La primera consulta de hoy nos llega desde Lima Perú y dice así: ¿Qué de cierto hay respecto al manto de Turín? ¿Es cierto que lleva en sí los restos de la sangre de Jesús? ¿Es cierto que hubo una secta, los raelianos, que intentó clonar a Jesús partiendo de la sangre del manto de Turín?
Gracias por su consulta amigo oyente. El manto o el sudario de Turín es uno de los muchos objetos que la Iglesia Católico Romana considera como reliquia. Se supone que el cuerpo del Señor Jesucristo fue envuelto en aquel manto cuando fue sepultado. Para nadie debe ser desconocido que desde hace siglos existe una encendida polémica entre los que defienden la autenticidad de esta reliquia y los que no están de acuerdo con eso. Los que niegan la autenticidad del manto de Turín afirman que en determinada época del cristianismo existían por lo menos 26 mantos o sudarios que alegaban ser “auténticos” entre comillas, diseminados en toda Europa. El de Turín era justamente uno de ellos. El Santo Sudario de Turín llamó la atención del público por primera vez en 1335 cuando fue exhibido en la Iglesia de Santa María, en Lirey, Francia. El Santo sudario de Turín había sido entregado a la Iglesia por un caballero francés, Geoffroy de Charny, quien aseguraba que lo adquirió en Constantinopla. El manto en cuestión pronto comenzó a ser objeto de controversia. Un informe presentado al Papa Clemente argumentaba que la imagen que aparece en el manto era una mera pintura y que estaba siendo falsamente exhibido como una reliquia verdadera con el fin de solicitar donaciones para la Iglesia. En consecuencia, el papa Clemente declaró al manto de Turín como fraude. Otra versión dice que, el mismo Papa declaró al manto de Turín como fraude cuando descubrió al artista que pintó la imagen en el manto. También se ha argumentado que el Santo Sudario de Turín no es consistente con las costumbres funerarias de la época que claramente incluían varias telas y un pequeño trozo facial. En 1435 el manto de Turín fue adquirido por la nieta de Charny, quien finalmente lo vendió al Duque de Savoy. Los Savoy lo exhibieron durante varias décadas, alegando que era el santo sudario que había cubierto a Cristo mientras yacía en el sepulcro. En 1532 el manto de Turín fue casi destruido a causa de un incendio. El manto de Turín todavía presenta marcas de quemadura producto de este incendio. En el siglo 20, los investigadores se batieron a duelo en torno a la autenticidad del manto. En 1982, un grupo llamado a sí mismo como Proyecto de Investigación del Santo Sudario de Turín, lo declaró genuino luego de estudiar muestras recogidas de la tela con una cinta adhesiva. Sin embargo, las pruebas de radiocarbono realizadas más tarde durante en la década del 80 establecieron que la fecha aproximada del sudario se situaba en el siglo 14, indicando que la reliquia era un engaño. No obstante los defensores del santo sudario argumentaron muchas razones para refutar la prueba de radiocarbono y así el debate se hizo más virulento y lo más probable es continúe siéndolo en el futuro. Esto es lo que aparece en el sitio de Internet, Mesiánicos.net acerca del famoso manto de Turín. En lo que a mí respecta, no me quita el sueño saber si el manto de Turín es auténtico o no, porque mi fe no descansa en objetos o reliquias de cualquier tipo, sin importar si estas reliquias son auténticas o falsas. Mi fe descansa en el testimonio infalible de la bendita palabra de Dios. Allí encuentro que mi Salvador, el Señor Jesucristo murió en una cruz, fue sepultado y venció la muerte resucitando al tercer día, y hoy está a la diestra de su Padre en la gloria celestial ofreciendo perdón de pecados a todo aquel que en él cree. Esto es todo lo que necesito saber y creer para ser salvo. El resto me tiene sin cuidado. En cuanto a los raelianos, quienes profesan que la vida fue creada en la tierra por extraterrestres a partir de ingeniería genética, efectivamente, han hecho algunos intentos de adquirir muestras de la supuesta sangre de Jesús en el manto de Turín, para tratar de producir un clon. El resultado vendría a ser un Jesús clonado. Lo repulsivo de la idea me libera de cualquier comentario adicional.
Desde Paraguay nos escribe un amigo oyente y nos dice así: Que el Señor bendiga su ministerio y que sigan anunciando la bendita palabra de Dios. Todas sus enseñanzas son de mucha edificación para mi vida y estoy seguro que también para todas las personas que escuchan su programa radial en todo el mundo. Tengo una consulta que quiero hacerles: En un periódico aquí en Paraguay apareció la siguiente publicación: Lea el Salmo 38 tres veces al día, durante tres días seguidos, publíquelo por la prensa el cuarto día que ha seguido estas instrucciones y verá lo que sucede. ¿Es esto bíblico? ¿No será una especie de superstición? Cuando leí esa publicación de prensa me sentí tentado a hacerlo, pero luego reflexioné y decidí que sería mejor buscar un consejo sabio. ¿Qué explicación bíblica podría darme al respecto? ¿Será correcto hacer lo que dice esa publicación de prensa? Gracias por su ayuda. Que Dios les bendiga.
Mucha gracias por sus amables comentarios sobre nuestro ministerio. Damos la honra y la gloria al Señor Jesucristo. El Salmo 38 es un salmo penitencial escrito por David. Es un lamento por los efectos del pecado en una persona. La primera parte, entre los versículos 1 al 8 describe los sufrimientos que resultan del pecado. En la segunda parte, entre los versículos 9 al 14 encontramos la soledad que rodea al pecador. En la tercera parte, entre los versículos 15 a 22 encontramos la confesión del pecado. Es muy posible que David haya escrito este salmo a raíz del pecado de adulterio que cometió con Betsabé. En ninguna parte de este salmo aparece algún indicio en cuanto a que si se lo lee tres veces al día, por tres días seguidos y al cuarto día se publica por la prensa que se lo ha hecho, se va a producir una buena sorpresa. Por supuesto que existe un gran beneficio espiritual por el hecho de leer con entendimiento la palabra de Dios, cualquier porción de ella, no necesariamente el Salmo 38, por supuesto que mientras más veces se lee una porción de la Biblia, cualquiera que sea, no necesariamente tres veces al día y por tres días seguidos, habrá mejor comprensión de la palabra de Dios, pero de allí a esperar gratas sorpresas de alguna índole si se publica por la prensa que se ha seguido el procedimiento recomendado, hay una distancia abismal. Lo que usted ha leído en ese artículo de prensa en Paraguay me suena a amuleto. Un amuleto es una figura, o una determinada acción, o una medalla u objeto portátil, a lo cual se atribuye virtud sobrenatural para alejar algún daño o peligro o para atraer la buena suerte. Por eso es que hay gente que jamás saldría con el pie izquierdo de la cama, jamás pasaría por debajo de una escalera, aunque en esto si puede haber algo de realidad por el peligro de que le caiga un albañil o un recipiente con pintura, o algo por el estilo, jamás saldría de la casa sin tener su rabo de conejo en el bolsillo, o la estampa de algún venerable difunto en la billetera, o jamás dejaría de poner una herradura en algún lugar visible de la casa. Se trata de amuletos para ahuyentar la mala suerte y atraer la buena suerte. Cuando se echa mano de algo que tenga que ver con la Biblia, se intenta dar una imagen de espiritualidad al amuleto, como justamente esto de leer una porción bíblica tres veces al día, por tres días seguidos y luego publicar por la prensa que se ha cumplido con esto. Pero ¿qué dice la Biblia sobre los amuletos? Bueno, para la Biblia, un amuleto es en esencia un ídolo, puede ser un objeto o una práctica, en la cual una persona depende para su bienestar, ya se trate de alejar los peligros o acercar la prosperidad. La persona que confía en los amuletos, ha dejado automáticamente de confiar en Dios y ha pasado a confiar en un ídolo, en su amuleto. Veamos qué es lo que dice Dios en la Biblia acerca de los ídolos. Leo en Isaías 44:12-20. El herrero toma la tenaza, trabaja en las ascuas, le da forma con los martillos, y trabaja en ello con la fuerza de su brazo; luego tiene hambre, y le faltan las fuerzas; no bebe agua, y se desmaya. El carpintero tiende la regla, lo señala con almagre, lo labra con los cepillos, le da figura con el compás, lo hace en forma de varón, a semejanza de hombre hermoso, para tenerlo en casa. Corta cedros, y toma ciprés y encina, que crecen entre los árboles del bosque; planta pino, que se críe con la lluvia. De él se sirve luego el hombre para quemar, y toma de ellos para calentarse; enciende también el horno, y cuece panes; hace además un dios, y lo adora; fabrica un ídolo, y se arrodilla delante de él. Parte del leño quema en el fuego; con parte de él come carne, prepara un asado, y se sacia; después se calienta, y dice: ¡Oh! me he calentado, he visto el fuego; y hace del sobrante un dios, un ídolo suyo; se postra delante de él, lo adora, y le ruega diciendo: Líbrame, porque mi Dios eres tú. No saben ni entienden; porque cerrados están sus ojos para no ver, y su corazón para no entender. No discurre para consigo, no tiene sentido ni entendimiento para decir: Parte de esto quemé en el fuego, y sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y la comí. ¿Haré del resto de él una abominación? ¿Me postraré delante de un tronco de árbol? De ceniza se alimenta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿No es pura mentira lo que tengo en mi mano derecha?
Cuando alguien se fabrica algo, o compra algo, o sigue determinado proceso, y confía en eso como si fuera Dios y depende de eso para su propio bienestar, se ha creado un ídolo y ha desplazado a Dios del lugar que solamente corresponde a Dios. De modo que amable oyente, bien ha hecho usted en no fabricarse su propio amuleto, me refiero a esto de leer tres veces el Salmo 38 por tres días seguidos y publicarlo por la prensa al cuarto día, para granjearse alguna buena sorpresa. Mejor conozca la palabra de Dios, confíe en Él y dependa de Él.
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