Desde Chile nos escribe un amable oyente para hacernos la siguiente consulta: La congregación a la cual asisto tiene el siguiente pensamiento en cuanto a la Trinidad: Sabemos que existe un único Dios según lo que se declara en toda la Santa Biblia. Sabemos que tanto el Padre es Dios, el Señor Jesús es Dios y el Espíritu Santo es Dios y que los tres son uno. Pero lo que no compartimos en cuanto al concepto de la Trinidad es darle la categoría de personas, porque si bien hay indicios de que así sea, no queda completamente claro esta afirmación. Además darle una categoría como primera, segunda y tercera persona a Dios no es lo correcto, ni por orden de aparición, ni por importancia, ni por historia, etc., porque de lo contrario estaríamos denigrando al Espíritu Santo a un tercer lugar de importancia y él es tan Dios como el hijo y el Padre. Por último establecer un concepto «Trinidad», cuya palabra ni siquiera es bíblica porque se estableció en el concilio de Nicea alrededor del año 325 D.C. y dejarlo como una doctrina no me parece lo más fiel a lo que dice la palabra. Pienso en lo particular que debería considerarse más fielmente lo que señala la Palabra de Dios, esto es: Que Dios es uno sólo, y que Dios es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, sin agregarle más términos que los que Dios estableció, es decir, sin apellidos ni conclusiones que podamos sacar los hombres. A nuestra Iglesia incluso la han llegado a considerar algunos hermanos trinitarios como una secta sólo porque no compartimos fielmente ese concepto establecido por Constantino. Por último sé que podemos estar equivocados en la apreciación, pero no contradecimos lo que la palabra señala y tampoco vamos más allá de lo que ella dice, solo nos mantenemos cautos al momento de darle un significado que está poco claro.

