Por medio del correo electrónico se ha comunicado con nosotros un amigo oyente para hacernos la siguiente consulta: ¿Qué dice la Biblia respecto a los profetas y apóstoles que existen hoy en día? Muchos predicadores no están de acuerdo, otros sí, y cada cual tiene su argumento con versículos.

Ciertamente es un tema controversial, pero no tendría que ser así porque la Biblia es clara en cuanto a esto. En cuanto al oficio de profeta, incluyendo la capacidad de predecir el futuro por revelación directa de Dios, este oficio cesó una vez que se terminó de escribir el Nuevo Testamento. Note lo que dice Apocalipsis 22:18-19 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro:  Si alguno añadiere a estas cosas,  Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro.

Rev 22:19  Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía,  Dios quitará su parte del libro de la vida,  y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.

La Biblia es la revelación de Dios al hombre. Esta revelación llegó a su fin una vez que se terminó de escribir el libro de Apocalipsis. Por eso es que el texto leído dice que no se debe añadir nada a lo que ya se ha revelado y no se debe quitar nada de lo que ya se ha revelado. Si alguien intenta hacerlo, quedará sujeto al castigo que consta en el pasaje bíblico leído. De manera que si hoy en día aparece alguien diciendo: Soy profeta y Dios me ha revelado tal o cual cosa, está afirmando que la Biblia como tal no está completa, porque le falta eso que supuestamente aquel profeta acaba de recibir por revelación directa de Dios, algo que va totalmente en contra del testimonio de la Biblia en cuanto a que es un libro cerrado. No se puede añadir nada ni quitar nada. Es verdad que algunos dicen: Yo soy profeta, pero no para predecir el futuro sino solamente para anunciar lo que ya ha sido profetizado en la Biblia. Bueno, si ese es el caso, entonces por qué no simplemente decir: Yo soy un mensajero de Dios o soy uno que proclama la palabra de Dios. Pero no lo hacen y prefieren que se les llame profetas porque piensan que ese título delante de su nombre les proporciona el prestigio que buscan con tanto afán. En cuanto al oficio de apóstol de Jesucristo, lo cual significa uno que ha sido enviado o comisionado directa y personalmente por el Señor Jesucristo, este oficio se extinguió con la muerte del último apóstol, el apóstol Juan. El oficio de apóstol de Jesucristo se limita a los doce, incluido Matías el que fue elegido en lugar de Judas Iscariote y a ellos se añade Pablo porque él también fue enviado o comisionado directa y personalmente por el Señor Jesucristo resucitado. Los requisitos para ocupar el oficio de apóstol de Jesucristo aparecen en Hechos 1:21-22 donde dice: Es necesario,  pues,  que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros,

Act 1:22  comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba,  uno sea hecho testigo con nosotros,  de su resurrección.

Para ser apóstol de Jesucristo era necesario haber estado entre el grupo de discípulos de Jesucristo desde el momento que comenzó su ministerio público con su bautismo por Juan el Bautista hasta su ascensión a la gloria de su Padre, pasando por los tres años de ministerio público, su pasión, su muerte y su resurrección. ¿Quién podría hoy en día afirmar que cumple con esta condición? Nadie por supuesto y por tanto hoy en día no puede haber nadie que se atribuya el oficio de apóstol de Jesucristo. También aquí, algunos dicen: Yo no soy apóstol de Jesucristo al igual que los doce más Pablo, sino solamente soy apóstol de determinada iglesia, por el hecho que tal o cual iglesia me ha enviado o comisionado para hacer la obra del Señor Jesucristo en algún lugar. No olvide que apóstol significa simplemente un enviado o comisionado. Bueno, siendo así, entonces por qué mejor no anteponer el nombre de misionero, u obrero, o siervo, pero no, prefieren anteponer el título de apóstol a su nombre porque piensan que eso les trae el prestigio que buscan con tanto anhelo. En el tiempo cuando el Señor Jesús estaba en la tierra, los fariseos se morían porque la gente les llame rabí, rabí. Un título muy respetable en su época. Pero note lo que dijo el Señor Jesús sobre esto. Se encuentra en Mateo 23:8-10 donde dice: Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí;  porque uno es vuestro Maestro,  el Cristo,  y todos vosotros sois hermanos.

Mat 23:9  Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra;  porque uno es vuestro Padre,  el que está en los cielos.

Mat 23:10  Ni seáis llamados maestros;  porque uno es vuestro Maestro,  el Cristo.

Todos vosotros sois hermanos, dice el Señor Jesús, no busquen por tanto que les llamen rabí, o padre, o maestro. Aplicando este principio hoy en día, nadie debería afanarse porque le llamen profeta, aun sin la capacidad de predicción del futuro, o apóstol, o su eminencia, o su santidad, o reverendo o títulos por el estilo. Esta es mi convicción, amigo oyente.

