En la edición de hoy de Consultorio Bíblico daremos respuesta a las consultas de un amigo oyente de San Carlos, Venezuela. La primera dice así: Quiero que me explique el significado de Juan 8:50

Con mucho gusto amigo oyente. Vamos a dar lectura a este texto bíblico. Se encuentra en Juan 8:50. Dice así: “Pero yo no busco mi gloria; hay quien la busca, y juzga.” Estas palabras, amigo oyente, fueron dichas por el Señor Jesucristo a algunos fariseos que de una manera frontal y atrevida estaban deshonrando su nombre. Los fariseos acusaron a Jesús de ser mentiroso, de ser nacido de fornicación, de ser samaritano y por último, de estar endemoniado. Por esto Jesús, les dijo lo que aparece en Juan 8:49 donde leemos: “Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis.” Las enseñanzas de Jesús no eran de alguien que estaba poseído por un demonio sino de alguien que buscaba en todo momento honrar al Padre. Este era el verdadero motivo por el cual los fariseos estaban deshonrando a Jesús, no porque estaba loco sino porque estaba completamente entregado a los intereses de su Padre en el cielo. Es aquí cuando Jesús pronuncia las palabras que son materia de su consulta. Con esas palabras Jesús estaba reafirmando que su propósito jamás ha sido buscar la gloria o la admiración de los hombres. Poco antes, Jesús lo había declarado muy enfáticamente. Juan 5:41 dice: Gloria de los hombres no recibo.” Todo lo que hacía Jesús apuntaba a traer gloria o admiración hacia su Padre celestial. Esta actitud de Jesús tiene su recompensa. Jesús dijo que hay alguien que busca la gloria de él. Ese alguien es por supuesto el Padre celestial. Se cumple el dicho que Dios honra a los que le honran. Pero además de glorificar al Hijo, el Padre también juzga a todos aquellos que se atreven a deshonrar al Hijo. Es algo muy serio deshonrar o atacar a alguien a quien Dios honra. El juicio de Dios suele ser muy severo contra los que atacan algo que es apreciado por Dios. Esto es lo que enseña el versículo citado por Usted en su consulta. A manera de aplicación, aprendamos a responder correctamente a los que nos atacan. Jesús no se exaltó ni se defendió a sí mismo. Simplemente los puso en las manos de Dios. Dejó que Dios los juzgue. Por otro lado, Jesús estaba dedicado a buscar la gloria de su Padre. Por eso su Padre estaba presto a honrarle. Igual puede ser con nosotros. Todo lo que hacemos debe estar orientado a glorificar a Dios, no a glorificarnos a nosotros mismos. Como resultado, Dios mismo se encargará de recompensarnos con honra. No vale la pena hacer las cosas con la motivación de buscar la gloria o la honra o la admiración de los hombres. No seamos como los fariseos de la época de Jesús.

La segunda consulta de nuestro amigo oyente de San Carlos, Venezuela, dice así: Quiero que me explique el significado de Romanos 13:2

Lo haré con mucho gusto mi amigo. Leamos lo que dice este texto. Romanos 13:2 “De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten acarrean condenación para sí mismos.” Este versículo amigo oyente, es una ampliación del mandato expresado en el versículo inmediatamente anterior al que fue leído, Romanos 13:1 donde dice: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridades sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.” El mandato dado por Dios al creyente es someterse a las autoridades superiores. La palabra someterse significa tomar el lugar que a uno le corresponde. Como buenos creyentes debemos someternos a las autoridades que tenemos sobre nosotros, ya sea en nuestro hogar, en el lugar donde estudiamos, en el lugar donde trabajamos, en la iglesia y en el país. La razón para someterse es porque toda autoridad viene de Dios y es Dios quien pone a todas las personas en autoridad. ¿Querrá decir esto que todas las personas en autoridad deben ser creyentes? No necesariamente. La mayoría de las autoridades son incrédulas, pero aunque ellas no quieran reconocerlo o sinceramente lo ignoren, eso no cambia la realidad de que han sido establecidas por Dios. Es entonces cuando viene la ampliación de este mandato. ¿Qué pasa si alguien resiste a cualquier autoridad? El texto dice: Quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste. El rebelarse a una autoridad, no importa si esta autoridad es buena o mala, es lo mismo que rebelarse contra Dios. Quien resiste a una autoridad está diciendo a Dios: Te equivocaste al poner a tal persona en autoridad. ¿Quiénes nos creemos que somos para cuestionar a Dios? Es muy riesgoso rechazar a alguien en autoridad. Hoy en día hay un corriente de pensamiento entre el pueblo de Dios que alienta la rebelión contra las autoridades como medio para conseguir cambios políticos, sociales, económicos y aún religiosos. Pero, cuidado, esto va en contra de lo que Dios dice en su Palabra. Surge aquí la pregunta. ¿Y qué hago si una autoridad me pide hacer algo que va en contra de algo que ha dicho Dios en su Palabra? Pues, entonces, y solo entonces se aplica lo que dijo Pedro al Sumo Sacerdote en Hechos 5:29 “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.” Otro asunto, ¿Qué pasa cuando alguien voluntariamente resiste a una autoridad? Romanos 13:2 continúa diciendo: y los que resisten acarrean condenación para sí mismos. El rebelarse contra una autoridad, trae por un lado la disciplina de parte de Dios, y por otro lado la sanción que la autoridad impone al que se ha rebelado.

