La primera consulta para el programa de hoy nos ha hecho un amigo oyente de Quito, Ecuador. Dice así: En mi lectura de la Biblia en un año, llegué al capítulo 15 de 1 de Samuel. Me pareció un capítulo muy triste porque se ve claramente lo terrible del resultado de desobedecer a Dios. Pero hubo también algo que me confundió. Yo sé que todo debe ser cuestión de que algo no entiendo bien y por eso recurro a Usted con esta consulta. En el versículo 29 del capítulo 15 de 1 de Samuel dice que Dios no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta. Esto lo entiendo muy bien. Pero al final del mismo capítulo en el versículo 35 dice que Dios se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel. ¿Cómo puede ser esto? Si Dios no es hombre como para que se arrepienta, entonces, ¿por qué se arrepintió de haber puesto a Saúl como rey?

Gracias por su consulta amable oyente. Antes de responderla, permítame felicitarle por la sana costumbre que ha adoptado de leer toda la Biblia en un año. Esto resultará en crecimiento espiritual para Usted. Le felicito también por leer la Biblia con discernimiento, entendiendo, o tratando de entender lo que está leyendo. De nada sirve leer la Biblia sin poner el sentido en lo que se está leyendo. Bueno, Usted se ha encontrado con un asunto que a más de uno ha dejado perplejo. Me refiero a este asunto del arrepentimiento de Dios. Comencemos a leer la cita que se encuentra en 1 Samuel 15:29 donde dice: “Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta.” Estas palabras fueron pronunciadas por Samuel y dirigidas a Saúl el rey de Israel. Todo fue a raíz que Saúl desobedeció reiteradamente a Dios. Como consecuencia de la desobediencia, Dios decidió desechar a Saúl para que no sea rey. Note lo que dice 1 Samuel 16.23 “Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.” Cuando Saúl se vio ante la terrible consecuencia de su pecado, se quebrantó, seguramente porque reconoció que estaba perdiendo el privilegio de ser rey, y no necesariamente porque estaba consciente de la gravedad de su pecado contra Dios. Samuel no quería saber nada más de Saúl y comenzó a alejarse de la escena. En desesperación, Saúl tomó fuertemente la punta del manto de Samuel y el manto se rasgó. Eso sirvió para que Samuel diga a Saúl: Así como mi manto ha sido rasgado, Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú. Fue en estas circunstancias que Samuel dijo a Saúl: Además el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta. Con estas palabras, Samuel estaba haciendo saber a Saúl que Dios, quien es santo e inmutable, estaba decidido a cumplir con su veredicto de desechar a Saúl. No había manera posible para que Dios cambie su decisión respecto a lo que había determinado hacer con Saúl. De nada servían todos los intentos de Saúl por lograr que Dios cambie de opinión sobre lo que iba a hacer. Eventualmente Samuel se fue a su casa y Saúl a la suya y no se volvieron a ver nunca más. Es entonces cuando la Biblia registra el comentario que ha despertado duda o inquietud en Usted. Se encuentra en 1 Samuel 15:35 donde dice: “Y nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl; y Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.” El pecado siempre deja corazones destrozados. Las lágrimas de Samuel habrán sido lágrimas de desilusión, de frustración por la forma como pisoteó Saúl el honroso privilegio de ser el rey de Israel. Pero enfoquemos nuestra atención a la declaración bíblica que Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel. Leída superficialmente esta declaración, daría la impresión que Dios se había equivocado al poner a Saúl como rey de Israel, y después, cuando estaba viendo la consecuencia de esta mala decisión estaba dolido por el error cometido. Pero esto no puede ser así, amigo oyente. Recuerde que el mismo Samuel dijo que Dios no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta. Dios amable oyente, por ser Dios no puede equivocarse jamás, y por tanto no puede jamás arrepentirse en el sentido de reconocer que ha cometido un error. ¿Entonces qué quiere decir la Biblia cuando habla de que Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel? Bueno, el verbo hebreo que se ha traducido como “arrepentirse”, el verbo “nacham”, no significa reconocimiento de algún error o pecado cometido. “Nacham” tiene varios significados. El verbo en sí mismo tiene que ver con suspirar o con aspirar aire profundamente, y de allí denota estar dolido, o sentir pesar por algo que ha sucedido. Es en este sentido que Dios se arrepentía por haber puesto a Saúl como rey de Israel. Dios es sensible al pecado, amable oyente. Cuando el hombre se entrega al pecado, Dios siente dolor o pesar por ello. Esta idea aparece muy clara en el mismo capítulo 15 de 1 Samuel. Ponga atención a lo que dice 1 Samuel 15:10-11 “Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo: “Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche.” Cuando este texto habla de que Dios sentía pesar por haber puesto por rey a Saúl, está usando el verbo hebreo “nacham”, el mismo verbo que en el versículo 35 se ha traducido como “arrepentirse” Es decir que perfectamente podríamos leer el versículo 35 del capítulo 15 de 1 de Samuel de la siguiente manera: Y nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl; y Jehová sentía pesar por haber puesto a Saúl por rey sobre Israel. Espero amigo oyente que esta explicación le ayude a clarificar su duda.

