Desde Quito, Ecuador, se ha comunicado con nosotros un amigo oyente para consultarnos acerca de los orígenes de la fiesta del Halloween, nuestra opinión sobre esta fiesta y cuál debería ser la actitud de los creyentes en cuanto a la misma.
Gracias por su consulta amable oyente. La fiesta conocida como Halloween tiene sus raíces en la civilización celta que creció y floreció hace unos dos mil años en lo que hoy es Irlanda, el Reino Unido y el norte de Francia. Esta civilización tenía la costumbre de celebrar el año nuevo el 1 de Noviembre cuando se percibía los primeros fríos del invierno, estación asociada con la muerte. La celebración se iniciaba la víspera, en la cual los celtas creían que los espíritus de los muertos visitaban el mundo de los vivos para otorgar poderes sobrenaturales, para hacer conjuros, y adivinar el futuro. Los sacerdotes celtas, llamados druidas, festejaban la presencia de los espíritus de los muertos por medio de realizar enormes fogatas, por medio de sacrificar animales e inclusive sacrificar seres humanos. La gente en general pensaba que esa noche podía determinar el destino de sus semejantes y para eso se disfrazaban y visitaban las casas de los demás para solicitar alimentos o bienes, bajo la amenaza de que si no lo hacían lanzarían un conjuro maligno. Este es el origen de la moderna práctica de los niños en Halloween cuando van a las casas disfrazados y dicen trick or treat, “conjuro o trato” y los huéspedes les entregan dulces. Siglos después, el territorio de los celtas fue ocupado por el imperio romano. Los romanos tenían una fiesta que se celebraba entre finales de Octubre y comienzos de noviembre para celebrar la vendimia o la cosecha, se llamaba la fiesta de la Pomona. Era natural entonces que los celtas mezclen las dos fiestas y esto explica las frutas que se asocian con la celebración del Halloween. Siglos más tarde, el imperio romano adoptó el cristianismo como religión oficial del imperio. Todos los territorios ocupados por el imperio romano debían adoptar las costumbres del cristianismo. Pero había un problema en los territorios donde habitaban los celtas. Ellos ya celebraban el año nuevo el 1 de Noviembre. Para permitirles tener su fiesta pero disfrazada de fiesta cristiana, el Papa Gregorio IV en el siglo VIII estableció que el 1 de Noviembre se celebre el día de todos los santos. De esta manera en la víspera del día de todos los santos se seguía practicando todo lo que los celtas venían celebrando siglos atrás. En algún momento, los peregrinos llevaron la costumbre a América del Norte. La celebración incluía la figura del espíritu de un hombre que se llamaba Jack, a quien no se le permitía entrar ni en el cielo ni en el infierno y estaba condenado a vagar con un carbón encendido, que le había dado por Satanás, dentro de una calabaza hueca. Por la influencia de América del Norte, a través de las películas y la migración, la celebración del Halloween se ha regado en el resto de América. Como el 1 es el día de todos los santos, la víspera, el 31 de Octubre es la noche de todos los malos, por eso es que esta fecha es especial para Satanás, sus demonios y sus adoradores. Se supone que en esta fecha existe un máximo de influencia maligna en el mundo. Esto explica el desenfreno moral de la gente en esta noche. ¿Cuál es nuestra opinión en cuanto a esta fiesta? Pues siendo que lo que se practica en esta fiesta tiene sus raíces en costumbres paganas de antaño y siendo que esas prácticas tienen claras vinculaciones con Satanás, con la muerte, con la hechicería, con el ocultismo, con la violencia, con el miedo, es necesario que los creyentes no tomemos parte en ninguna de las cosas que se practica en Halloween. La Biblia claramente prohibió a los hijos de Israel a adoptar costumbres paganas de los que habitaban la tierra prometida y prohibió cualquier contacto con el ocultismo, como la adivinación, la hechicería, el espiritismo. Permítame leer Deuteronomio 18:9-11. La Biblia dice: Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos.
De modo que, amable oyente, los creyentes debemos abstenernos de participar en cualquier actividad que esté relacionada con Halloween. Su consulta también tiene que ver con cuál debería ser la actitud de los creyentes en cuanto a la fiesta de Halloween. Pues, además de abstenerse de participar en cualquier cosa relacionada con Halloween, los creyentes debemos alertar a todos en cuanto a los peligros del Halloween. Quien está detrás de todo lo que se practica en Halloween es el mundo espiritual maligno. Los pastores deberían instruir a su grey en cuanto a los peligros del Halloween. Los padres deberían enseñar a sus hijos acerca de los riesgos del Halloween. Halloween enfatiza violencia y muerte, los creyentes deberíamos mostrar que Cristo ofrece paz y vida eterna. Halloween enfatiza horror y miedo, los creyentes deberíamos mostrar que Cristo ofrece paz y seguridad. Halloween enfatiza el ocultismo, los creyentes deberíamos mostrar que la Biblia nos ordena a apartarnos de cualquier práctica ocultista, como la hechicería, la adivinación, el espiritismo. Mientras el mundo se entrega a la celebración de Halloween, los creyentes deberíamos reunirnos en familia o en la iglesia, para alabar al Señor, para orar, para oír su palabra. Lo importante es que los creyentes manifestemos una conducta diferente en este día.