La tercera consulta del amigo oyente de San Carlos, Venezuela, dice así: ¿Qué son las estrellas que caerán sobre la tierra según Apocalipsis 6:13?

Vamos a dar lectura a este texto. Apocalipsis 6:13 dice: “y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento.” Este texto amigo oyente, es parte de la descripción de los juicios que derramará Dios sobre la tierra durante la tribulación. Específicamente describe parte de lo que sucederá cuando se abra el sexto sello. Básicamente habrá un gran terremoto, seguido por cambios radicales en el sol y la luna. El sol se pondrá negro como tela de cilicio, y la luna se volverá como sangre. Inmediatamente después ocurrirá lo que leímos en Apocalipsis 6:13. Las estrellas del cielo caerán sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Tomado literalmente, esto significaría que esos gigantescos cuerpos celestes, llamados estrellas, se desplomarán sobre la tierra. Desde un punto de vista práctico esto es imposible, porque aún una estrella pequeña puede ser de un tamaño varias veces mayor que el planeta tierra. Lo que pasa es que la palabra que se ha traducido en este texto como: estrella, es una palabra que se usa no solo para referirse a las estrellas sino a los cuerpos celestes en general, tales como cometas, planetas, asteroides, meteoritos, etc. De modo que la explicación más sencilla es que como parte de la convulsión en el firmamento, con el sol poniéndose negro como tela de cilicio y la luna como sangre, habrá también una lluvia de meteoritos cayendo sobre la tierra. Este fenómeno singular será comparable a la caída de higos maduros de una higuera cuando es sacudida por un fuerte viento. Todo es parte de la acción violenta de Dios para castigar a los moradores de la tierra por su incredulidad.

La cuarta consulta de hoy nos ha sido hecha por un amigo oyente de Quito, Ecuador. Dice así: ¿Por qué es que la Biblia no dice nada acerca de lo que hizo Jesús entre los doce años y los treinta años cuando comenzó su ministerio público?

El último evento de la niñez de Jesús, registrado en la Biblia, es aquel cuando Jesús fue a Jerusalén con sus padres y sin el conocimiento de ellos se quedó allí por tres días, cuando sus padres le hallaron, estaba en el templo sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. Para entonces Jesús tenía doce años. El siguiente evento registrado en la Biblia acerca de la vida de Jesús es su bautismo. Para entonces, Jesús era como de treinta años. Es decir que existe un vacío en el relato bíblico en cuanto a la vida de Jesús, entre los doce y los treinta años. Esto ha sido motivo para fabricar todo tipo de fantasías acerca de lo que Jesús habría hecho durante esos dieciocho años. Los creyentes no debemos prestar oído a estas fábulas. Pero persiste la inquietud. ¿Por qué es que la Biblia guarda silencio sobre lo que hizo Jesús entre los doce y los treinta años? La razón es porque cualquier cosa que Jesús haya hecho durante este tiempo, no tenía ninguna relevancia en cuanto al propósito de Jesús para venir a este mundo en forma humana. Recuerde que Jesús vino a cumplir con la voluntad de su Padre quien le envió. Cada cosa que hizo obedecía a un plan cuidadosamente trazado con anticipación. Muchos trataron de matar a Jesús durante su ministerio público, pero fracasaron en su intento porque todavía no había llegado el tiempo para que Jesús entregue su vida. Así que, todo lo que hizo Jesús entre los doce y los treinta años no fue relevante al propósito de su misión para venir a la tierra y por eso la Biblia no ha registrado lo que hizo. La Biblia relata únicamente los eventos de la vida de Jesús que son relevantes a su propósito redentor.

 

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