Qué bueno es contar con su sintonía. Gracias por estar junto a nosotros a través de las ondas de esta emisora amiga. Si hay algo que se ha distorsionado en el mundo, es el propósito del Dios para el sexo. En el estudio bíblico de hoy, David Logacho nos mostrará que otra característica de la vida auténticamente cristiana es un correcto enfoque del sexo.

En el año setenta y cuatro, la compañía encuestadora Daniel Yankelovich, Inc., consultó a tres mil quinientos jóvenes entre dieciséis y veinticinco años, con la finalidad de saber qué es lo que pensaban acerca de algunos asuntos importantes.

La encuesta indicó que solamente el treinta y uno por ciento estaban en contra del sexo prematrimonial. En una encuesta similar, en el año sesenta y nueve, cinco años antes, el cincuenta y dos por ciento de los jóvenes, entre las mismas edades, estaban en contra del sexo prematrimonial.

La misma tendencia se observó en lo que tiene que ver con el aborto. La encuesta en el año setenta y cuatro indicó que solamente el cuarenta y cinco por ciento estaban en contra, mientras que en el año sesenta y nueve, el cincuenta y ocho por ciento estaban en contra del aborto.

Lo propio ocurrió con el asunto de vivir una vida moralmente limpia. La encuesta cayó del setenta y uno por ciento a favor, al cincuenta y dos por ciento a favor, en solo cinco años.

¿Cuáles serían los resultados de la misma encuesta si se la realizara hoy mismo?.

Con razón que muchos han dicho que estamos viviendo como en los días previos al diluvio de Noé. Esta es la tendencia del mundo, pero los creyentes no somos del mundo, aunque temporalmente vivimos en el mundo.

Es importante por tanto tener un enfoque correcto y bíblico del papel del sexo en el ser humano.

Es otra de las características de la vida auténticamente cristiana. El sexo no es malo. El ser humano fue creado por Dios como un ente sexual. Fue Dios quien dio el sexo al ser humano. Lo dio con triple propósito.

En primer lugar para comunión íntima. Interesante que después de Dios creó al hombre y antes que Dios creara a la mujer, dice la Biblia que el hombre se encontraba solo, le faltaba su ayuda idónea. La mujer fue creada por Dios como ayuda idónea del hombre. La mujer es el complemento. Es con su mujer, con quien el hombre puede hallar comunión íntima, tanto espiritualmente como emocionalmente y físicamente.

Se cumple la palabra de Dios cuando en Génesis 2:24 dice: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.”

Observe que esta comunión íntima es entre un hombre y una mujer, no entre un hombre con un hombre o entre una mujer con una mujer. La homosexualidad no tiene lugar en los planes de Dios para la humanidad. Además, esta comunión íntima es entre un hombre y una mujer, no más de una.

Tampoco una mujer con más de un hombre. La poligamia no tiene lugar en los planes de Dios para la humanidad.

En segundo lugar, Dios dio el sexo al ser humano con el propósito de procrear. Una de las responsabilidades que Dios dio al hombre y a la mujer, después que fueron creados, es el multiplicarse sobre la faz de la tierra.

Génesis 1:28 dice: “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”

Fue para cumplir con este propósito que Dios dio el sexo al hombre y a la mujer. La forma de procreación natural, diseñada por Dios, es mediante la unión sexual entre un hombre y una mujer.

Génesis 4:1 dice: “Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón.”

Otro de los propósitos del sexo en el ser humano es entonces la procreación.

En tercer lugar, el propósito del sexo es placer. Hablando de su esposa, el esposo dijo lo siguiente, según Cantares 7:6-9 “¡Qué hermosa eres, y cuán suave, oh amor deleitoso! Tu estatura es semejante a la palmera, y tus pechos a los racimos. Yo dije: Subiré a la palmera, asiré sus ramas. Deja que tus pechos sean como racimos de vid, y el olor de tu boca como de manzanas, y tu paladar como el buen vino.”

En reciprocidad, la esposa dice lo siguiente sobre su esposo. Cantares 2:3-4 “Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes; bajo la sombra del deseado me senté, y su fruto fue dulce a mi paladar. Me llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre mí fue amor.”

Sin lugar a ninguna duda, el sexo fue dado por Dios al ser humano como un regalo para su deleite. Pero para el disfrute máximo, debe ser utilizado conforme al propósito para el cual fue dado. Entre dos personas, un hombre y una mujer, que previamente se han casado.

Cualquier otro uso del sexo fuera del propósito diseñado por Dios, es un mal uso del sexo.

