Cada vez que comenzamos a hacer algo para Dios tenemos oposición, el apóstol Pedro se refiere a esto como: “no correr con ellos en el mismo desenfreno de disolución”.

Cuando marcas una diferencia con el mundo por lo general no te aceptan y tratan de intimidarte para que no lo sigas haciendo, a ellos les parece “cosa extraña” que no hagas lo mismo que ellos.

El punto está en no ser atemorizados sino en saber enfrentar la intimidación del mundo, pararse firme ante las acusaciones y críticas, aferrarse a Dios y dar pasos de fe; la vida cristiana no es una seguidillas de asistencias a la iglesia, sino una vivencia cotidiana con Jesús, acudir a Él cada día para obtener vida abundante, fuerza y paz.

Encuéntrate con Dios y tómate un café y fortalécete, no te dejes intimidar.

¿Con quién es tu mayor opositor?