Nos escribe un amable oyente desde el Valle de El Zamorano, Honduras, Centro América. Dice así. Jesús venció la muerte y resucitó y más tarde fue llevado al cielo. Esto sucedió porque Él fue justo. Mi pregunta es: Si Jesús es el único justo, y por eso fue llevado al cielo, entonces ¿qué podemos decir de Elías y Enoc, quienes no murieron y fueron llevados al cielo? ¿Será que hay tres justos? ¿Será que ellos nunca pecaron?
Gracias por su consulta. Estoy tratando de entender lo mejor que pueda su duda. Según Usted, el Señor Jesús debería ser el único que haya sido llevado al cielo, por cuanto él es el único justo, pero la Biblia dice que personas como Enoc y Elías también fueron llevadas al cielo, lo cual significaría que no es que hay un solo justo sino más de uno, tal vez tres. ¿Será que Enoc y Elías nunca pecaron? Bueno. Tal vez la duda puede originarse en textos bíblicos como Romanos 3:9-12 donde dice: ¿Qué, pues? Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado.
Como está escrito:
No hay justo, ni aun uno;
No hay quien entienda.
No hay quien busque a Dios.
Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
Pablo, el apóstol, autor humano del libro de Romanos, ha demostrado que tanto judíos como gentiles, todos están bajo pecado. Esto concuerda absolutamente con el testimonio de la palabra de Dios en varios pasajes del Antiguo Testamento en los cuales Dios declara que no hay justo ni aun uno. Pero esto, amable oyente, se refiere a la condición espiritual de todo ser humano, desde el mismo momento que es concebido, aún antes de nacer. Nadie, absolutamente nadie puede decir que ha nacido justo o que es justo, o que nunca ha hecho nada malo. Dios dice: No hay ni siquiera uno. Pero lo maravilloso de Dios es que Él puede transformar a hombres injustos en hombres justos. Para eso es necesario recibir por la fe al Señor Jesucristo como Salvador. Hablando de esto, Pablo dijo lo siguiente, según Romanos 5:19. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.
Esto significa amigo oyente, que no hay solo un justo, sino muchos más. Somos todos aquellos que hemos confiado en Cristo como nuestro Salvador y en consecuencia, hemos sido constituidos justos, por la fe en Él. En este punto sería bueno señalar que efectivamente, el Señor Jesús es el único Justo con mayúscula, si quiere, por cuanto él no fue concebido como cada uno de nosotros los humanos, fuimos concebidos y por tanto no llegó a este mundo con la mancha de pecado y tampoco cometió pecado alguno, ni siquiera en su pensamiento. Hablando del Señor Jesús note lo que dice 1 Juan 2:1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
Así que, el Señor Jesucristo es justo, pero como decía, habemos muchos otros que le hemos recibido como Salvador y hemos llegado a ser justos a los ojos de Dios. Como tales, gozamos de un privilegio sin igual. Según Efesios 1:4, los creyentes fuimos escogidos en Cristo antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él. Por ser justos, nos espera un destino maravilloso junto a Dios una vez que salgamos de este mundo. Enoc también fue hecho justo por su fe en Dios. Hablando de él, note lo que dice Génesis 5:24 Caminó, pues Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios. Enoc nació pecador, pero en algún momento fue hecho justo por la fe, y Dios le otorgó una bendición que no ha dado a todos, me refiero a ser llevado al cielo sin que pase por la muerte. Enoc es el prototipo de los creyentes que estarán vivos cuando ocurra el arrebatamiento, porque ellos también serán llevados al cielo sin haber experimentado la muerte física. Lo mismo podemos decir de Elías el profeta. Los dos anteceden a los muchos que serán llevados al cielo en el arrebatamiento sin haber experimentado la muerte física. El Señor Jesús fue ascendido a la gloria de su Padre, porque allí estuvo desde la eternidad pasada. Enoc y Elías fueron llevados al cielo, y todos los creyentes seremos llevados al cielo, no por haber estado allí desde la eternidad pasada, sino porque hemos sido hechos justos por haber confiado en la persona y obra del Señor Jesucristo, a quien hemos recibido como nuestro personal Salvador.
La segunda consulta nos llega desde Ecuador y dice así: ¿Podemos los cristianos recurrir a la atención médica de homeópatas cuando necesitamos de uno de ellos?
Gracias por su consulta. En cuanto a la Homeopatía, permítame compartir con Usted lo siguiente: Según el diccionario, la homeopatía es un sistema curativo que aplica a las enfermedades, en dosis mínimas, las mismas substancias que en mayores cantidades producirían al hombre sano síntomas iguales o parecidos a los que se trata de combatir.
Esta técnica ha probado ser efectiva para la curación de algunas enfermedades importantes.
El Diccionario Enciclopédico nos da la siguiente información sobre la homeopatía. El nacimiento de la homeopatía se atribuye a Hahnemann, pero ya Hipócrates en los siglos V y IV antes de Cristo afirmó que la enfermedad es causada por sustancias similares a ella, y es por éstas por las que el enfermo recupera la salud. En 1790, Hahnemann, experimentando con la quina en si mismo, sin estar enfermo, comprobó lo siguiente: La quina que elimina la fiebre, provoca en el sujeto sano las apariencias de la fiebre; había descubierto la primera de las tres leyes de la homeopatía.
La primera: la ley de la similitud, que conduce a una segunda ley, la de las dosis infinitesimales: Los medicamentos, administrados en dosis infinitesimales a un enfermo, son las mismas sustancias que, en dosis considerables, provocarían en un sujeto sano molestias idénticas a las que sufre el enfermo.
La segunda ley tiene un origen empírico: Hahnemann observó el poder creciente del medicamento al ser diluido: se preparan soluciones sucesivas al 1 por ciento, además la agitación del recipiente para producir la situación es capital.
La tercera ley se refiere al terreno mórbido. No hay enfermedades ni enfermos, sino un enfermo, global y fuertemente individualizado; si sufre, es porque su sistema de defensa es globalmente deficiente; conviene estimulárselo.
Si usted sufre de un problema de salud crónico, debe estar enterado que el tratamiento homeopático tomará tiempo y paciencia. Usted debe estar preparado para confiar a seis meses o más del tratamiento antes de que se resuelva el problema. También, un doctor homeopático puede sugerir cambios en dieta y forma de vida como parte del tratamiento. Si usted no puede confiar en esto, debe considerar otra forma de práctica médica.
Visto de esta manera, siendo una terapia curativa como cualquier otra existente, la homeopatía no tiene ningún conflicto con ningún principio bíblico. No está por demás, sin embargo, señalar que el enfermo que busca sanidad no debe poner su confianza en la homeopatía o en cualquier otro sistema curativo, sino en el Señor quien tiene el poder para sanar mediante cualquier sistema curativo o sin necesidad de ningún sistema curativo.
0 comentarios