A través de Internet nos ha llegado la siguiente consulta: ¿Por qué las personas que profesan la religión Católico Romana, se persignan? ¿Cuál es la base bíblica de esta práctica y cómo se originó?

Gracias por su consulta amable oyente. Persignarse es signar o hacer la señal de la cruz, o santiguar. El verbo santiguar significa hacer la señal de la cruz con el dedo de la mano derecha desde la frente al pecho y desde el hombro izquierdo al derecho invocando la Santísima Trinidad. Esta práctica es parte de las diversas formas de adoración dentro del Catolicismo Romano. Otras prácticas son el uso de vestimentas especiales, los rituales elaborados, el uso de velas, el uso de incienso, el uso de agua bendita, los rezos, el uso profuso de crucifijos e imágenes, las genuflexiones y postrarse en el suelo, las procesiones, y algunas cosas más. Según el libro titulado: Catolicismo Romano a la Luz de las Escrituras, su autor dice lo siguiente en la página 223, acerca del signo de la cruz: Comenzó en el siglo tercero, como una forma de bendición, y se lo hace utilizando el dedo de la mano derecha para hacer el signo de la cruz en la frente y el pecho, repitiendo la frase: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. El signo de la cruz se usa profusamente en la adoración Católico Romana, por ejemplo, diez o más veces en cada Misa. Pero la Biblia no registra este acto de adoración y por tanto no tiene valor espiritual intrínseco. Hasta aquí lo que dice este autor. En manera general, a raíz de la muerte, resurrección y ascensión del Señor Jesucristo, ya no hace falta esa adoración vistosa, llena de ritos exquisitamente elaborados, propios del Antiguo Testamento. Hoy en día la adoración que agrada a Dios es aquella que aparece en Juan 4:21-24 donde dice lo siguiente: Jesús le dijo:  Mujer,  créeme,  que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.  Vosotros adoráis lo que no sabéis;  nosotros adoramos lo que sabemos;  porque la salvación viene de los judíos.  Mas la hora viene,  y ahora es,  cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad;  porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.  Dios es Espíritu;  y los que le adoran,  en espíritu y en verdad es necesario que adoren.

La adoración que agrada a Dios es aquella que se hace en espíritu y en verdad. Para este tipo de adoración, no hace falta templos fastuosos, ni vestuarios especiales, ni ritos elaborados.

La siguiente consulta también nos llegado a través de Internet. Dice así: Mi inquietud es saber si la brujería ejerce efecto sobre un creyente. Desde hace algún tiempo se percibe en mi departamento olores extraños, como a azufre, la salud de mi esposa ha decaído mucho, también ha decaído nuestra situación económica y especialmente en mi esposa se ha presentado un desánimo total en el área espiritual. Mi esposa ha visitado a una hermana en la fe, quien le ha dicho que lo que está pasando con nosotros es porque nos han hecho brujería. De aquí nace mi inquietud.

Agradezco mucho por su consulta amable oyente. La brujería pertenece al mundo del ocultismo controlado por Satanás. Según la Biblia, la brujería tiene que ver con personas que emplean fórmulas mágicas, o encantamientos, para obtener poderes provenientes del mundo invisible. El vínculo estrecho entre la brujería y Satanás motivó a Dios a exhortar a su pueblo escogido que se aparte de la brujería o hechicería. Note lo que dice Deuteronomio 18:10-12. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego,  ni quien practique adivinación,  ni agorero,  ni sortílego,  ni hechicero,  ni encantador,  ni adivino,  ni mago,  ni quien consulte a los muertos.  Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas,  y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti.

