Desde Argentina nos escribe un amigo oyente y nos hace la siguiente consulta: Puede un hermano continuar siendo Pastor o Anciano, si tiene un hijo soltero, mayor de edad, viviendo bajo su mismo techo, el cual esta en rebeldía contra Dios a pesar de salvo, a pesar de haber egresado de un instituto Bíblico, y sin embargo tomó la decisión de dejar de congregarse y dejar de servir. ¿Qué pasaje me habla sobre esto?

Gracias por su consulta amable oyente. El pasaje bíblico que más directamente tiene que ver con el asunto planteado por Usted es Tito 1:6-9, en el cual, el apóstol Pablo establece los requisitos que deben cumplir los hermanos para que puedan ser reconocidos como ancianos o pastores. El requisito que nos interesa se encuentra en el versículo 6 donde dice: el que fuere irreprensible,  marido de una sola mujer,  y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía.

Irreprensible, habla de la integridad del anciano o pastor. Los ancianos o pastores no deben tener nada de que ser acusados. Marido de una sola mujer habla de la calidad moral en el área sexual del anciano o pastor. Pero el anciano o pastor no solamente debe ser sexualmente puro, sino que además debe tener un hogar bien establecido. A decir verdad, el hogar es como un espejo para evaluar la capacidad de liderazgo de un potencial anciano o pastor. Un hogar bien organizado, con su esposa en sumisión y sus hijos en obediencia, significa que el esposo, el padre de familia está ejerciendo un buen liderazgo y es muy factible que también ejerza un buen liderazgo en la iglesia, pero un hogar mal organizado, con una esposa rebelde, autoritaria, con hijos desobedientes que hacen lo que quieren, significa que el esposo no está ejerciendo liderazgo en ese hogar y por tanto tampoco podrá ejercer liderazgo en la iglesia. Note lo que dice 1 Timoteo 3:4-5 que gobierne bien su casa,  que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad

1Ti 3:5  (pues el que no sabe gobernar su propia casa,  ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);

Con esto en mente, permítame considerar con más detalles esa parte en Tito 1:6 que dice: “y que tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía” Cuando habla de hijos, utiliza la palabra griega teknon que significa principalmente niño, por lo cual algunos intérpretes lo entienden en el sentido de hijos menores que moran bajo el mismo techo de sus padres. Sin embargo, otros intérpretes lo entienden en el sentido de hijos independientemente de su edad, eso sí que moran bajo el mismo techo que sus padres. Cuando el texto habla de creyentes, usa el adjetivo “pistos” que se usa no sólo para hablar de creyentes en Cristo, sino también para hablar de alguien que es fiel. Es en este sentido que se usa el adjetivo en este texto, por cuanto el que los hijos lleguen a ser creyentes en Cristo no es algo que dependa de la voluntad de los padres sino que es algo entre Dios y cada persona en particular. Pablo entonces no está incluyendo como requisito para ser anciano o pastor el que los hijos sean salvos. Esto se confirma por lo que resta del texto. Es como si Pablo estuviera ampliando lo que tiene en mente cuando habló de hijos creyentes. Lo que significa es que los hijos del anciano o pastor no deben ser acusados de disolución ni de rebeldía. La capacidad de liderazgo de un padre debe manifestarse en que sus hijos, aún cuando no sean creyentes en Cristo, deben llevar una vida ordenada, en obediencia y sumisión a sus padres. Esto se confirma por lo que dice un pasaje bíblico paralelo. Me refiero a 1 Timoteo 3:4 donde dice:  que gobierne bien su casa,  que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad

