Desde Departamento de Tumbes, Distrito La Cruz, nos escribe un amigo oyente para hacernos la siguiente consulta: ¿Es cierto que el matrimonio en una iglesia católica romana es el único valido ante Dios y el Señor Jesucristo, porque la religión católica romana es la única verdadera?
Bueno. Veo dos asuntos importantes en su consulta. Permítame tratar en primer lugar, esto de que la religión católica romana es la única verdadera. Si pidiéramos la opinión de algún seguidor de la religión mormona nos diría que la religión mormona es la única verdadera. Si pidiéramos la opinión de algún seguidor de la religión de los Testigos de Jehová, nos diría también que la religión de los Testigos de Jehová es la única verdadera. Lo mismo dirían los seguidores de todas las religiones en el mundo, las cuales se cuentan por miles. Es decir, amable oyente, que si bien no todos, pero la mayoría de los seguidores de una religión defienden su religión afirmando que es la única verdadera, y eso implica que todas las demás son falsas. Pero la Biblia dice algo diferente. Lo que dice es que la verdad no está en ninguna religión, cualquiera que sea, dice que la verdad está en una persona. Más aún, la verdad es una persona. Hablando del Señor Jesucristo, note lo que dijo Juan en su Evangelio. Juan 1:14 dice: Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
Así es amable oyente, el Señor Jesucristo es lleno de gracia y de verdad. Juan prosigue afirmando que la verdad vino al mundo en la persona de Jesucristo. Observe lo que dice Juan 1:17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
Queda claro entonces que la verdad no está en una religión, cualquiera que sea, sino en una persona y esa persona es el Señor Jesucristo. Por eso es que el Señor Jesucristo dijo lo que Juan recoge en su Evangelio en el capítulo 14 versículo 6: Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
El Señor Jesucristo es el camino, es la verdad y es la vida. No otra forma de llegar a Dios el Padre, sino por medio de Él. La religión, cualquiera que sea, no tiene poder para llevar a un hombre pecador a una relación personal con Dios Padre. El único que puede realizar esto es el Señor Jesucristo. De manera que si una persona tiene a Cristo como su Salvador, tiene la verdad, o está en la verdad. Si por contraste, una persona no tiene a Cristo como su Salvador, no tiene la verdad, o no está en la verdad, cualquiera sea la religión que practique. Cristo Jesús es la verdad, amigo oyente, no una religión. El libro de Apocalipsis dice que El Señor Jesucristo es el Verdadero. Apocalipsis 3:7 dice: Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre:
La evidencia es concluyente en cuanto a que la verdad es una persona, no una religión. Esa persona es el Señor Jesucristo. Para que Usted, amable oyente tenga la verdad o esté en la verdad, necesita tener al Señor Jesucristo en su vida. Esto no resulta de someterse a algún rito de alguna religión, cualquiera que sea, sino que resulta de recibir por la fe al Señor Jesucristo como Salvador. Si todavía no ha tomado esta decisión debe hacerlo lo antes posible. Muy bien. Ahora vamos al segundo asunto. ¿Cuándo es válido un matrimonio? Pues, en la Biblia se ve al matrimonio como un compromiso, o un acuerdo o un pacto entre un hombre y una mujer quienes voluntariamente desean vivir el resto de sus días como esposos. En primer lugar, es un compromiso ante Dios. Cuando una pareja está segura que la voluntad de Dios es que vivan juntos como marido y mujer, deben presentarse ante Dios, los dos solos para comprometerse ante él a amarse el uno al otro, a respetarse el uno al otro, a ser fiel el uno al otro, a sacrificarse el uno por el otro hasta que la muerte o la venida del Señor los separe. En segundo lugar, el matrimonio es un compromiso ante las autoridades civiles. Dios ha puesto en cada país autoridades y una ley para que sea respetada tanto por las autoridades como por los que están bajo ellas. Cada país tiene sus propias autoridades y su propia ley. La pareja que desea casarse debe someterse a lo que determina la ley de su país. Este principio se sustenta en pasajes bíblicos como Romanos 13:1-2 donde dice: Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.
De modo que para que su matrimonio sea válido, la pareja tiene que someterse a lo que las autoridades del país determinen. Esto se llama el matrimonio civil. Por último, en tercer lugar, el matrimonio es un compromiso ante los amigos, familiares y más relacionados de la pareja. Se trata de hacer saber a todos que a partir de determinado momento, una pareja que previamente ha hecho un compromiso ante Dios y un compromiso ante las autoridades civiles, comienza a vivir juntos, como marido y mujer bajo un mismo techo. El Señor Jesucristo participó en algo así en Caná, justamente donde hizo el primer milagro al cambiar el agua en vino. Esto significa amigo oyente que si una pareja se compromete ante Dios, ante las autoridades civiles y ante la sociedad, está legítimamente casada. Obviamente, algunas parejas prefieren hacer su compromiso ante Dios y ante la sociedad en algún templo, y con eso no hay problema, aunque igual hubiera sido el resultado si lo hicieran en una casa o en cualquier otro lugar que no sea un templo. Para la iglesia católico romana, el matrimonio es uno de los siete sacramentos y por eso demandan como requisito indispensable el matrimonio religioso en una capilla, y sin este requisito, la iglesia católico romana no considera legítimo un matrimonio.
La siguiente consulta nos llega desde el estado Carabobo, Venezuela, es de un joven amigo oyente, quien es creyente y dice que mantiene una lucha titánica con malos pensamientos de tipo homosexual. Sabe que esto es algo malo pero teme ceder a la tentación. Nos pide un consejo.
Gracias por su consulta. En primer lugar, amable oyente, debo indicar que la homosexualidad no es una enfermedad o una condición innata, sino un pecado. 1Corintios 6:9-10 dice: ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.
Si la homosexualidad fuera una enfermedad o una condición heredada o un desafortunado accidente genético, Dios sería injusto condenando a los afeminados y a los que se echan con varones. Por eso, Dios ofrece la oportunidad de perdón y restauración para los homosexuales. Entre los creyentes de la iglesia en Corinto había algunos que antes de ser creyentes fueron homosexuales, pero fueron perdonados y restaurados. 1 Corintios 6:11 dice: Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
Por medio del Señor Jesucristo y por el Espíritu De nuestro Dios, los que eran homosexuales fueron lavados, santificados y justificados. Dios ama a los homosexuales, aunque odia la homosexualidad y por eso ofrece perdón de pecado y restauración total. En segundo lugar, amable oyente, entre las muchas manifestaciones de su vieja naturaleza o la carne, está justamente la homosexualidad. Por eso es que Usted está luchando contra esos pensamientos relacionados con la homosexualidad. Pero Usted debe saber que el momento que recibió a Cristo como su Salvador, su viejo hombre fue crucificado juntamente con Cristo y por eso Usted ya no está obligado a obedecer lo que su carne le pide hacer. Usted ha sido librado del poder de su carne o de su vieja naturaleza. Sólo es cuestión que se apropie de esta realidad espiritual. Mi consejo es que Usted llene su mente con la palabra de Dios, y automáticamente saldrán de su mente cualquier pensamiento hacia la homosexualidad. Note lo que dice Salmo 119:9 y 11 ¿Con qué limpiará el joven su camino?
Con guardar tu palabra. En mi corazón he guardado tus dichos,
Para no pecar contra ti.
Llene su mente de la Biblia, ore al Señor con frecuencia, sirva con dedicación en la iglesia, y verá como dejan de molestar esos pensamientos hacia la homosexualidad. Que Dios le de la victoria sobre sus malos pensamientos.
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