Desde Cochabamba, Bolivia, nos escribe un amable oyente para hacernos la siguiente consulta: ¿Qué es la Conversión? ¿Cuándo se puede decir que uno esta convertido? Es decir ¿Qué es lo que tendría que ocurrir, o qué es lo que uno tendría que hacer, decir, creer, pensar, sentir, para decir con certeza: Me he CONVERTIDO?
Gracias amable oyente por su consulta. Su inquietud tiene que ver con la conversión. La palabra conversión aparece por una sola ocasión en la Biblia versión Reina-Valera. Está en Hechos 15:3 donde dice: Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos.
Cuando el texto habla de “ellos” se está refiriendo a Pablo y Bernabé quienes estaban de viaje hacia Jerusalén para participar en el primer Concilio de Jerusalén. En su viaje pasaron por Fenicia y Samaria compartiendo con los creyentes la conversión de los gentiles. La noticia causaba gran gozo a todos los hermanos. La palabra conversión es la traducción de la palabra griega “epistrofé” la cual proviene del verbo “epistréfo” que invariablemente se traduce como “convertir” en el Nuevo Testamento. Este verbo significa volverse hacia, está compuesto de la partícula epi que significa hacia y stréfo que significa volver. Volver hacia. La imagen que debería venir a nuestra mente al oír el verbo convertirse es de una persona que está marchando en determinada dirección y de pronto, se detiene en seco, gira 180 grados y comienza a caminar en la dirección opuesta. Un texto bíblico donde se puede apreciar con claridad el significado del verbo convertir es 1 Tesalonicenses 1:9 donde dice: porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,
Interesante el testimonio de los creyentes en Tesalónica por una buena parte de su vida estaban caminando acercándose a los ídolos y alejándose de Dios, pero cuando se convirtieron, dieron un giro de 180 grados y estaban caminando alejándose de los ídolos y acercándose a Dios. Se convirtieron de los ídolos a Dios. Convertir denota no un mero cambio de mente, sino que acentúa el hecho de que se ha establecido una nueva relación, que ha hecho que la vida activa se mueva en otra dirección. La conversión verdadera nace de un genuino arrepentimiento y desemboca en una vida de devoción a Dios. Es un cambio cuya raíz está en la obra de regeneración y que se efectúa en la vida consciente del pecador mediante el Espíritu de Dios; un cambio de pensamientos y opiniones, de anhelos y voliciones que envuelven la convicción de que la primera dirección de la vida era necia, equivocada, y trastornaba el curso entero de la vida. Hay dos lados de esta conversión, uno activo y otro pasivo. El primero es un acto de Dios por medio del cual Él mismo cambia el curso consciente de la vida del hombre, y el segundo viene siendo el resultado de aquel primer acto de Dios tal como se ve al ocurrir el cambio en la vida del hombre para volverse a Dios. En consecuencia debe darse una doble definición de la conversión. La conversión activa es aquel acto de Dios por medio del cual él hace que el pecador sea regenerado en su vida consciente, para volverse a Dios con arrepentimiento y fe. La conversión pasiva es el acto consciente del pecador regenerado por medio del cual él mediante la gracia divina se vuelve a Dios con arrepentimiento y fe. La conversión es parte integral de un todo que se llama experiencia de salvación. ¿Cuál es el orden lógico en la experiencia de salvación? Por supuesto que no hay una secuencia cronológica. Conversión, justificación, regeneración, unión con Cristo, y adopción, todos tienen lugar en el mismo instante. Solo la santificación es tanto un acto como un proceso. Son varios los textos bíblicos donde aparece un llamado a convertirse. Note por ejemplo lo que dijo el apóstol Pedro en su mensaje en Hechos 3. Leo el versículo 19: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,
La conversión consiste en ese volverse hacia Dios. Esto implica dos elementos importantes, el arrepentimiento y la fe. El hombre no puede por sí mismo volverse a Dios, ni tampoco arrepentirse, ni tampoco creer; lo único que puede hacer es rogar a Dios que en su gracia le haga volver a él. La Biblia contiene varios ejemplos en los cuales el hombre hizo justamente esto. Ponga atención a lo que dice Jeremías 31:18 Escuchando, he oído a Efraín que se lamentaba: Me azotaste, y fui castigado como novillo indómito; conviérteme, y seré convertido, porque tú eres Jehová mi Dios.
