Desde Chile nos ha escrito un amigo oyente para hacernos la siguiente consulta: hemos sabido que los cristadelfianos son una secta anticristiana ¿que hay de eso?
Gracias amable oyente por su consulta. La información que voy a compartir con usted ha sido tomada de un sitio en Internet de los mismos Cristadelfianos. Se definen a ellos mismos como los que proclaman el pronto establecimiento del Reino de Dios en la tierra. Hasta aquí no hay ningún problema por cuanto todo genuino creyente debe proclamar el pronto establecimiento del Reino de Dios en la tierra, asumiendo por supuesto que esto se refiere al establecimiento del reino milenial del Señor Jesucristo en la tierra. Pero uno comienza a preocuparse cuando los Cristadelfianos señalan que no pueden tolerar las posiciones del Cristianismo tradicional en cuanto a algunas doctrinas importantes. Veamos pues como difieren las creencias de los Cristadelfianos con relación a lo que dice la Biblia. Primero, en lo que tiene que ver con la persona del Señor Jesucristo. En sus documentos afirman lo siguiente: Creemos que la Biblia muy claramente presenta que Jesús es un hombre como nosotros. El Hijo de Dios, pero no Dios mismo. La basta mayoría del mundo ‘Cristiano’ actual basa toda su fe en la idea que Jesús es Dios. Esto es falso, por las siguientes razones, y muchas más:
Dios es Uno. Puede haber solo un verdadero Dios. Es innegable que Jesús hacía referencia a Dios como persona aparte. Decir que ambos son Dios es entrar a territorio sumamente peligroso: todos sabemos la sentencia Bíblica a la multiplicación de dioses. Y decir que Jesús es Dios, por muchas vueltas que se le den, es politeísmo.
La mortalidad y la inmortalidad son características absolutas. No se puede ser las dos cosas. Dios es inmortal, y no puede morir. Jesús murió. Si se juega con esto, se perjudica la veracidad de toda la escritura.
Jesús siempre se muestra como sujeto a Dios: en poder, enseñanza y en la vida misma. Decir que son iguales simplemente no es Bíblicamente posible.
Pero en respuesta a esto, podemos decir que la Biblia enseña de una manera clara y enfática que el Señor Jesucristo es 100% Dios y a la vez 100% hombre. Hablando del Señor Jesucristo, el Verbo, note lo que dice Juan 1:1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
El verbo era Dios. Este verbo se hizo carne y jamás perdió su esencia divina. Esta es una verdad que rebasa la capacidad de comprensión del hombre, pero no por eso debemos desecharlo como han hecho los Cristadelfianos. En el Señor Jesucristo se funden las dos naturalezas, la humana y la divina. Como humano, el Señor Jesucristo se cansó, lloró, comió, durmió y todo lo demás. Como Dios, calmó una tempestad, resucitó muertos, manifestó su gloria y tantas otras cosas más. Desde hace siglos se ha tildado al cristianismo bíblico de politeísta por el hecho de aceptar el testimonio bíblico cuando afirma que el Padre es Dios, que el Hijo es Dios y que el Espíritu Santo es Dios, así que no es nuevo que los Cristadelfianos ataquen la doctrina de la trinidad, pero lo que voluntariamente quieren ignorar los detractores de la doctrina, de la trinidad es que el cristianismo bíblico no admite la existencia de una pluralidad de dioses sino de uno solo y verdadero Dios. Así que el Señor Jesucristo es totalmente Dios y totalmente hombre. La Biblia es drástica al condenar a los que niegan esta realidad. Observe lo que dice 2 Juan9-11 Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras.
Quien murió en la cruz del calvario no fue un mero hombre por más ilustre que sea sino Dios-hombre. Como hombre estaba en capacidad de morir por el hombre, como Dios su sacrificio es más que suficiente para salvar a todos los hombres.
