Desde la ciudad de Ambato, en Ecuador nos ha escrito un amable oyente para hacernos la siguiente consulta: He escuchado con mucha atención los estudios bíblicos acerca de la mayordomía y dentro de ello, en manera especial, lo que tiene que ver con el endeudamiento. Mi pregunta es la siguiente, las sugerencias a no endeudarse aplican solamente a préstamos de consumo o se incluyen también los préstamos de inversión. Pregunto esto por cuanto hace algunos años, cuando yo tenía un buen trabajo y ganaba muy bien, hice un préstamo para comprar una propiedad que ni en ese momento, ni hasta ahora, me genera algún ingreso, pero espero que en el futuro sí lo hará. Sucede que hace poco me quedé sin trabajo y lo poco que gano realizando diversas actividades no me alcanza ni para cubrir mis gastos familiares, peor para continuar pagando la deuda. ¿Qué me sugieren que haga con este préstamo y con esa propiedad que adquirí con ese dinero?
Gracias por su consulta amable oyente. El tema del endeudamiento debe mirarse bajo la perspectiva de lo que dice la Biblia al respecto. En primer lugar, endeudarse no necesariamente es pecado. La Biblia, por ejemplo, ordena que si se presta dinero no se debe imponer usura, esto es, no se debe cobrar un interés por encima de lo que ha sido establecido. Éxodo 22:25 dice: Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura.
Este mandato asume entonces que alguien prestó dinero y alguien recibió dinero en calidad de préstamo. El prestamista no debe aprovechar del deudor, cobrando un interés excesivo, la usura. Y por su lado, el deudor debe pagar la deuda en el tiempo establecido. Esto es lo que está inmerso en textos como Romanos 13:7-8 donde dice: Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.
Así como peca el usurero, peca también el que debiendo pagar una deuda no paga. En segundo lugar, la Biblia enciende luces amarillas, luces de alerta, en cuando al endeudamiento. Aunque endeudarse no necesariamente es pecado, sin embargo es una condición que reviste muchos riesgos que son puntualizados por la Biblia. Permítame citar algunos textos en cuanto a esto. Por ejemplo, en Proverbios 22:7 dice que el que toma prestado se hace siervo del que presta. El rico se enseñorea de los pobres,
Y el que toma prestado es siervo del que presta.
Considere lo que dice Proverbios 17:18 El hombre falto de entendimiento presta fianzas,
Y sale por fiador en presencia de su amigo.
Salir por fiador ser refiere al que avala o garantiza a alguien en un préstamo. En algunos países se le conoce como el garante. Si el deudor falla en pagar, el que salió por fiador, o el garante, es quien debe asumir la deuda. Dios en Proverbios dice que el hombre que presta fianzas o sale por fiador es falto de entendimiento. Se trata entonces de luces de advertencia en cuando a endeudarse. El endeudamiento debería verse como algo extremo, como algo que se debe evitar lo más posible. Por eso es que la Biblia exhorta a librarse lo antes posible de las deudas. Esto es a lo que apunta Proverbios 6:1-5 donde dice: Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo,
Si has empeñado tu palabra a un extraño,
Te has enlazado con las palabras de tu boca,
Y has quedado preso en los dichos de tus labios.
Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate,
Ya que has caído en la mano de tu prójimo;
Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.
No des sueño a tus ojos,
Ni a tus párpados adormecimiento;
Escápate como gacela de la mano del cazador,
Y como ave de la mano del que arma lazos.
En esencia, así es como ve la Biblia el endeudamiento. Seguramente Ud. ya ha notado que la Biblia no hace diferencia si se trata de un endeudamiento de consumo, es decir para cubrir el gasto corriente, o si se trata de un endeudamiento de inversión, es decir para comenzar un negocio, o para adquirir algún bien inmueble, como es el caso suyo, amable oyente. Justamente uno de los problemas con en endeudamiento es que se asume que las condiciones que prevalecen el momento que se contrae la deuda van a ser las mismas mientras dure el tiempo que se debe pagar la deuda. Pero Dios nos advierte en cuanto a jactarnos del día de mañana. Santiago 4:13-17 dice: ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.
Aunque seguramente Ud. no lo pensó así, desgraciadamente esto es lo que le pasó. Claro, cuando se hizo de esa deuda para comprar esa propiedad, tenía un buen trabajo, ganaba bien, y asumió que eso se iba a mantener al menos por el tiempo que tenía que pagar la deuda, pero el tiempo ha pasado y ha perdido el trabajo y ya no tiene los mismos ingresos que antes y lo que ahora gana no le alcanza ni para satisfacer sus necesidades familiares básicas, peor para pagar las cuotas mensuales de su deuda. ¿Qué hacer en su caso? Bueno, mi consejo es que ponga el asunto ante Dios en oración. Si no oró antes de endeudarse, al menos hágalo ahora que está en problemas por esa deuda. Mientras ora con mucho fervor y perseverancia, diseñe algunos escenarios para arreglar el problema. Podría haber varias alternativas. Una de ellas sería vender el bien y con el producto de la venta pagar la deuda. Si esa fuera la voluntad de Dios, estoy seguro que Dios proveerá de un comprador que acepte pagar al menos lo que Ud. pagó cuando compró esa propiedad. No sería muy sabio vender la propiedad en mucho menos que lo que Ud. compró, porque esto sería una mala mayordomía de lo que pertenece al Señor. Otra alternativa sería vender no todo sino una parte de la propiedad y con eso continuar pagando la parte con la que se quede. Otra alternativa sería iniciar alguna actividad que genere ingresos suficientes como para atender sus necesidades familiares básicas y además permita continuar pagando el préstamo. Todo dependerá de lo que sea la voluntad del Señor. Me gustaría sugerir que evite de cualquier forma el endeudarse para pagar una deuda. Si lo hace, lo único que va a lograr es empeorar su situación porque ya no tendrá sólo una deuda sino dos con los consiguientes intereses de por medio. Nunca será sabio abrir un hueco para tapar otro. Cuidado con entrar a un círculo vicioso de endeudamiento. También le aconsejo que mantenga una comunicación muy fluida con la persona o el banco o lo que sea, quien le prestó el dinero, para que esté al tanto de todo lo que está pasando con Usted. Terminando ya, no permita que pase mucho tiempo en ese estado de morosidad. Un creyente moroso, es decir un creyente que no paga sus deudas a tiempo, es un mal ejemplo de creyente y esto afecta no sólo al creyente sino a Dios y a la iglesia. Que Dios le dé sabiduría para resolver esta situación.
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