finita y dolida por la situación, verás a un dios deforme; pero si ves desde la óptica de Dios mismo, te darás cuenta que su justicia es siempre basada en su carácter de amor y viceversa. ¿Vas a condenar a Dios sólo para justificarte? Tómate un café con Él y considera tus actitudes ante su obrar.

¿Te molesta la forma en que Dios obra?
¿Crees que tienes la razón por encima de lo que Dios dice?
¿Sueles justificarte?