Segundo, en cuanto a la persona de Dios, note lo que ellos creen:
creemos que el Dios de la Biblia es uno, el Padre (1 Cor. 8:6). Dios es único en el universo, y el que forma la luz y las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad’ (Is. 45:5-7). Rechazamos la idea que el ‘diablo’ sea un ángel que se haya rebelado contra Dios en su misma presencia, ante su trono. (…hágase tu voluntad en la tierra, así como en los cielos..Mt. 6) y que ahora lucha con Dios por control del mundo. De igual manera rechazamos la idea de un Dios de personalidades múltiples e independientes (la trinidad). Esta enseñanza no puede hallarse en la Biblia, sino torciendo pasajes que hablan de otras cosas. En respuesta a esto, podemos afirmar sin equivocarnos que la Biblia muestra que el Padre es Dios y es diferente del Hijo y del Espíritu Santo. Muestra que el Hijo es Dios y es diferente del Padre y del Espíritu Santo. Muestra que el Espíritu Santo es Dios diferente del Padre y del Hijo, y sin embargo no son tres dioses sino un solo Dios verdadero. Esto es algo que va más allá de la razón humana, pero no por eso vamos a rechazarlo, como han hecho los Cristadelfianos y tantas otras sectas más. Por otro lado, la Biblia provee de amplia evidencia para mostrar que Satanás era un ángel de elevado rango creado por Dios, con la capacidad de tomar sus propias decisiones. Sin embargo este ángel de elevado rango se sublevó contra Dios y cayó de su posición de excelencia. Isaías 14 y Ezequiel 28 hablan sobre esto. Hoy en día, Satanás es el príncipe de los demonios y está en contra de los planes y propósitos de Dios. 1Pedro 5:8 aconseja por tanto: Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.
Esto es algo que no se puede negar en cuanto a la persona de Satanás.
Tercero, en cuanto al estado de las personas después de la muerte, los Cristadelfianos creen que mientras espera su herencia, los que han muerto yacen en el sueño de la muerte, en total inconciencia. (Ps 146: 3-4, Ecl. 9:10). Pero la historia relatada por el Señor Jesucristo en Lucas 16 muestra que justo después de morir, el rico se encontró muy consciente en tormento en fuego y Lázaro se encontró muy consciente en un lugar de bendición.
Quinto, en cuanto a la muerte del Señor Jesucristo, los Cristadelfianos cometen un gravísimo error. Niegan que el Señor Jesucristo murió en lugar del pecador. Es decir que niegan la obra sustitutoria de Cristo, Cristo muriendo en lugar del pecador. Dicen que Cristo murió por nosotros, y para nosotros, pero no en nuestro lugar. Pues si Cristo hubiera muerto en nuestro lugar, el precio de nuestros pecados se habría pagado del todo, y no necesitaríamos el perdón de pecados.
Imagínese el caso de un hombre con una gran deuda, como la nuestra hacia Dios, por nuestros pecados. Para que se elimine esa deuda hay dos alternativas: O alguien le puede pagar en nuestro lugar, o la persona a quien se lo debemos la puede perdonar. El concepto tradicional Cristiano es que Jesús pagó la deuda por nosotros. Pero si este es el caso, Dios no tiene que perdonar nada, pues la deuda se ha cancelado! Lo que dicen los Cristadelfianos suena convincente, pero es falso. Niega muchísimos textos en los que la Biblia habla de que Cristo tomó el lugar del pecador cuando murió en la cruz del calvario. Uno de ellos es Romanos 5:8 donde dice: Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
La preposición “por” en este texto también se podría traducir “en lugar de” Cristo murió en lugar del pecador. Por amor, Cristo tomó el lugar del pecador para morir. La deuda del pecador quedó pagada en su totalidad, por eso el pecador que cree es salvo eternamente. El perdón que necesita el creyente después de ser salvo no es para no ser condenado eternamente sino para restaurar la comunión con el Padre, comunión que ha sido afectada por el pecado del creyente. A esto es a lo que apuntan textos como 1 Juan 1:8-9 donde dice: Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Los Cristadelfianos se niegan a reconocer este hecho.
Así que, a todas luces, los Cristadelfianos alegan defender la Biblia pero a la vez rechazan doctrinas fundamentales como la deidad de Jesucristo, la trinidad, la obra sustitutoria de Cristo, el estado de los muertos antes de la resurrección y otras cosas más.
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