Dentro de esto cae la masturbación, o el procurarse solitariamente el goce sensual, la pornografía, o el carácter obsceno de obras artísticas o literarias, la prostitución, la homosexualidad, el lesbianismo y la fornicación.

Todo mal uso del sexo tiene su consecuencia adversa. Muchas veces esas consecuencias son inmediatas, otras veces tardan algo, pero siempre existen consecuencias.

Considere por ejemplo el caso del rey David. El relato de su triste experiencia aparece en 2ª Samuel 11. Lo primero que notamos es que David decidió quedarse en su casa, sin hacer nada, en lugar de ocuparse en sus responsabilidades como rey de Israel. Un día, David se levantó de su cama al caer la tarde y comenzó a pasearse por el terrado de la casa real. Sus ojos se fijaron en una mujer hermosa que se estaba bañando.

Inmediatamente, David preguntó quien era esa mujer. La respuesta fue muy clara. Se llamaba Betsabé, era una mujer casada, su esposo era uno de los generales de David, llamado Urías. A pesar de ello, pudo más la sensualidad de David y envió por Betsabé y la tomó y durmió con ella. Como resultado, Betsabé concibió.

Cuando David lo supo, hizo de todo para esconder la terrible realidad. Cuando nada dio resultado, decidió prácticamente ordenar la muerte del esposo de Betsabé, para poder tomar a la viuda como esposa. Quizá por un poco de tiempo logró esconder su pecado. Pero nada escapa de la escrutadora mirada de Dios. David fue confrontado por el profeta Natán y toda su suciedad moral quedó al descubierto.

Como consecuencia de su pecado, murió el hijo que concibió con Betsabé, la espada nunca se apartó de su casa, y sus mujeres fueron violadas por su propio hijo Absalón.

Siempre serán tristes las consecuencias de hacer mal uso del sexo. El hombre casado que se las ingenia para engañar a su esposa sin que ella sepa, piensa que es astuto, un genio en arte de encubrir su inmoralidad.

Pero la Biblia tiene un calificativo para alguien así. Dice que es un hombre falto de entendimiento. Proverbios 6:32 dice: “Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; corrompe su alma el que tal hace.”

Ahora la gran pregunta es: ¿Qué podemos hacer para evitar caer en el pecado de usar mal el sexo? La clave está en huir. En algunas tentaciones es bueno quedarse y resistir firmes. Pero ante la tentación sexual, no debemos quedarnos y resistir, sino huir. El que huye vive, dice el refrán. La Biblia aconseja huir de las pasiones juveniles.

2ª Timoteo 2:22 dice: “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.” La Biblia aconseja también huir de la fornicación.

1ª Corintios 6:18 dice: “Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.”

Allí lo tiene. Si desea salir bien librado de las tentaciones de tipo sexual, lo único que puede hacer es huir. Eso fue justamente lo que hizo José cuando fue seducido por la esposa de Potifar.

Génesis 39:12 dice: “Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió.”

José perdió su ropa pero ganó la victoria sobre la tentación sexual. Lo propio nos corresponde hacer a nosotros si no queremos caer en la tentación sexual con sus trágicas consecuencias.

Huya de conversaciones impropias acerca del sexo.

Huya de bromas con doble sentido en el área sexual.

Huya de la pornografía, ya sea en obras literarias, como libros o revistas o en obras artísticas como películas o presentaciones teatrales.

Huya de las caricias antes del matrimonio.

Huya de lugares donde sabe que estará expuesto a tentaciones sexuales.

Huya de amigos o amigas cuya vestimenta o conducta es provocativa.

Una vez una joven llegó en lágrimas a su casa después de un día de clases en el colegio. Abrazándose a su madre desahogó su frustración en profundo llanto. Cuando por fin pudo articular palabra, dijo a su madre: Todas mis amigas de colegio se burlan de mí porque soy virgen. Ya no soporto más. La madre, muy sabiamente le dijo: No te sientas mal. Solo espera unos cinco años para que veas quien tiene la razón. Pasaron cinco años. Una de sus amigas se había divorciado. Otra tenía un bebé sin haberse casado. Otra vivía con el segundo hombre sin haberse casado. Otra vivía en un infierno con el hombre con quien se casó.

Vale la pena respetar lo que dice la Biblia acerca del sexo.

Resumiendo, diremos que Dios dio el sexo al ser humano como un regalo precioso para ser utilizado entre un hombre y una mujer que previamente se han casado, con el propósito de comunión íntima, procreación y placer. Este propósito ha sido totalmente distorsionado en el mundo de hoy. Por eso es que el mundo en general se ha entregado a pasiones vergonzosas. La vida auténticamente cristiana está caracterizada por un enfoque correcto acerca del sexo.

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