Es un gozo saludarle mi amiga, mi amigo. Bienvenida o bienvenido a nuestro Consultorio Bíblico. Damos gracias a Dios por la oportunidad de estar juntos a través de las ondas radiales de esta emisora amiga. Gracias sinceras a todos los amigos oyentes que nos apoyan de diversas maneras. Apreciamos mucho sus oraciones por nosotros. Sus ofrendas nos han sido de mucha bendición y ¿qué decir de aquellos que nos han hecho llegar sus consultas para este programa? Solo podemos decir: Gracias amigos oyentes. En instantes más estará David Logacho respondiendo las consultas de hoy. Y no olvide que está abierta la posibilidad para que Usted reciba gratuitamente una copia del librito que lleva por título: ¿Qué habría ocurrido si Cristo no hubiera nacido? Escrito por Ord. L. Morrow. Este librito es ideal para la época navideña. Usted se beneficiará de este librito al meditar en lo grandioso que es el hecho que el Hijo de Dios se hizo carne. Y si Usted tiene algún conocido que necesita saber lo que Dios ha hecho por él, este librito le hará mucho bien. Obséquielo por Navidad. Se lo agradecerá. Para pedidos por correo escriba una carta con su nombre completo, su dirección postal y el nombre de la emisora por la cual escucha este programa y envíela a la siguiente dirección postal: La Biblia Dice… casilla 1701-3715 Quito, Ecuador. Para pedidos por fax o por teléfono, marque cualquiera de estos números: 475563, o 475564 o 472292, todos en Quito, Ecuador. Si desea hacer su pedido por Internet, venga a nuestro web site en la siguiente dirección: HYPERLINK «http://www.labibliadice.org» www.labibliadice.org
Un amigo oyente se ha comunicado con nosotros por Internet para hacernos algunas consultas. La primera dice así: Mateo 12:36 dice que los hombres darán cuenta de toda palabra ociosa en el día del juicio, pero Salmo 103:3 dice en cambio que Dios perdona todas las iniquidades. ¿Puede explicarme cómo puede ser esto?
Con mucho gusto amigo oyente. Vamos a leer el pasaje que se encuentra en Mateo 12:34-37 donde leemos: “¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de al abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.” Las palabras solamente son vehículos que transmiten lo que está en la mente o en el corazón de una persona. Si lo que está en la mente de una persona es algo bueno, esa persona hablará buenas cosas, pero si lo que está en la mente de una persona es algo malo, esa persona hablará malas cosas. Así de simple. Por eso Jesús dijo: ¿Cómo podéis hablar lo bueno siendo malos? Además, esto de hablar cosas malas o palabra ociosa, según la definición de Jesús, es algo muy serio, porque acarrea la condenación de Dios. Jesús dice por tanto: De toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Jesús termina su enseñanza sobre esto diciendo que lo que uno habla indica lo que uno es. Si lo que uno habla es bueno, entonces uno es bueno, pero si lo que uno habla es malo, entonces uno es malo. Así que, mi amigo, es muy riesgoso hablar mal. Es decir murmurar, insultar, chismear, mentir, engañar, etc. Llegará un día cuando cada murmuración será juzgada por Dios. Cada insulto será juzgado por Dios. Cada chisme será juzgado por Dios. Cada mentira será juzgada por Dios. Cada engaño será juzgado por Dios. En el caso de los incrédulos, el veredicto será condenación eterna, pero en el caso de los creyentes, esos pecados de la lengua ya fueron juzgados en el pasado. Por esos pecados pagó Cristo Jesús cuando murió en la cruz del Calvario. Por eso los creyentes no seremos condenados por las cosas malas que con seguridad hablamos en algún momento. Esto no significa por supuesto que los creyentes podemos hablar mal y nada va a pasar. En primer lugar, un verdadero creyente no debería hablar mal, porque recuerde que el hablar indica el carácter de la persona. Dime cómo hablas y te diré quién eres. Pero si un creyente cede a la tentación de hablar mal y cae en este pecado, debe reconocerlo, confesarlo a Dios como pecado y apartarse de este pecado. Dios en respuesta dará perdón y limpieza. En definitiva entonces, Dios juzgará y castigará con severidad por los pecados de la lengua y en realidad por cualquier otro pecado. Pero si el pecador se apropia de la oferta de perdón que Dios hace en Cristo, Dios le perdonará todos los pecados y ese pecador quedará ante Dios como si nunca hubiera cometido pecados. A esto es justamente lo que se refiere el otro texto citado por Usted en Salmos 103:3 donde leemos: “Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias” Esto se da en las personas que reconocen su pecado, reconocen que están condenadas por su pecado y claman a Dios por perdón. Más directamente, reciben a Cristo como Salvador. A este tipo de personas, Dios les perdona todas sus iniquidades, no solo los pecados de la lengua, sino todos los pecados que hayan cometido. Si Usted no quiere que algún día Dios le juzgue por todo lo malo que ha dicho o ha hecho, reciba a Cristo hoy mismo. En respuesta Dios olvidará su pecado. Pero si Usted prefiere ser juzgado por todo lo malo que ha dicho o ha hecho, adelante, rechace a Cristo como Salvador, y Usted tendrá que pagar pasando la eternidad en tormento en fuego.