Observe que entre las costumbres de la gente impía que originalmente habitaba en la tierra que Dios concedió a su pueblo Israel, está justamente la hechicería, o la brujería. Así que, en cuanto a la brujería, el creyente debe proceder con la mayor cautela. Nunca debe relacionarse con ninguna forma de lo que se llama magia, que pretenda conceder poderes especiales mediante algún don síquico especial. La fe bíblica se fundamenta en la confianza en Dios y se expresa aceptando la voluntad de Dios como guía en todo aspecto de la vida. Cada seguidor de Cristo debe ser muy cuidadoso con la manifestación de poderes sobrenaturales. Sabemos que como hijos de Dios debemos andar por fe, no por vista, como afirma 2 Corintios 5:7 y que la fe que agrada a Dios es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve, conforme a Hebreos 11:1. Satanás hará todo lo posible para engañar a los creyentes, pero Satanás no puede dañar al creyente que acepta y cumple la instrucción bíblica, mantiene espíritu y costumbre de oración, se mantiene sumiso a Dios y resiste al diablo. El creyente que confía en Dios y obedece su palabra debe evitar toda relación con cualquier práctica del ocultismo, especialmente lo tocante a la adivinación, o a alguna ayuda milagrosa, entre comillas, para resolver los problemas apremiantes de su vida. En lugar de esto, el creyente debe estudiar cuidadosamente la enseñanza de todo pretendido intérprete de las doctrinas bíblicas, rechazando el ofrecimiento de beneficios prometidos por los practicantes del ocultismo. Aunque el creyente en Cristo tiene la seguridad de Salvación, no debe caer en la arrogancia ni la confianza en sí mismo. Es bien sabido que Satanás y sus demonios son enemigos poderosos. El apóstol Pablo declaró lo que tenemos en Efesios 6:12 en donde leemos lo siguiente: Porque no tenemos lucha contra sangre y carne,  sino contra principados,  contra potestades,  contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo,  contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

Pero tampoco el creyente debe adoptar una actitud de derrota ante este poderoso enemigo. Dios capacita al creyente para vivir gozosamente en victoria sobre Satanás y todas sus fuerzas malignas. Note lo que nos dice Santiago 4:7  Someteos,  pues,  a Dios;  resistid al diablo,  y huirá de vosotros.

El Espíritu Santo nos controla y guarda en la misma medida que nosotros nos entregamos a Dios, y nos fortalece para resistir con éxito a Satanás y sus demonios. Además Dios nos ha equipado con una armadura completa para defendernos de los ataques satánicos y así hacer práctica nuestra victoria sobre el reino del maligno. El apóstol Pablo detalla esto en la figura del soldado con el armamento completo de su época. Efesios 6:13-17 dice: Por tanto,  tomad toda la armadura de Dios,  para que podáis resistir en el día malo,  y habiendo acabado todo,  estar firmes.  Estad,  pues,  firmes,  ceñidos vuestros lomos con la verdad,  y vestidos con la coraza de justicia,  y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.  Sobre todo,  tomad el escudo de la fe,  con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.  Y tomad el yelmo de la salvación,  y la espada del Espíritu,  que es la palabra de Dios;

Con una protección de esta naturaleza, el creyente debe sentirse total y absolutamente seguro ante cualquier ataque de Satanás y sus demonios. Por esto encontramos textos como 1 Juan 5:18 donde dice lo siguiente: Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios,  no practica el pecado,  pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda,  y el maligno no le toca.

Muy bien. Ahora apliquemos todo esto a la situación que usted y su esposa están enfrentando. Yo no hallo explicación a ese olor a azufre que según usted ha inundado el departamento en el cual viven. En la Biblia yo no he encontrado que Satanás o sus demonios delaten su presencia por medio de arrojar nubes de gases de azufre. La Biblia habla de que en el futuro, durante la tribulación, en el juicio de la sexta trompeta, hará su aparición un ejército de 200 millones de jinetes. Estos jinetes tendrán corazas de fuego, de zafiro y de azufre. Las cabezas de los caballos serán como cabezas de leones; y de su boca, saldrá fuego, humo y azufre. Pero note que es de estos caballos con cabeza de león que sale el fuego, humo y azufre, no de Satanás ni de sus demonios. Algún día Satanás va a ser arrojado al lago de fuego que arde con azufre, pero por ahora Satanás no se manifiesta como un ser espantoso rodeado de una nube de azufre sino como un ángel de luz. Los problemas de salud de su esposa, y los problemas económicos, perfectamente podrían ser pruebas enviadas por Dios o tal vez consecuencias de algunas malas decisiones que como creyentes han tomado. La debilidad espiritual en su esposa podría perfectamente estar relacionada con algún pecado no confesado. Todo esto para hacerle reflexionar en el hecho que, si usted y su esposa son fieles creyentes, no hay razón para atribuir a la brujería lo que les está pasando. Los creyentes estamos protegidos por Dios, somos templo del Espíritu Santo, tenemos a nuestra disposición una efectiva armadura espiritual en contra de los ataques del maligno, y por tanto no debemos tener temor de ser dañados por Satanás y sus aliados, los brujos. Le recomiendo amigo oyente que se fortalezca en el Señor que madure espiritualmente. Así sometido a Dios, podrá resistir al diablo y el diablo huirá de usted.

 

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