Amistades por conveniencia, es lo que todos detestamos, que alguien sólo nos busque por obtener algo de nosotros. Pero es interesante que la razón maliciosa de Labán tenía un fundamento bueno: “Dios”.

Te imaginas que tu jefe te diga: “no me conviene despedirte porque Dios me bendice por tu causa”. Si no lo sabías, somos portadores de bendición porque somos contenedores del Espíritu de Dios. Somos portadores de Luz, somos hijos de Dios.

La gente debe desear estar a nuestro lado por esa razón. Lo triste es que algunos damos tan mal testimonio que los demás desacreditan la efectividad de la vida cristiana. Llénate cada día de la gloria de Dios para ser de bendición a los demás. Encuéntrate con Dios hoy.