Cuando el hombre clama a Dios ser convertido, Dios mismo le dará verdadero arrepentimiento y fe. Hechos 11:18 dice: Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!
Este es el arrepentimiento que mediante la fe conduce a la conversión. Con todo esto en mente, uno puede decir que está convertido cuando ha oído el mensaje del evangelio, ha entendido que es un pecador condenado, ha entendido que por ser pecador merece castigo eterno en el infierno, ha entendido que el Señor Jesús recibió el castigo que uno merece por el pecado, de modo que uno pueda ser perdonado, ha entendido que para apropiarse de la obra del Señor Jesucristo en la cruz, es necesario recibirlo como Salvador y sobre la base de ese entendimiento deja que por fe actúe su voluntad recibiendo al Señor Jesucristo como único y suficiente Salvador personal. Esta decisión por fe se manifestará en dejar atrás todo lo que uno era hasta ese momento y comenzar una nueva vida con una nueva mente para conocer a Dios, un nuevo corazón para amar a Dios y una nueva voluntad para obedecer a Dios. Permítame leer 2 Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
La segunda consulta del amigo oyente de Cochabamba, Bolivia, dice así: ¿Qué significa “SER CRISTIANO”? ¿Qué se tiene que hacer o qué tiene que ocurrir para ser un verdadero Cristiano? ¿Cuál es la relación entre ser Convertido y ser Cristiano? ¿Cuándo se puede decir con certeza: Ahora SOY CRISTIANO? En última instancia ¿quién decide si uno es Cristiano o no? ¿quién o quiénes tienen la última palabra? Es decir ¿quién tendría la autoridad o discernimiento para decir si uno es Cristiano o no?
Gracias por su consulta, amable oyente. La palabra “cristiano” o “cristianos” aparece por tres ocasiones en el Nuevo Testamento. La primera vez es en Hechos 11:26 donde dice: Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.
Pablo y Bernabé estaban dedicados a evangelizar y enseñar a los creyentes que se congregaban en la iglesia local en la ciudad de Antioquía. Los creyentes estaban siendo discipulados. Fue a estos discípulos de Cristo a quienes se les llamó por primera vez cristianos. La palabra cristiano, es la traducción de la palabra griega “jristianós”, una palabra formada siguiendo el estilo romano para indicar a un seguidor de Cristo. Note que no fueron los creyentes quienes adoptaron este nombre para ellos mismos, sino que les fue dado por otros. La gente de la ciudad de Antioquía veía a los creyentes y distinguía en ellos algunos rasgos de la persona del Señor Jesucristo y por eso comenzaron a llamarles “cristianos” o seguidores de Cristo o pequeños Cristos. Un genuino cristiano es por tanto alguien que ha recibido por la fe a Cristo como su único y personal Salvador y está en proceso de crecimiento para asemejarse lo más posible a Cristo. Ser genuino cristiano no es cuestión de ser parte de alguna religión que tenga algo que ver con Cristo, cualquiera que sea. Ser genuino cristiano es cuestión de haber recibido por la fe a Cristo como Salvador y de estar creciendo en madurez espiritual hacia la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, como dice Pablo en el libro de Efesios. Un genuino cristiano es alguien en quien Dios ha hecho la obra completa de salvación, con todo lo que ello implica, el momento que la persona recibió a Cristo como Salvador. El ser humano no tiene potestad para declarar que alguien es o no cristiano. Dios es el único que puede hacerlo. Pero todo genuino cristiano va a manifestar por medio de sus obras que es un verdadero cristiano. Los seres humanos podemos tener indicios de que alguien es verdadero cristiano, al escuchar lo que esa persona confiesa y al mirar las obras que manifiesta, pero en último término solamente Dios y la propia persona pueden saber con certeza si es o no genuino cristiano.
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