La segunda consulta para el programa de hoy dice así: Si el alma existe, ¿Cuál es su función en la vida del hombre? Si el alma existe, ¿puede morir según lo que dice Ezequiel 18:4 o qué pasa con ella?.
El misterio de la vida es desconcertante y nunca lo es tanto como cuando se intenta hacer un análisis de la parte inmaterial del hombre. Vamos a dar lectura al texto que se encuentra en 1 Tesalonicenses 5:23: «Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.»
Según este texto, el ser humano es tripartito. Espíritu, alma y cuerpo. Es hasta cierto punto sencillo distinguir entre cuerpo y espíritu o entre cuerpo y alma, diciendo que lo uno es material y lo otro es inmaterial, pero el drama surge al tratar de entender las diferencias entre los dos elementos inmateriales, alma y espíritu. A este respecto debemos indicar que tanto el alma como el espíritu se usan indistintamente en la Biblia para indicar la parte inmaterial del ser humano. A modo de ejemplo note el uso de alma y espíritu en Lucas 1:46-47. «Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.»
Parecería como que alma y espíritu son términos sinónimos para hablar de la parte inmaterial de la persona. Lo mismo podríamos decir acerca de los que han partido de este mundo. Note como se los llama en Génesis 35:18 «Y aconteció que al salírsele el alma (pues murió), llamó su nombre Benoni, mas su padre lo llamó Benjamín.»
La parte inmaterial del ser humano es designada como alma en este texto. Pero ahora consideremos Hebreos 12:23 «a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos».
La parte inmaterial del ser humano es designada como espíritu en este texto. Si nos fundamentáramos solo en esto, podríamos concluir que alma y espíritu son distintos nombres para designar una misma cosa. Pero el problema radica en que a menudo los términos alma y espíritu no son intercambiables. Un caso así es Hebreos 4:12 «porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.»
Alma y espíritu no pueden ser sinónimos en este texto. Se nos dice que la palabra de Dios penetra hasta partir el alma y espíritu. Si esto es así, entonces, aparentemente debe haber una diferencia entre alma y espíritu. Por lo que hemos anotado y sin ser dogmáticos en esto, diríamos que el espíritu en el ser humano es el soplo de Dios en la criatura, el principio de vida que se deriva de Dios. El alma es la posesión individual del hombre, aquello que distingue a un hombre de otro y de la naturaleza inanimada. Algo que ayuda a entender un poco mejor el significado algo abstracto de alma y espíritu es mirarlo de esta manera: Cuerpo, alma y espíritu no son otra cosa que la base real de los tres elementos del hombre: Conciencia del mundo, conciencia propia, y conciencia de Dios. Con el cuerpo nos relacionamos con el mundo, con el alma nos relacionamos con nosotros mismos y con el espíritu nos relacionamos con Dios. En cuanto a la muerte del alma, vamos a leer Ezequiel 18:4. «He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.»
Tanto la palabra hebrea como griega, que se ha traducido como alma, se usa en dos sentidos muy diferentes. Uno para indicar la totalidad del ser, como cuando decimos que había cien mil almas en un estadio, y otro para indicar la base o el asiento de la individualidad del hombre. Esto hace que sea importante saber a qué se refiere la palabra alma según el contexto donde aparece. En el caso del texto recientemente leído, Ezequiel 18:4, la palabra alma se refiere a la totalidad del ser. Cuando la Biblia afirma que el alma que pecare esa morirá, está diciendo que el pecado produce una separación entre el hombre y Dios. El pecador está separado de Dios. Podemos decir que su alma está muerte a causa del pecado. Como dice una línea de aquel poema: Muertos son los que tienen muerta el alma. Afirma que el alma está muerta no es lo mismo que decir que el alma deja de existir, simplemente significa que está separada de Dios. ¿Qué pasa cuando una persona muere físicamente? Pues se produce una separación de la parte material, su cuerpo y la parte inmaterial, su alma y espíritu. El cuerpo vuelve al polvo pero el alma y espíritu continúan su existencia por la eternidad. El lugar en el cual existe el alma y espíritu depende de si la persona aceptó o rechazó a Jesucristo como Salvador. Los que recibieron a Cristo como Salvador mientras vivieron en este mundo, vivirán unidos a Dios en un lugar de bendición llamado cielo. Los que en vida rechazaron a Cristo continuarán separados de Dios por la eternidad en un lugar de tormento llamado infierno. La existencia del alma y espíritu después de la muerte física de un individuo es evidente en textos como Apocalipsis 6:9-10, «Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de las palabras de Dios y por testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?.
Allí lo tiene, las almas de los muertos durante la tribulación no habían dejado de existir o estaban inconscientes. Dice el texto que clamaban a gran voz orando al Señor. Esto prueba que el alma es inmortal.
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