Dios no te reclama por algo que no te haya advertido antes, sus bendiciones y ayes (castigos) son claros y predichos, es muy práctico y sencillo seguir sus indicaciones y entender sus advertencias; las consecuencia de nuestros hechos llegan irremediablemente y Dios dice: “pero no habéis obedecido”, quedamos sin excusas ante su presencia porque fuimos advertidos de qué nos ocurriría si le desobedecemos.

El centro de nuestra atención no debe estar en el castigo sino en la posibilidad de obedecer; la razón de nuestros males está en que no hemos obedecido, pero podemos obedecer aun y redireccionar nuestro camino. No persistas en lo que tus deseos te demandan sino considera las advertencias de Dios. Su amor trata de protegerte de las consecuencias nefastas del pecado. Tómate un café con Dios y pídele su guía.

¿Has considerado en cómo te conduces? ¿Tienes que re ordenar tu camino?