Por medio de Internet se ha comunicado con nosotros un amigo oyente para hacernos la siguiente consulta: ¿Por qué son malos los celos si en el libro de Santiago dice que Dios tiene celos?
Gracias por su consulta amigo oyente. Efectivamente, Dios es celoso. Inclusive uno de sus nombres es Celoso, según lo que dice Éxodo 34:14 donde leemos: Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.
Además, en la Biblia encontramos que los celos son fruto de la carne, o de la naturaleza pecaminosa del hombre. Esto lo podemos notar en 1 Corintios 3:3 donde dice: porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?
¿Cómo explicar entonces que Dios es celoso, pero también los celos son el fruto de la carne? Pues permítame proponer esta explicación. La palabra celos tiene un significado bastante amplio. En un buen sentido, la palabra celo significa el impulso íntimo que promueve las buenas obras, como cuando decimos que alguien es celoso en su trabajo. Pablo era una persona así en lo que tenía que guardar dentro del judaísmo. Hechos 22:3 dice: Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros.
En el buen sentido también, la palabra celo significa un amor extremado y eficaz a la gloria de Dios y al bien de las almas. Pablo es un buen ejemplo de este tipo de celo. Observe lo que dice 2 Corintios 11:2 Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.
Pero la palabra celo se usa también en un mal sentido. Dentro de esto, celo significa la contrariedad que uno siente cuando cualquier afecto o bien que disfruta o pretende, llegue a ser alcanzado por otro. Este es el celo que proviene de la carne y por tanto es pecado. Este es el celo del cual Santiago habla en Santiago 3:14 y 16 donde dice: Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad;
Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.
En este mal sentido, la palabra celo significa también la sospecha, inquietud y recelo de que la persona amada haya mudado o mude su cariño poniéndolo en otro. Esta es una obra de la carne y es lo que por ejemplo siente un esposo hacia su esposa cuando ella no actúa con la debida compostura, o a veces sin motivo alguno. De modo que, amiga oyente, existe un celo bueno, es el que Dios experimenta y el que nosotros sus hijos también debemos tener por vivir en santidad, y existe un celo malo, que es obra de la carne o de la naturaleza pecaminosa del hombre.
Nos ha escrito un amigo oyente de Punta Arenas, Costa Rica, para hacernos varias consultas. La primera dice así: ¿Cuál es el segundo mandamiento del decálogo? ¿Por qué muchas iglesias no lo guardan?
El segundo mandamiento del decálogo se encuentra en Éxodo 20:4-6 donde dice: No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
Exo 20:5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
Exo 20:6 y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
El primer mandamiento del decálogo prohíbe tener dioses ajenos. El segundo mandamiento prohíbe adorar al único y verdadero Dios, por medio de cualquier cosa que lo represente o lo simbolice, como por ejemplo las imágenes. Las consecuencias de desobedecer este mandato son funestas. ¿Por qué muchas personas y muchas iglesias no se someten a este mandato? Pues por su incredulidad agravada por su ignorancia de lo que dice Dios en su Palabra, la Biblia. Las personas que se inclinan ante las imágenes dicen que lo hacen para honrar a Dios, pero no es así, están honrando a las imágenes mas no a Dios.
La segunda consulta de nuestro amigo oyente de Punta Arenas, Costa Rica dice así: ¿Qué pasó con el Antiguo Testamento a raíz de la muerte y resurrección de Cristo? ¿Fue reemplazado por el Nuevo Testamento?
Gracias por su consulta. El Antiguo Testamento narra primordialmente el trato de Dios con Israel, basado en el pacto dado a través de Moisés en el monte Sinaí, mientras el Nuevo Testamento describe el nuevo arreglo de Dios con los hombres a través de Cristo, basado en el nuevo pacto. Lucas 22:14-20 dice: Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles.
Luk 22:15 Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!
Luk 22:16 Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios.
Luk 22:17 Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros;
Luk 22:18 porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga.
Luk 22:19 Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.
Luk 22:20 De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.
El pacto antiguo reveló la santidad de Dios en la norma justa de la ley y prometió que vendría un Redentor, el nuevo pacto muestra la santidad de Dios en su Hijo justo. Así que el Nuevo Testamento contiene aquellos escritos que revelan el contenido de este nuevo pacto. El mensaje del Nuevo Testamento se centra en la persona que se dio para la remisión de pecados y las personas, o la iglesia, que han recibido su salvación. Así que el tema central del Nuevo Testamento es la salvación. Los Evangelios presentan al Salvador. El libro de Hechos describe la propagación de las buenas nuevas de su salvación por una gran parte del mundo mediterráneo del primer siglo después de Cristo. Las epístolas dan los detalles de las bendiciones de esa salvación, y el Apocalipsis da una visión anticipada de la culminación de la salvación. De modo que, amable oyente, el Antiguo Testamento es la preparación, el Nuevo Testamento es el cumplimiento. Tanto Antiguo como Nuevo Testamento contienen información vital para el bienestar espiritual de todo creyente. Hoy vivimos bajo un nuevo pacto, contenido en el Nuevo Testamento, pero esto de ninguna manera hace inservible lo que contiene el Antiguo Testamento donde se encuentra el antiguo pacto.
La tercera consulta del amigo oyente de Punta Arenas, Costa Rica dice lo siguiente: ¿Por qué mucha gente sigue comiendo carne de cerdo a pesar que Dios prohibió comer esta carne en el Antiguo Testamento?
Muchas gracias por su consulta. Efectivamente, el cerdo era considerado como animal ceremonialmente inmundo dentro de la ley de Moisés, porque no cumplía con los requisitos para ser considerado como animal ceremonialmente limpio. Levítico 11:7 dice: También el cerdo, porque tiene pezuñas, y es de pezuñas hendidas, pero no rumia, lo tendréis por inmundo.
Por este motivo los judíos no debían ni tocar la carne de este animal y si lo hacían quedaban inmundos hasta la noche. Muy bien. ¿Pero por qué es que ahora muchas personas no sólo tocan carne de cerdo sino que la comen? La razón es porque en la actualidad no estamos más bajo la ley de Moisés sino bajo la gracia. A nosotros se aplica pasajes bíblicos como el que tenemos en Colosenses 2:16-17 donde dice: Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo,
Col 2:17 todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.
Por estar bajo la gracia, los creyentes tenemos plena libertad de comer o no comer carne de cerdo y nadie tiene el derecho de juzgarnos si lo hacemos o no lo hacemos. Sin embargo, debemos tomar en cuenta los principios bíblicos para no herir a un hermano débil, conforme a lo que dice Romanos 14:1-3 donde leemos: Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones.
Rom 14:2 Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres.
Rom 14:3 El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido.
Que el Señor le otorgue discernimiento espiritual para no menospreciar ni juzgar al hermano que come carne de cerdo.
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