Desde Perú se ha comunicado con nosotros una amiga oyente para pedirnos consejo acerca de lo siguiente: Mi papá acaba de cumplir 50 años. No sé que hacer. Se está comportando de una forma extraña. Se ha afeitado el bigote, le sonríe a todo el mundo y es demasiado amable con todos. No sé que pensar, o hasta qué punto sea bueno esto. Necesito su consejo.
Gracias por su consulta amiga oyente. Bueno… debo admitir que es la primera vez que oigo de una reacción así en un esposo y un padre que acaba de cumplir 50 años. Por contraste, muchas veces he oído de esposos y padres que al llegar a los 50 años de vida, se deprimen terriblemente, se les cambia el carácter y se tornan mal humorados, ansiosos, groseros en su trato con los demás y tantas otras cosas más. Piensan que al llegar a los 50 ya comienza a declinar la vida y eso les trae angustia y preocupación. Así que, al menos por este lado, debe sentirse contenta por el hecho que su papá no está padeciendo esa crisis de los 50. Tal vez a Usted le parezca extraño que su papá se haya afectado el bigote, pero a lo mejor, la razón es simplemente para lucir diferente. Es probable que se vea a sí mismo más joven sin bigote. Que su papá sonría a todo mundo, no necesariamente es malo. Mas bien es bueno. Proverbios 17:22 dice: El corazón alegre constituye buen remedio;
Mas el espíritu triste seca los huesos.
La vida tiene tantas cosas que nos ponen tristes y nos hacen fruncir el seño, que es bueno sonreír a la gente. Una sonrisa no cuesta nada pero puede producir enormes beneficios. Se dice que la gente que acostumbra sonreír envejece más lento. Cuando el rostro dibuja una sonrisa, se ejercitan muchos músculos de la cara, y eso los mantiene bien tonificados. Las arrugas en la cara tardarán más en aparecer. Por algo, Proverbios 15:13 dice: El corazón alegre hermosea el rostro;
Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.
En cambio un rostro serio, mantiene estáticos y tensos muchos músculos de la cara y por tanto se deterioran más rápidamente y las arrugas se hacen visibles más pronto. Así que vale la pena sonreír a todo el mundo. Por supuesto que debemos ser sabios para no sonreír cuando hay razones que ameritan adoptar una apariencia de seriedad. Sería contraproducente, por ejemplo, aparecer con una sonrisa de oreja a oreja en el funeral de un ser querido. En todo caso, será importante que usted como hija y ciertamente también su mamá, hablen franca y abiertamente con él para asegurarse que todo está bien con él espiritualmente, emocionalmente y físicamente. Ver feliz a su padre, a pesar de sus cincuenta, puede despertar sospechas, pero una comunicación franca y abierta con él ayudará mucho a desvanecerlas.
La segunda consulta para el programa de hoy dice así: ¿Será que hay una contradicción entre lo que dice Mateo 27 en cuanto a que Judas devolvió las monedas y fue y se ahorcó y que los sacerdotes compraron con esas monedas un terreno, y lo que dice Hechos 1 cuando afirma que Judas compró un terreno y que no se ahorcó sino que se cayó de cabeza y se le salieron las entrañas?
Gracias por su consulta. No amigo oyente, la Biblia no contiene ninguna contradicción porque sencillamente es la palabra de Dios y Dios no puede contradecirse. Cuando encontramos en la Biblia dos relatos de un mismo evento, como en este caso, la muerte de Judas, los relatos no son una repetición al pie de la letra, sino que son complementarios. Cada relato aporta una parte de la totalidad de los hechos. Esto es justamente lo que acontece con el relato en Mateo y en Hechos acerca de la muerte de Judas Iscariote. Tratemos por tanto de integrar las partes. Vamos a dar lectura al texto que se encuentra en Mateo 27:3-8. La Biblia dice: Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó. Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre. Y después de consultar, compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultura de los extranjeros. Por lo cual aquel campo se llama hasta el día de hoy: Campo de sangre.
Con esto en mente, vamos a dar lectura al texto que se encuentra en Hechos 1: 15-19. La Biblia dice: En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo: Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús, y era contado con nosotros, y tenía parte en este ministerio. Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron. Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre.
Estos son los dos relatos del mismo evento. Son relatos complementarios, no repetitivos. Nuestra tarea es integrar las partes. Viendo que Jesús había sido condenado, Judas Iscariote devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos. Su razonamiento fue: Yo he pecado entregando sangre inocente. Lejos de ser bien recibido, los principales sacerdotes y los ancianos le dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Tal vez desesperado y confundido, Judas Iscariote arrojó las treinta piezas de plata en el templo y salió de la presencia de los principales sacerdotes y los ancianos. Ahora los principales sacerdotes y los ancianos tenían un pequeño problema. No sabían qué hacer con las treinta piezas de plata que Judas Iscariote había arrojado en el templo. Por lo pronto estaban seguros que no podía poner esas treinta piezas de plata en el tesoro del templo, porque era precio de sangre. Mientras los principales sacerdotes y los ancianos deliberaban sobre este asunto, Judas Iscariote fue a un campo conocido como el campo del alfarero para ahorcarse. Algo debió haber salido mal en su intento de ahorcarse con la fatal consecuencia de que se cayó de cabeza se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron. Seguramente al saber lo sucedido, los principales sacerdotes y los ancianos decidieron usar las treinta piezas de plata para comprar el campo del alfarero y dedicarlo a la sepultura de los extranjeros, por lo cual aquel campo se llamaba hasta cuando Mateo escribió su libro, Campo de sangre o Acéldama. Por el hecho que el campo del alfarero se compró con el dinero que era de Judas Iscariote, es como si él mismo lo hubiera comprado, tal cual como lo registra el libro de los Hechos. De esta manera hemos integrado los dos relatos para tener el cuadro completo de lo sucedido.
Desde Argentina nos escribe un querido amigo para hacernos la siguiente consulta: Si cada uno es tentado por sí mismo, como afirma Santiago, ¿Cómo pudo ser tentado Adán? Puesto que él no tenía concupiscencia y no podía ser de ninguna manera tentado por sí mismo.
Gracias por su consulta. En la Biblia se observa que la tentación que enfrenta el creyente puede originarse en tres posibles fuentes. La primera, Satanás, como sucedió con Eva en el huerto de Edén y con el Señor Jesucristo en el desierto. La segunda, la naturaleza pecaminosa que poseemos todos los descendientes de Adán y Eva, de esto justamente habla Santiago 1:13-15 donde dice: Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
La tercera fuente es el mundo, o el sistema de valores que está controlado por Satanás. Ahora bien, en el caso específico de Adán y Eva, antes de su caída en el pecado, ellos no poseían una naturaleza pecaminosa como nosotros sus descendientes poseemos. Adán y Eva fueron creados en un estado de inocencia, con la capacidad de decidir el hacer el bien o el hacer el mal. En el caso de ellos, la tentación a pecar vino directamente de Satanás, no su naturaleza pecaminosa, porque no la tenían, ni del mundo, porque en ese tiempo no estaba estructurado como ahora. Note lo que dice Génesis 3:1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
Satanás en forma de serpiente tienta a Eva, Eva cede a la tentación y cae en pecado. Después Adán también comió del árbol de la ciencia del bien y del mal, y cayó como ella. En resumen entonces, amigo oyente, Adán y Eva no tenían naturaleza pecaminosa cuando fueron creados y fue Satanás en forma de serpiente, quien tentó a Eva para que haga uso de la facultad que tenía de hacer el bien o el mal.
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