La segunda consulta del amigo oyente que hizo la consulta anterior dice así: He escuchado de la era pre-Adámica y no sé a qué se refiere. ¿Me puede ayudar?

Con mucho gusto amable. La era pre-adámica es la expresión que usan los que apoyan la teoría de la brecha para referirse a los bastos períodos de tiempo que supuestamente transcurrieron desde la creación del universo hasta el momento que Dios creó a Adán y lo puso en el huerto de Edén. La teoría de la brecha es la creencia según la cual existió un periodo de tal vez miles de millones de años entre el relato de Génesis 1:1 y Génesis 1:2. Se supone que durante este periodo de tiempo hubo vida en la tierra, inclusive seres humanos, pero por alguna razón que no se precisa esa creación toda fue destruida por Dios de modo que Dios tuvo que volver a crear todo lo que existe en la actualidad en la tierra, incluyendo al ser humano, lo cual se relata a partir de Génesis 1:2. Demás está decir que esto es una mera teoría que no puede ser demostrada por cuanto una interpretación gramático, histórica y literal del libro de Génesis demanda una única obra creativa de Dios que ocurrió en seis días de 24 horas.

La tercera consulta del amigo oyente dice así: ¿pueden dos creyentes divorciarse? Pregunto esto porque una pareja de creyentes está pensando hacerlo.

Dejemos que la Biblia responda esta inquietud. Primero en el Antiguo Testamento. Considere lo que dice Malaquías 2:16 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio,  y al que cubre de iniquidad su vestido,  dijo Jehová de los ejércitos.  Guardaos,  pues,  en vuestro espíritu,  y no seáis desleales.

Jehová, aborrece u odia el repudio o el divorcio. Quien lo hace cubre de iniquidad su vestido, o se viste de iniquidad. El divorcio no es jamás la voluntad de Dios bajo ninguna circunstancia. Segundo, en el Nuevo Testamento. Ponga atención a lo que dice 1 Corintios 7:10-11 Pero a los que están unidos en matrimonio,  mando,  no yo,  sino el Señor:  Que la mujer no se separe del marido;

1Co 7:11  y si se separa,  quédese sin casar,  o reconcíliese con su marido;  y que el marido no abandone a su mujer.

La voluntad de Dios siempre ha sido que los que se unen en matrimonio no se separen o no se divorcien. El Señor Jesús lo confirma con lo que dice Mateo 19:4-6 El,  respondiendo,  les dijo:  ¿No habéis leído que el que los hizo al principio,  varón y hembra los hizo,

Mat 19:5  y dijo:  Por esto el hombre dejará padre y madre,  y se unirá a su mujer,  y los dos serán una sola carne?

Mat 19:6  Así que no son ya más dos,  sino una sola carne;  por tanto,  lo que Dios juntó,  no lo separe el hombre.

Estas palabras deben grabarse con fuego en el corazón de todos: Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Esto es lo que dice la Biblia en cuanto al divorcio. Sin embargo, así como existe el pecado a pesar de que pecar no es la voluntad de Dios, también existe el divorcio a pesar que divorciarse no es la voluntad de Dios. En esta parte existe bastante controversia entre los intérpretes bíblicos. Algunos simplemente no admiten el divorcio por ninguna circunstancia. Otros llegan a la conclusión que la única causal válida para un divorcio, a pesar de no ser la voluntad de Dios, es la fornicación, fundamentándose en la respuesta del Señor Jesús a la pregunta de los fariseos en cuanto a ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? Note lo que dice Mateo 19:8-9 El les dijo:  Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres;  mas al principio no fue así.

Mat 19:9  Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer,  salvo por causa de fornicación,  y se casa con otra,  adultera;  y el que se casa con la repudiada,  adultera.

La voluntad de Dios es que nadie se divorcie, pero por la dureza del corazón del hombre, Moisés permitió el divorcio solamente en el caso de fornicación. Fornicación denota la persistente utilización del sexo fuera del matrimonio, no solamente un acto aislado de infidelidad matrimonial. De modo que en conclusión, el divorcio no es la voluntad de Dios para nadie, pero cuando una de las partes decide vivir en fornicación o en inmoralidad sexual, y se resiste a reconocer este pecado y apartarse del mismo, entonces y sólo entonces el divorcio es el menor de los males, a pesar de no ser la voluntad de Dios. Recomiendo que examine la evidencia bíblica y adopte su propia convicción al respecto, respetando las convicciones de los demás sobre este asunto.

 

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