Nos ha escrito un amable oyente desde Estado Carabobo, Venezuela. Escucha nuestra programación en la emisora Buenos Aires FM. Nos agradece por nuestra programación porque dice que es una enorme bendición en su vida. Nos comparte que nuestros estudios bíblicos le acercan cada vez más al conocimiento del Salvador, el Señor Jesucristo. Luego hace dos consultas. La primera dice así: Pertenezco al grupo de alabanza y adoración de mi iglesia y he notado que cuando estamos alabando a Dios, el Espíritu de Dios se manifiesta en la mayoría de los hermanos, pero hay hermanos que parece que no sienten la unción del Espíritu. ¿Qué es lo que el grupo de adoración debe hacer al respecto?
Gracias por su consulta amable oyente. Doy gracias al Señor por la oportunidad que le ha dado de servirle en el grupo de alabanza y adoración. Su preocupación se origina en el hecho que a su parecer algunos hermanos no están sintiendo la unción del Espíritu. En este punto me gustaría hacerle una pregunta para invitar a la reflexión. ¿Qué es la unción del Espíritu? ¿Cuál es su respuesta? ¿Ya..? El Nuevo Testamento afirma que la unción del Espíritu es la presencia del Espíritu Santo en la vida de un creyente, capacitándolo para discernir la verdad del error. Note lo que leo en 1 Juan 2:26-27. La Biblia dice: Os he escrito esto sobre los que os engañan. Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.
Es decir que todo genuino creyente tiene la unción del Espíritu, porque todo genuino creyente tiene al Espíritu Santo morando en su vida. Por eso es que en ninguna parte del Nuevo Testamento se ordena o se insinúa que el creyente busque la unción del Espíritu. ¿Por qué será? Pues porque ya la tiene. Ahora. Permítame otra pregunta: ¿Cómo se manifiesta la unción del Espíritu? Pues ya hemos señalado que se manifiesta en la capacidad para discernir la verdad del error. En esto hay mucha confusión hoy en día, cuando se piensa que la unción del Espíritu se manifiesta en capacidades sobrenaturales para sanar o hacer milagros o pronunciar sonidos incoherentes y sin ningún significado, o en conductas fuera de lo normal, como llorar desconsoladamente, reírse sin control, caerse al suelo, danzar furiosamente y tantas otras cosas más. Pero el Nuevo Testamento en ninguna parte dice que la unción del Espíritu se manifiesta de esta manera. Lo que sí dice es que un creyente lleno del Espíritu manifiesta el fruto del Espíritu, el cual, según Gálatas 5:22-23 es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
En el libro de Efesios se ve también que una persona llena del Espíritu Santo lo manifiesta en una vida de alabanza, en una vida de agradecimiento y en una vida de sumisión a los demás. En ninguna parte de la Biblia aparece que el fruto de la unción del Espíritu o el fruto de la llenura del Espíritu sea poder sobrenatural o una conducta fuera de lo normal. Así que, amigo oyente, cuando Usted canta en el grupo de alabanza y adoración, no se apresure a concluir que algunos no están sintiendo la unción del Espíritu porque no les ve hacer los gestos o acciones que el resto hace. El Espíritu Santo es soberano y puede producir cosas muy distintas en uno u otro creyente. Unos tal vez son más expresivos que otros, pero eso no significa que el Espíritu Santo no esté haciendo nada en estos últimos. Usted limítese a dar todo de Usted, buscando la excelencia en la alabanza y adoración y deje al Espíritu Santo que opere como Él quiera en cada creyente en particular.
La segunda consulta de nuestro amigo oyente de Estado Carabobo, Venezuela, dice así: En nuestra iglesia existen hermanos que tienen mejor disposición para cantar canciones modernas, pero existen otros hermanos que tienen mejor disposición para cantar himnos tradicionales. Si cantamos canciones modernas incomodamos a los que les gusta los himnos tradicionales. Si cantamos himnos tradicionales incomodamos a los que les gusta las canciones modernas. ¿Qué nos aconseja?