Muy bien. Con todo esto en mente, es lamentable lo que ha pasado con aquel hijo de un anciano o pastor, mayor de edad, quien siendo creyente, y habiendo estudiado en un instituto bíblico, sin embargo se ha tornado rebelde contra Dios y ha dejado de congregarse y de servir al Señor. La gran pregunta es: ¿Descalifica esta conducta del hijo a su padre quien es anciano o pastor por cuanto los dos viven en la misma casa? La respuesta no es fácil, amable oyente. Para algunos, lo que está pasando con el hijo es prueba de que el padre fracasó en tener a su hijo en sujeción con toda honestidad y por tanto no podría ejercer el oficio de anciano o pastor. Para otros, por el hecho que el hijo es mayor de edad y dueño de sus propias decisiones, el padre ya no es responsable del comportamiento del hijo y por tanto cumple con el requisito para ejercer el oficio de anciano o pastor. En lo que a mí respecta, por el hecho que el hijo es creyente y se capacitó para servir al Señor y lo hizo por algún tiempo, me parece que el padre ejerció una influencia positiva sobre su hijo, y por tanto el padre no estaría incumpliendo el requisito de haber tenido a sus hijos en sujeción con toda honestidad. Bien puede ser que el hijo esté pasando por una crisis espiritual pasajera y con la ayuda de su padre en algún momento podrá salir de ella. Jamás debemos ser muy prestos para demandar de otros algo que nosotros mismos no estamos en capacidad de cumplir.

La segunda consulta para el programa de hoy es de un amigo oyente que no está de acuerdo con el uso del vocablo “inconverso” para referirse a los que todavía no han recibido a Cristo como su Salvador. Dice que este vocablo no está en la Biblia y que es ofensivo para los que todavía no son de Cristo. Nos pide nuestra opinión sobre este asunto.

Bueno, si alguna vez yo he usado el término “inconverso” para referirme a una persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, no ha sido con el ánimo de ofender a nadie. Ciertamente que la palabra “inconverso” no aparece en la Biblia en general, pero eso no necesariamente hace que esta palabra sea antibíblica. La palabra “trinidad” tampoco aparece en la Biblia, pero eso no hace que esta palabra sea antibíblica. El uso de la palabra “inconverso” para referirse a alguien que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, se origina en el uso de la palabra “conversión” para referirse al hecho de haber recibido a Cristo como Salvador. Note lo que dice Hechos 15:3  Ellos,  pues,  habiendo sido encaminados por la iglesia,  pasaron por Fenicia y Samaria,  contando la conversión de los gentiles;  y causaban gran gozo a todos los hermanos.

Pablo y Bernabé daban testimonio de la conversión de los gentiles y esto era motivo de gozo para los hermanos. Al recibir a Cristo como Salvador, los gentiles se habían convertido, eran los convertidos, por contraste, los gentiles que todavía no habían recibido a Cristo como Salvador, eran los no convertidos, y esta es la idea que comunica el vocablo “inconverso” Como verbo, “convertir” aparece en la Biblia para referirse a la acción de recibir a Cristo como Salvador. Entre las muchas ocurrencias, permítame citar 1 Tesalonicenses 1:9 donde leemos lo siguiente: porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis,  y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios,  para servir al Dios vivo y verdadero,

Al recibir a Cristo, los creyentes de Tesalónica se convirtieron de los ídolos a Dios. El verbo convertir es la traducción de varios verbos griegos que significan dar vuelta o volverse hacia atrás. Denota a una persona que camina en determinada dirección y de pronto se detiene, gira 180 grados y comienza a caminar en la dirección contraria. Esto es lo que en un sentido espiritual ocurre cuando alguien recibe a Cristo como Salvador. Hasta ese momento estaba alejándose de Dios y acercándose al pecado, pero gracias a la obra de Cristo en la cruz, cuando esta persona recibe a Cristo como su Salvador, es como si se hubiera detenido y hubiera girado 180 grados y ahora está acercándose a Dios y alejándose del pecado. Se trata de un cambio de dirección. Por eso Pablo da gracias a Dios porque los creyentes de Tesalónica se convirtieron de los ídolos a Dios. Antes estaban alejándose de Dios y acercándose a los ídolos. A raíz de recibir a Cristo estaban acercándose a Dios y alejándose de los ídolos. Las personas que han recibido a Cristo como Salvador se han convertido en este sentido y son los conversos, por contraste, las personas que todavía no han recibido a Cristo como Salvador, son los no conversos, o lo que es lo mismo, los inconversos. Cuando se lo mira así, el vocablo inconverso no tiene ningún sentido peyorativo u ofensivo, sino que simplemente denota una persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador. En todo caso, si el vocablo “inconverso” tiene una connotación negativa en algún lado, es mejor no usarlo y en su lugar usar otras palabras que aparecen en la Biblia para designar a las personas que todavía no reciben a Cristo como Salvador, como el término “incrédulo” por ejemplo.

 

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