La segunda consulta de nuestro amigo oyente dice así: Mateo 21:7 afirma que en la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén se uso un asna y un pollino. Pero Marcos 11:7 afirma que solamente se usó un pollino. ¿Puede aclarar esta contradicción?
DAV Con mucho gusto amigo oyente. Pero para esto es necesario reconocer un hecho importante en cuanto a los Evangelios. Tres de los cuatro son sinópticos. Mateo, Marcos y Lucas. La palabra Sinóptico, significa una disposición gráfica que muestra o representa cosas relacionadas entre sí, facilitando su visión conjunta. Es así como Mateo, Marcos y Lucas presentan eventos similares de la vida de Cristo, los cuales son complementarios entre ellos. El Evangelio según Juan es diferente, y está organizado en largos discursos, que Jesús pronunció a raíz de los milagros que hizo y especialmente durante la última semana de su existencia como Dios hombre en la tierra. En otras palabras amigo oyente, cuando se leen los Evangelios no es correcto decir: Aha, Mateo dice esto, pero Marcos dice esto otro, acerca de un mismo evento, por tanto uno de los dos debe estar mintiendo. Lo que se debe decir es: Muy bien, Mateo dice esto, pero Marcos dice esto otro, acerca de un mismo evento, entonces tanto lo que dice Mateo como lo que dice Marcos deben armonizar, voy a encontrar la manera como concuerdan las dos cosas. Esto es justamente lo que vamos a hacer en el caso de la entrada triunfal a Jerusalén. Atendamos primero al relato de Mateo. Leo en Mateo 21:1-7 donde dice: “Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos, diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Decid a la hija de Sión: He aquí, tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga. Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó; y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima.” Ponga ahora la atención en relato de Marcos. Leo en Marcos 11:1-7 “Cuando se acercaron a Jerusalén, junto a Betfagé y a Betania, frente al monte de los Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo. Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? Decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá. Fueron, y hallaron el pollino atado fuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron. Y unos de los que estaban allí les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino? Ellos entonces le dijeron como Jesús había mandado, y los dejaron. Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él.” Se trata del mismo evento. Pero comparando el un relato con el otro, es obvio que existen pequeñas diferencias. Mateo habla de una asna y un pollino, mientras que Marcos habla solo de un pollino. Mateo no dice nada en cuanto a que nadie había montado al pollino antes, mientras que Marcos sí lo hace. Marcos habla de que el pollino estaba atado afuera a la puerta, en el recodo del camino. Mateo omite este detalle. Nuestra tarea es armonizar o poner todo junto, porque los eventos en los Evangelios sinópticos son complementarios, mas no contradictorios. Diremos entonces que los discípulos trajeron a Jesús, una asna y un pollino a quien nadie había nunca antes montado. Tanto el asna como el pollino estaban atados a la puerta de una ciudad, junto al recodo del camino. Los discípulos pusieron sus mantos tanto sobre la asna como sobre el pollino y Jesús se sentó sobre el pollino. Hemos armonizado ambos relatos y ahora tenemos un cuadro completo de cómo fue este asunto.
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