La segunda consulta para el programa de hoy nos ha sido hecha por un amigo oyente de Quito, Ecuador. Dice así. Partiendo del día tradicionalmente aceptado por el cristianismo cuando murió Jesús, es decir un Viernes por la tarde, tengo mucha dificultad en ver que Jesús hubiera permanecido en la tumba tres días y tres noches, hasta que resucitó, como era necesario según la Escritura en Mateo 12:40. ¿Podrían explicarme como se ubican los tres días y las tres noches entre la tarde de un viernes y la mañana de un domingo?

Comencemos por leer el texto citado por Usted en Mateo 12:40 donde dice: “Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” De aquí sabemos entonces que es absolutamente necesario que Jesús permanezca en la tumba no necesariamente 72 horas sino tres días o parte de ellos y tres noches o parte de ellas. Tratemos ahora de ver si entre la tarde del viernes y la mañana del domingo existen tres días o parte de ellos y tres noches o parte de ellas. Bueno, efectivamente existen tres días o parte de ellos. A saber, la parte del Viernes, después de la muerte de Jesús, el sábado y la parte del domingo antes de la resurrección de Jesús. Donde hay problemas es en cuanto a las tres noches. Solamente está la noche del viernes y la noche del sábado, porque para la noche del domingo Jesús ya había resucitado. No hay manera posible de ubicar tres noches o parte de ellas entre viernes por la tarde y domingo por la mañana. Pero no hace falta hacerlo amigo oyente, porque un cuidadoso examen de los eventos en la semana de la pasión mostrará que Jesús murió un Jueves por la tarde, no un viernes por la tarde. Entonces los tres días que estuvo en el corazón de la tierra son la parte de ese jueves, el viernes y el sábado. Jesús debió haber resucitado justo antes que comience el día domingo. Las tres noches corresponden a la noche del jueves, la noche del viernes y la noche del sábado. Seguramente Usted querrá pruebas que apoyan que Jesús murió la tarde de un Jueves. Bueno, considere esta. Vamos a leer Juan 19:14 donde dice: “Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro rey!” La pascua era la principal fiesta de los judíos y se celebraba el 14 del mes de Nisán. En el año que murió Jesús, el 14 de Nisán cayó un día Jueves. En este día se sacrificaba el cordero pascual y se lo comía al anochecer, es decir al comienzo del 15 de Nisán. Recuerde que para los judíos, el día comenzaba a las seis de la tarde y terminaba a la seis de la tarde del día siguiente. El 15 de Nisán era el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, fiesta que duraba siete días. Este día era un día de reposo de gran solemnidad, donde no se podía hacer trabajo alguno. Es a este día el que hace referencia Juan 19:31 donde dice: “Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí” Este día de reposo de gran solemnidad es el 15 de Nisán, el primer día de la fiesta de los panes sin levadura. Este día fue el viernes de la semana de la pasión. Luego llegó el 16 de Nisán, que también era día de reposo, por cuanto era el séptimo día de la semana. La primera oportunidad que tuvieron las mujeres para ir al sepulcro fue al amanecer del primer día de la semana como efectivamente lo hicieron. Para entonces Jesús ya había resucitado cumpliendo la Escritura en cuanto a que debía estar en el corazón de la tierra tres días y tres noches.

 

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