Reciba cordiales saludos amiga, amigo oyente y la bienvenida a nuestro Consultorio Bíblico. En instantes más estará con nosotros David Logacho para dar respuesta a las consultas que nos han hecho llegar nuestros amables oyentes. Y no olvide que este mes está de oferta gratuita el librito titulado Inspiración Diaria Vol. 1, escrito por el Pastor Miguel Mesías. En este librito, Usted encontrará una meditación corta para cada día, desde Enero 1 hasta Junio 30, la cual le será de gran ayuda en su tiempo devocional personal. Solicite hoy mismo su ejemplar mediante una llamada telefónica o un fax a cualquiera de los siguientes números: 475564 o 472292, ambos en Quito, Ecuador. Para pedidos por correo, escriba una carta a La Biblia Dice… casilla 1701-3715 Quito, Ecuador. En su carta indique su nombre completo, su dirección postal y el nombre de la emisora por la cual escucha este programa. Para pedidos por Internet, visite nuestro web site en la siguiente dirección:  HYPERLINK «http://www.labibliadice.org» www.labibliadice.org

Las consultas para el programa de hoy nos han sido hechas por un amigo oyente, a través de Internet. La primera dice así: con relación a la Epístola de Pablo a los Romanos, es obvio que tanto su título como su contenido indican que fue escrita por el Apóstol Pablo, sin embargo Romanos 16:22 dice que el escritor de la Epístola es un individuo llamado Tercio. ¿Puede explicarme esta aparente contradicción?

Con mucho gusto amigo oyente. Como Usted bien señala, la paternidad literaria de la Epístola a los Romanos corresponde al Apóstol Pablo, sin la menor sombra de duda. Esto lo podemos apreciar en el título de la Epístola según aparece en la versión Reina Valera y también en varios versículos de la Epístola, como los versículos 1 y 7 donde dice: “Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.” Además, el tenor de la Epístola es totalmente Paulino. Dicho esto, pasemos a considerar el texto que aparece en Romanos 16:22 donde dice: “Yo Tercio, que escribí la epístola, os saludo en el Señor” Recuerde que no existe la menor duda en cuanto a que el apóstol Pablo es el autor de la carta. ¿Cómo debemos entonces entender la aseveración de Tercio en el sentido que fue él quien escribió la carta? La manera de entender amigo oyente, es en el sentido que Tercio fue simplemente el amanuense quien dibujó las letras, pero que el dueño del pensamiento y las palabras fue el apóstol Pablo. En otras palabras, el apóstol Pablo dictó la carta a Tercio, quien la registró en forma escrita. Una pregunta que podría hacerse es ¿Por qué Pablo tuvo que recurrir a la ayuda de un amanuense para escribir la carta a los Romanos? La razón más probable es porque Pablo sufría de problemas visuales. Un poco antes de la carta a los Romanos, Pablo escribió la carta a los Gálatas y observe lo que dice en Gálatas 6:11 “Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano” Parece que Pablo tomó la pluma de escribano y dibujó letras grandes, bien sea para acentuar lo que quería decir, o bien sea porque tenía un problema visual y difícilmente podía dibujar letras normales. Muchos intérpretes bíblicos se inclinan por esto último. Bien podría ser entonces que debido a sus problemas con la vista, Pablo haya tenido que recurrir a un amanuense para escribir la epístola a los Romanos.

La segunda consulta de nuestro amigo oyente es la siguiente: Por lo que dice Romanos 3:10, no hay justo ni aun uno, pero Santiago 5:16 dice que la oración eficaz del justo puede mucho. ¿Hay o no hay justos?

Pongámoslo de esta manera amigo oyente. Justos por sus propios méritos, no existe ninguno. Pero justos por los méritos de Cristo existimos muchos. Me incluyo yo dentro de ellos. Permítame demostrarlo bíblicamente. Dios mira el carácter o la naturaleza propia del ser humano y ponga atención a la evaluación que hace de él. Romanos 3:10-18 dice: “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos.” Bueno, no puede haber descripción más precisa del carácter o la naturaleza propia del ser humano. Por eso es que Romanos 3:23 concluye diciendo lo siguiente: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” El hombre ha tratado de arreglar este problema por sus propios medios. Lo ha intentado a través de cumplir con ritos religiosos por ejemplo. Otros lo han intentado por medio de hacer buenas obras. Pero note el veredicto de Dios sobre el esfuerzo del hombre para hacerse justo por sus propios medios. Romanos 3:20 en su primera parte dice: “ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él” Es imposible que el hombre pueda hacerse justo por sus propias obras. Pero lo que es imposible para el hombre, es muy posible para Dios. Así es amigo oyente. Dios puede declarar justo a un hombre que por naturaleza es injusto. Esto es lo que los teólogos llaman la justificación. Es la obra de Dios por la cual Dios declara justo a un hombre que por fe ha recibido a Cristo como Salvador. Todo es cuestión de fe, mas no de obras. Romanos 3:21-22 dice: “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él.” ¿Ha recibido Usted a Cristo Jesús como su Salvador personal? Entonces Usted ha sido justificado por Dios, o Usted ha sido declarado justo por Dios. Puede ser que en la práctica Usted diste mucho de ser totalmente justo, pero a los ojos de Dios, por la fe, Usted es justo. No por sus méritos sino por los méritos de Cristo, su Salvador. Por esto dijimos al inicio de la respuesta a su consulta, que en verdad no existe un solo justo, por sus propios méritos, pero existimos muchos justos por los méritos de Cristo. Es a estos justos por los méritos de Cristo, a quienes se refiere Santiago en su libro, cuando en el capítulo 5 versículo 16 dice: La oración eficaz del justo puede mucho.

La tercera consulta de nuestro amigo oyente dice lo siguiente: En Romanos 4:5 dice que Dios justifica al impío, pero Proverbios 17:15 dice que el que justifica al impío es abominación a Jehová. ¿Cómo puede ser esto?

Interesante su consulta. Comencemos por dar lectura al texto que se encuentra en Proverbios 17:15 donde dice: “El que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación a Jehová” Para entender lo que este proverbio dice es necesario pensar en un juez injusto. ¿Qué es lo que hace injusto a un juez? Pues absolver al culpable, o al impío y condenar al inocente o al justo. Ambas cosas son abominación a Jehová. En la versión Dios habla hoy, leemos este proverbio de la siguiente manera: “Perdonar al culpable y condenar al inocente son dos cosas que no soporta el Señor” ¿Ve Usted el asunto? Ahora vamos a la otra cita mencionada por Usted. Se encuentra en Romanos 4:5 pero para incluir el contexto, leamos desde el versículo 1 hasta el versículo 8, donde dice: “¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.” Como bien podrá Usted notar aquí, Dios no está absolviendo a un culpable así como lo haría un juez corrupto. Lo que está pasando es que Dios esta viendo el corazón de un culpable y allí en ese corazón existe fe para reconocer que Cristo recibió en la cruz el castigo que ese pecador culpable merecía por su pecado. Por esta fe, Dios perdona a ese pecador. La Biblia por tanto declara: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas. Así es como Dios justifica al impío que cree en Cristo como su Salvador. No es que Dios se hace de la vista gorda para dejar pasar el pecado del impío. Dios tuvo que pagar con la vida de su Hijo unigénito, para poder perdonar los pecados del hombre y de esa manera justificar al impío. ¿Ve Usted la diferencia?

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *