Un amigo oyente nos ha enviado un correo electrónico con varias consultas. La primera dice así: En varios pasajes Bíblicos del Antiguo Testamento se condena la conducta de los pastores. Mi consulta es por tanto: ¿Por qué ustedes no hacen lo mismo sino que condenan solamente a los sacerdotes católicos, a los curas, a los obispos, es decir al clero católico romano?

Gracias por su consulta. Varias cosas vienen a mi mente sobre su consulta. Primero, en el Antiguo Testamento, no existía la iglesia de Cristo, por tanto no había personas con el oficio de pastores como los conocemos hoy en día en la iglesia de Cristo. En ocasiones, el Antiguo Testamento habla de pastores, en un sentido figurado, para referirse a los líderes de su pueblo y ciertamente, algunas veces Jehová condena a los pastores, o a los líderes del pueblo de Israel. Una de esas ocasiones es Jeremías 10:21 donde dice: Porque los pastores se infatuaron,  y no buscaron a Jehová;  por tanto,  no prosperaron,  y todo su ganado se esparció.

Otra vez es en Jeremías 23:1-2  ¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño!  dice Jehová.  Por tanto,  así ha dicho Jehová Dios de Israel a los pastores que apacientan mi pueblo:  Vosotros dispersasteis mis ovejas,  y las espantasteis,  y no las habéis cuidado.  He aquí que yo castigo la maldad de vuestras obras,  dice Jehová.

Pasajes como estos dos son varios en el Antiguo Testamento, pero recuerde que no se refieren a pastores de iglesias sino a los líderes de la nación de Israel. La segunda cosa que viene a mi mente es que, así como Jehová esperaba que los líderes de la nación de Israel vivan vidas ejemplares y sean buenos pastores de las ovejas que son su pueblo, Jehová también espera que los pastores de las iglesias cristianas vivan vidas ejemplares y sean buenos pastores del rebaño. Note por ejemplo lo que dice 1 Pedro 5:1-4 sobre los pastores, obispos o ancianos, todos ellos términos sinónimos. La Biblia dice: Ruego a los ancianos que están entre vosotros,  yo anciano también con ellos,  y testigo de los padecimientos de Cristo,  que soy también participante de la gloria que será revelada:  Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros,  cuidando de ella,  no por fuerza,  sino voluntariamente;  no por ganancia deshonesta,  sino con ánimo pronto;  no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado,  sino siendo ejemplos de la grey.  Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores,  vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.

Los pastores, obispos o ancianos, debemos ser ejemplo de la grey, no solamente en palabra sino en obras. La manera como pastoreamos la grey está siendo cuidadosamente evaluada por el Señor Jesucristo, quien es el Príncipe de los pastores. Así que, cada vez que un pastor, obispo o anciano, no cumple con esto, debemos estar prestos para ayudar a que ese pastor obispo o anciano reconozca su pecado, lo confiese y se aparte del pecado. Esto se lo debe hacer siguiendo el modelo que dejó el apóstol Pablo en 1 Timoteo 5:19-20 donde dice: Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos.  A los que persisten en pecar,  repréndelos delante de todos,  para que los demás también teman.

La Biblia demanda santidad de los ancianos, obispos o pastores y cuando fallan deben ser exhortados con amor y firmeza. Ignorar o tapar el pecado de los obispos, pastores o ancianos, no es bíblico. Esto lo hemos anunciado siempre y lo seguiremos anunciando porque está en la palabra de Dios.

La segunda consulta de nuestro amigo oyente dice así: ¿Me recomiendan ustedes que siga asistiendo a una iglesia en la cual los líderes son mentirosos, impíos, ladrones, hipócritas, pero parecen buenas personas cuando están en el púlpito?

Gracias por su consulta. Quisiera asumir que Usted tiene pruebas irrefutables para catalogar a los líderes de esta iglesia de la manera que lo ha hecho. Si ese no es el caso, me temo mucho que está yendo en contra de lo que enseña la Biblia. El hecho es que todo líder en una iglesia local es blanco frecuente de rumores, chismes y ataques sin fundamento. Justamente por eso el Nuevo Testamento exhorta a los creyentes a no dar por sentado las acusaciones contra los obispos, pastores o ancianos, a no ser que haya testigos que aporten con pruebas de que realmente se ha cometido la falta de que se les acusa. Esto es lo que en esencia dice 1 Timoteo 5:19 donde leemos: Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos.

Me imagino que Usted se habrá apoyado en el testimonio de los testigos para afirmar que los líderes en esta iglesia son mentirosos, impíos, ladrones e hipócritas. Si no ha sido así, es muy posible que usted simplemente ha recogido rumores o chismes y por tanto debería reconocer su pecado, confesarlo a Dios y a los líderes de la iglesia y apartarse de ese pecado. Pero, aunque se me hace difícil admitirlo, supongamos que hay pruebas para determinar que efectivamente los líderes de esa iglesia son eso que Usted dice, ¿qué hacer en ese caso? Pues lo que se debe hacer es seguir el procedimiento que aparece en Mateo 18:15-17 donde dice: Por tanto,  si tu hermano peca contra ti,  ve y repréndele estando tú y él solos;  si te oyere,  has ganado a tu hermano.  Mas si no te oyere,  toma aún contigo a uno o dos,  para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra.  Si no los oyere a ellos,  dilo a la iglesia;  y si no oyere a la iglesia,  tenle por gentil y publicano.

Este es el procedimiento a seguir. Va por pasos. El primer paso es confrontar directamente a solas. Esto significa que Usted debe ir ante cada uno de los líderes de la iglesia para confrontarlos con su pecado. Si los líderes reconocen su pecado, lo confiesan, se arrepienten y abandonan el pecado, entonces Usted ha ganado a su hermano. Si no, entra en acción el segundo paso. Es necesario que tome con Usted a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si los líderes reconocen su pecado, lo confiesan, se arrepienten y abandonan el pecado, entonces ha ganado a su hermano. Si no, entra en acción el tercer paso. Es necesario que Usted hable con los lideres de la iglesia que no están en pecado, debería haber al menos uno, para que él lleve el asunto a la iglesia. Si los líderes que están en pecado lo reconocen, lo confiesan, se arrepienten y abandonan el pecado, ha ganado un hermano. Si no, entra en acción el cuarto paso, la iglesia, debería sacar de la comunión a esos líderes que persisten en el pecado. De esto habla 1 Timoteo 5:20 donde dice: A los que persisten en pecar,  repréndelos delante de todos,  para que los demás también teman.

Yo sé que llegar a este extremo es muy doloroso, pero es necesario cuando los líderes pretenden seguir viviendo en pecado. No se debe tolerar el pecado en la iglesia, peor en el liderazgo. Así que, amable oyente, si Usted ve que los líderes en la iglesia son mentirosos, impíos, ladrones e hipócritas, le corresponde la dura tarea de buscar la restauración de los líderes. Si lo logra, en buena hora, puede seguir adelante. Si a pesar de todo esfuerzo ve que no es factible una restauración, en dependencia del Señor y bajo la guía del Espíritu Santo, será necesario buscar otra iglesia local donde congregarse. En todo caso, amable oyente, recuerde que los líderes de las iglesias también son pecadores redimidos, igual que Usted, y por tanto están lejos de la perfección, tan lejos como Usted. No piense jamás que los líderes de la iglesia han llegado a la perfección y no pecan jamás. No es así. No estoy diciendo que no hay problema con pecar. Lo que estoy diciendo es que no debemos esperar perfección absoluta de los líderes. No ponga su mirada en los hombres sino en el Señor Jesucristo. Él es perfecto. El nunca falla. Si va a otra iglesia local, ore por esos líderes, no los critique, apóyelos de la mejor manera que pueda. Usted no sabe lo difícil que es para los obispos, pastores o ancianos realizar la obra de pastorear la grey, pero si sobre eso aparecen hermanos que recogen y esparcen rumores, que reciben y agrandan los chismes, que tienen una actitud de permanente sospecha sobre sus líderes, el trabajo de esos líderes se hace mucho más pesado. En lugar de criticar, ore por ellos. Va a ver como poquito a poco llegará a amarlos y admirarlos, a pesar de sus imperfecciones.

 

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