Gracias por su consulta, amable oyente. Son varios los asuntos que demandan especial atención. En primer lugar, hablando de la trinidad, Usted pone énfasis en que esta palabra ni siquiera es bíblica. Me imagino que se refiere al hecho que la palabra trinidad no aparece en la Biblia. Bueno, así es en realidad, pero el hecho que la palabra trinidad no esté en la Biblia, no significa que la doctrina de la trinidad aplicada a la deidad no sea bíblica. La palabra milenio tampoco está en la Biblia, pero eso no significa que la doctrina del milenio no sea bíblica. La palabra omnipresencia tampoco está en la Biblia, pero nadie se atrevería a afirmar que la doctrina de la omnipresencia aplicada a la deidad no sea bíblica. Lo mismo podríamos afirmar de palabras como omnisciencia y omnipotencia que no aparecen en la Biblia pero de ninguna podemos negar la doctrina de la omnisciencia y omnipotencia aplicadas a la deidad. Se ha usado la palabra trinidad, por no existir otra palabra que comunique lo que encierra esta vital doctrina. En segundo lugar, la doctrina de la trinidad no se estableció en el Concilio de Nicea en el año 325 DC como Usted afirma. El Concilio de Nicea en el 325 DC declaró que el Hijo es coesencial con el Padre, o que el Hijos es Dios, en tanto que en el Concilio de Constantinopla en el 381 DC sostuvo la deidad del Espíritu Santo. Con esto en mente, permítame citar algunos párrafos sobre la doctrina de la trinidad, del libro Fundamentos de Teología Bíblica, escrito por Emery H. Bancroft. La doctrina de la trinidad de Dios está bien declarada en el Credo de Anastasio, el cual dice: Adoramos a un Dios en trinidad y trinidad en unidad, sin confundir las personas ni dividir la sustancia. Por tanto, la trinidad es tres personas eternamente interconstituidas, interrelacionadas, interexistentes, y por tanto inseparables dentro de un ser y de una sustancia o esencia. En esta declaración se debe enfatizar el hecho de la unidad del ser. Esta verdad se opone al error del politeísmo, la doctrina de muchos dioses. No hay en la Escritura, particularmente en el Antiguo Testamento, verdad a la que se dé tanta prominencia como a la unidad de Dios. Por la unidad de Dios se quiere significar, no que posea una personalidad individual, sino una unidad de esencia y de ser como la única y sola deidad. Se debe notar que, mientras la unidad de Dios es una unidad real y verdadera, aun así es compuesta más que simple o individual. Aunque las Escrituras obligan a la creencia en la unidad del ser de Dios, admiten la tri-unidad de la personalidad dentro de ese ser, y en consecuencia la unidad de Dios se convierte en la verdad fundamental de la doctrina de la trinidad. En cuanto a trinidad de personalidad, aunque la Biblia enseña la unidad de Dios, que hay un Dios y solamente uno, también enseña que en la Deidad hay una distinción de personalidad que es triple: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esto no significa que las tres personas divinas son tres en el sentido en que son una, o que son una en el sentido en el cual son tres. La sola esencia divina indivisible, como un todo, existe eternamente como Padre y como Hijo y como Espíritu Santo; cada persona posee la esencia completa, y se constituye en una persona distinta por medio de ciertas propiedades no comunicables, no comunes entre ella y las otras. Las distinciones personales entre estas tres se ven por el uso de los pronombres personales: Yo, Tú, Él, la consulta entre ellos; y un orden distinto de operación. La palabra persona en su sentido trinitario no está completamente libre de objeción, pero parece que los escritores ortodoxos entienden que no hay una palabra mejor. La objeción es que no se puede usar en su sentido común, tal como se aplica para los seres humanos. Necesita modificación. Por ejemplo, persona, en el uso ordinario del término, quiere decir un ser distinto e independiente; así que una persona es un ser, y cien personas son cien seres. Pero en la Deidad hay tres personas, y un Ser. Es manifiesta la diferencia en las dos instancias. Para nosotros, las personas son individuos mutuamente excluyentes; pero las personas en la Deidad se incluyen mutuamente, hay una residencia mutua de cada una en las otras. En conclusión entonces, por trinidad de Dios se quiere decir que Él es uno en ser y sustancia, poseyendo tres distinciones personales que se nos revelan como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Hasta aquí lo que este autor dice sobre la doctrina de la trinidad, con lo cual concordamos plenamente. A juzgar por su consulta, noto que la gran dificultad para Usted es aceptar que en la unidad de la Deidad existen tres personas de la misma esencia, pero de diferente subsistencia, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, porque la palabra trinidad no sólo indica la cantidad de tres, sino que también implica la unidad de los tres. La subsistencia y operación de las tres personas del Ser Divino está marcadas por un seguro y definido orden. Hay un orden seguro en la trinidad ontológica. En subsistencia personal el Padre es primero; el Hijo segundo; y el Espíritu Santo, tercero. Difícilmente sería necesario decir que este orden no entraña ninguna prioridad de tiempo, o de dignidad o de esencia, sino solamente un orden lógico de derivación. El Padre ni es engendrado ni procede de ninguna de las otras personas, el Hijo es eternamente engendrado del Padre, esta relación se llama engendramiento, y el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo desde la eternidad, esta relación se llama procedencia. Generación y procedencia tienen lugar en el Ser Divino e implican una cierta subordinación como el modo de subsistencia personal; pero ninguna subordinación que tenga que ver con la posesión de la esencia divina. La trinidad es un misterio no precisamente en el sentido bíblico en que eso es una verdad que anteriormente estuvo escondida pero que ahora ha sido revelada; sino en el sentido que el hombre no puede comprenderla y hacerla inteligible. Es inteligible en algunas de sus relaciones y modos de manifestación; pero ininteligible en su naturaleza esencial. Los numerosos esfuerzos que se han hecho para explicar el misterio fueron especulativos más bien que teológicos. Invariablemente dieron por resultado el desarrollo de concepciones triteístas o modalistas de Dios, la negación de la unidad de la esencia divina, o de la realidad de las distinciones personales dentro de la esencia. La dificultad verdadera está en conocer la relación que personas de la Deidad conservan respecto a la esencia divina, y una para con la otra; y esta es una dificultad que la Iglesia no puede remover; sino únicamente tratar de reducir a sus debidas proporciones mediante una adecuada definición de términos. La Iglesia nunca ha tratado de explicar el misterio de la trinidad, únicamente trata de formular la doctrina respectiva, en tal forma que se eviten los errores en que se peligra. Respeto mucho lo que Usted afirma en su consulta en cuanto a su concepto sobre Dios, pero no puedo estar de acuerdo a la luz de lo que Dios ha revelado en su Palabra. Asignar a al emperador romano Constantino la formulación de la doctrina de la trinidad es hacer injusticia a la historia y a las Escrituras.

 

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