Bueno, esto de tratar de complacer a todos por igual en el tema de la música es un asunto harto difícil. Aconsejar sobre esto es también harto difícil. Sin embargo, lo que me gustaría sugerir es que el líder de alabanza, en unión con los miembros del grupo de alabanza y adoración, incluyendo los músicos, procuren crecer en madurez espiritual, de modo que el mismo Espíritu Santo les guíe a escoger una selección de cánticos modernos e himnos tradicionales que satisfaga los deseos si no de todos los hermanos, al menos de una gran mayoría en la congregación. También será recomendable que los líderes de la iglesia enseñen a la congregación acerca de la alabanza y adoración, de modo que la congregación sepa que la alabanza y adoración no tiene como propósito principal satisfacer el gusto musical de cada creyente, sino la exaltación al Señor Jesucristo. La congregación debe también saber que lo más importante en la alabanza y adoración, no necesariamente es el ritmo, sino las palabras o las ideas que comunica la letra de la canción o el himno. En esto es imprescindible que la letra sea total y absolutamente bíblica y cristocéntrica. Si se toma en cuenta al menos estas consideraciones, es posible obtener un loable espíritu de alabanza y adoración en las reuniones de la iglesia, a pesar de los gustos musicales nada comunes de la congregación.
Desde Quito, Ecuador se ha comunicado con nosotros un amigo oyente para hacernos la siguiente consulta: Conforme a lo que enseña la Biblia, Jesucristo es totalmente Dios y totalmente hombre. ¿Significa esto que durante su permanencia física en la tierra, Jesucristo manifestó atributos como omnisciencia, omnipotencia y omnipresencia mientras estaba en este mundo?
DL Gracias por su consulta amable oyente. Efectivamente, el testimonio bíblico es abundante y contundente para demostrar que el Señor Jesucristo es 100% divino y 100% humano. Veo que esto lo tiene muy claro, tal cual como debe ser. Su duda sin embargo reside en el hecho de si durante el tiempo que estuvo en la tierra, el Señor Jesucristo manifestó los atributos divinos como omnisciencia, omnipotencia y omnipresencia. Al respecto, es necesario tener en mente que el Señor Jesús jamás dejó de ser Dios mientras estuvo en la tierra en su primera venida, sin embargo, algunos de sus atributos como Dios, quedaron, velados o cubiertos, por la condición humana que tomó. De esto da amplia cuenta textos bíblicos como Filipenes 2:5-11 donde dice: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Cristo comparte la misma naturaleza y esencia de Dios Padre, sin embargo no pensó que eso fuese algo digno de ser explotado para su propia conveniencia sino que se despojó a sí mismo. Esto es lo que los teólogos llaman la kenosis, o vaciamiento de Cristo durante su encarnación, lo cual no quiere decir que Cristo renunciase a ningún atributo de su deidad, sino que tomó sobre sí las limitaciones de la humanidad. Esto implicaba un velo sobre la gloria que tuvo antes de su encarnación. Sin embargo, algunos atributos divinos tuvieron plena manifestación durante la encarnación de Cristo. Por ejemplo, el Señor Jesús conocía los pensamientos de la gente, antes que la gente pronuncie palabra. Esto habla de su omnisciencia. El Señor Jesucristo manifestó poder creador en las bodas de Caná al transformar el agua en vino. Demostró poder sobre la naturaleza, la enfermedad, la muerte, demostró que es más poderoso que Satanás y sus demonios. Esto habla de su omnipotencia. En cuanto a su omnipresencia, es decir la capacidad de estar en todo lugar del universo al mismo tiempo, no se puede afirmar que se hubiera manifestado durante su encarnación. Parece que este atributo quedó velado por su naturaleza humana mientras el Señor Jesús estuvo físicamente en la tierra, sin embargo, hoy en día este atributo y también todos los demás atributos divinos están manifestándose plenamente en la persona gloriosa del Señor Jesucristo.
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