Desde la perla del Pacífico, la ciudad de Guayaquil, Ecuador, nos envía un correo electrónico una amiga oyente, quien escucha nuestra programación en HCJB-FM. Dice así su consulta: ¿Pueden los hijos, cuando cumplen 18 años, tomar sus propias decisiones aun cuando éstas estén en contra de la voluntad de sus padres?

Es muy grato saludarle amable oyente. Aprecio mucho la consulta que nos ha hecho. Cada país tiene sus propias normas o reglas en cuanto a lo que se considera como mayoría de edad. En algunos países, como Ecuador, la mayoría de edad se obtiene a los 18 años, en otros países puede ser a los 20 o a los 21. De modo que podríamos reformular su consulta en este sentido: ¿Pueden los hijos, cuando llegan a la mayoría de edad, tomar sus propias decisiones, aun cuando éstas estén en contra de la voluntad de sus padres? De entrada, debo señalar que: No. El fundamento bíblico para mi respuesta se halla en diversos pasajes bíblicos, de entre los cuales voy a leer aquel clásico que se encuentra en Efesios 6:1-3. La Biblia dice: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.” El plan de Dios para la familia en general, en lo que respecta a la relación de los hijos hacia los padres, es que los hijos obedezcan a sus padres. El verbo obedecer ha sido conjugado en tiempo presente y modo imperativo. Esto significa que en todo tiempo los hijos deben obedecer a los padres. Solamente existe una salvedad a este mandato. Es cuando los padres solicitan a sus hijos hacer algo expresamente prohibido en la Biblia. En este único caso, los hijos podrían decir a sus padres, como los apóstoles dijeron al Sanedrín: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. La razón para que los hijos obedezcan a sus padres, es simplemente porque Dios dice que esto es justo y eso debería ser más que suficiente para que los hijos respetuosos de Dios y su palabra lo pongan en práctica. Además de obedecer a los padres, los hijos deben honrar a sus padres. El verbo honrar no sólo significa respetar sino también sostener económicamente. Esto último se hace necesario cuando los padres llegan a ancianos y no pueden satisfacer por ellos mismos sus necesidades materiales. Honrar a los padres es el primer mandamiento con promesa. La promesa contempla calidad de vida, porque el texto dice: para que te vaya bien, y también contempla cantidad de vida, porque el texto dice: y seas de larga vida sobre la tierra. A la luz de las grandiosas promesas, lo más sensato es que los hijos obedezcan a sus padres. Ahora viene el meollo del asunto. El mandato ha sido claramente dirigido a los hijos. La pregunta sería: ¿Qué tenía en mente el apóstol Pablo cuando utilizó la palabra: hijos? ¿Serán hijos tiernos? ¿Serán hijos adolescentes? ¿Serán hijos jóvenes? ¿Serán hijos mayores de edad? La palabra griega que se ha traducido como “hijos” la palabra “teknon” significa simplemente descendiente, sin especificar la edad. Puede usarse para un recién nacido como para uno que ha alcanzado y sobrepasado la mayoría de edad. Por este motivo, la obediencia a los padres es un mandato para todos los hijos, independientemente de su edad, de su preparación académica, inclusive de su solvencia económica, siempre y cuando los hijos vivan bajo el mismo techo que los padres. Pero, ¿Qué sucede cuando los hijos abandonan el hogar paterno, ya sea porque se casan, o porque por determinada circunstancia se ven en la necesidad de abandonar el hogar paterno? Pues, entonces solamente en ese caso, los hijos ya no tienen la obligación de obedecer a sus padres y pueden tomar las decisiones por ellos mismos. Sin embargo, los hijos solteros mayores de edad que viven fuera del hogar paterno harían muy bien en dar mucha importancia a la opinión o al consejo de sus padres, aun cuando ya no estén viviendo con ellos. De modo que, amiga oyente, los hijos mayores de edad que viven bajo el mismo techo que sus padres están en obligación de obedecer a sus padres. Los padres no deberían tolerar que, con el pretexto de ser mayores de edad, los hijos que viven con ellos hagan lo que les venga en gana.

La segunda consulta es de un amable oyente de San José, Costa Rica. Dice que ha leído en el Antiguo Testamento que muchos personajes de renombre tuvieron más de una esposa y varias concubinas y aparece como algo natural y socialmente aceptable. Sobre esto tiene varias interrogantes. ¿Fue la poligamia algo que Dios aprobaba en el Antiguo Testamento? ¿Será que estaban viviendo en adulterio los personajes bíblicos que tuvieron más de una mujer, como Jacob, Elcana, David y Salomón? ¿Se transgredió el mandamiento de Éxodo 20:14? ¿Era aplicable sólo para los reyes o para todos los hombres el mandamiento de Deuteronomio 17:17? ¿Qué significa el termino “muchas” en Deuteronomio 17:17? ¿Podían tener los hombres más de una mujer o concubina simultáneamente? En Deuteronomio 22:28-29 ¿cómo se aplica al hombre que ya tenía una esposa? ¿Había algún castigo en el Antiguo Testamento para los hombres, sean o no reyes, que tenían más de una mujer?

Aprecio mucho su consulta amable oyente. Algo que siempre he admirado de la Biblia es que presenta a los hombres tal cual como son, sin esconder sus debilidades y sin exagerar sus virtudes. Tan contrario a las biografías de personajes importantes que exageran las virtudes y minimizan o ignoran sus debilidades. En cuanto al matrimonio, la Biblia lo presenta como una institución establecida por Dios, la cual es heterosexual, esto significa entre un hombre y una mujer, no entre dos hombres o entre dos mujeres como en la actualidad se va poniendo de moda en diversas partes del mundo. Además, el matrimonio es monógamo, esto significa un hombre con una mujer, o una mujer con un hombre. Que un hombre tenga más de una mujer o una mujer tenga más de un hombre es contrario a lo establecido por Dios para el matrimonio. Este modelo para el matrimonio está vigente desde que se instituyó el matrimonio en el huerto de Edén y estará vigente mientras haya humanidad en el mundo. Eso lo sabemos porque miles de años después de la institución del matrimonio, el Señor Jesús ratificó el mismo modelo que fue establecido en el huerto de Edén. Permítame leer lo que dijo Jesús, según Mateo 19:4-6 “Él respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.” ¿Cómo explicar entonces los casos de poligamia en muchos personajes importantes de la Biblia? Pues en todos y cada uno de los casos se trató de una desviación de lo establecido por Dios. Los que cayeron en este pecado tuvieron que vivir las consecuencias de ello. Tal es el caso de Salomón, quien en su vejez se unió a una cantidad de mujeres y esto hizo que se aleje de Dios y caiga tan bajo que se halló adorando a dioses paganos. Permítame leer lo que la Biblia dice sobre Salomón en 1 Reyes 11: 4-6 “Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David. Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre.” En todos los casos donde se ha violado el modelo de Dios para el matrimonio se han producido terribles consecuencias. Los casos de poligamia en la Biblia no han sido dados como ejemplos a seguir sino como ejemplos a evitar.

 

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