Es motivo de gran gozo saludarle, mi amiga, mi amigo y darle la bienvenida a nuestro Consultorio Bíblico. Gracias por su sintonía. Gracias también por su apoyo en oración, por su apoyo económico y por su apoyo enviando consultas a este programa. Nos anima mucho contar con su colaboración. Mientras David Logacho se une a nosotros para responder sus consultas, quisiera anunciar la oferta del mes. Esta vez se trata del librito titulado: Diez Primeros Pasos para el Nuevo Creyente, escrito por el Dr. Woodrow Kroll, en el cual se presentan diez pasos basados en la palabra de Dios que han sido practicados con mucho éxito por creyentes maduros durante generaciones. Usted aprenderá sobre la importancia de la lectura diaria de la Biblia y la oración, la necesidad de desarrollar amistad con otros creyentes, el papel de la iglesia local en su vida y mucho más. Ponga estas instrucciones en práctica y pronto estará en el camino de experimentar una excitante y creciente relación con Cristo. Haga su pedido hoy mismo mediante una carta en la cual conste su nombre, su dirección postal y el nombre de la emisora por la cual escucha este programa y envíela a la siguiente dirección postal: La Biblia Dice… casilla 1701-3715 Quito, Ecuador. Para pedidos por teléfono o fax, marque cualquiera de estos telefax: 475563, 475564 o 472292, todos en Quito, Ecuador. Si desea hacer su pedido por Internet, visite nuestro web site en donde encontrará las instrucciones para ello. Tome nota de la dirección de nuestro web site: HYPERLINK «http://www.labibliadice.org» www.labibliadice.org
Las consultas para el día de hoy nos han sido hechas por un amigo oyente a través de Internet. La primera dice así: En Mateo 5:45 se dice que Dios hace llover sobre justos e injustos, pero en 2 Crónicas 6:26 habla de que Dios puede hacer cerrar los cielos para que no haya lluvia para castigar a los injustos. ¿Cómo se explica?
Pues, vamos a la explicación. Leamos Mateo 5:45, pero para tomar el contexto, leamos desde el versículo 43 hasta el 46. Dice así: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?” Esta es la magistral enseñanza de Jesús sobre el amor. Así como Dios ama a todos, sin distinción de personas, aún a sus enemigos, los que somos sus hijos debemos imitar esa forma de amar, porque los hijos imitan a sus padres. Por tanto, nosotros también debemos amar a todos, sin distinción de personas, aún a nuestros enemigos. Pero además de esto, podemos ver que el verdadero amor, el amor de Dios, se manifiesta en obras que benefician al objeto del amor. Dios es amor y ese amor se manifiesta en beneficios para las personas amadas. Por amor, Dios hace salir el sol sobre buenos y malos. Sin el sol, no habría vida en la tierra. Tanto los buenos como los malos disfrutan de este favor de Dios. Por amor, Dios hace llover sobre justos e injustos. Sin lluvia, la gente se moriría de hambre por falta de producción agrícola. Tanto justos como injustos disfrutan de este favor de Dios. Es la manifestación de su amor sin distinción de personas. Esto es lo que este pasaje bíblico enseña. Pero ahora vamos a leer el otro texto citado por Usted en su consulta. Se encuentra en 2 Crónicas 6:26, pero para tomar en cuenta el contexto, permítame leer desde el versículo 24 hasta el versículo 27. Dice así: “Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante del enemigo por haber prevaricado contra ti, y se convirtiere, y confesare tu nombre, y rogare delante de ti en esta casa, tú oirás desde los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y les harás volver a la tierra que diste a ellos y a sus padres. Si los cielos se cerraren y no hubiere lluvias, por haber pecado contra ti, si oraren a ti hacia este lugar, y confesaren tu nombre, y se convirtieren de sus pecados, cuando los afligieres, tú los oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, y les enseñarás el buen camino para que anden en él, y darás lluvia sobre tu tierra, que diste por heredad a tu pueblo.” Este pasaje bíblico, amigo oyente es parte de la oración de Salomón con ocasión de la dedicación del fastuoso templo de Jerusalén. En lo pertinente a la consulta, Salomón está hablando en cuanto a diversas formas de disciplina que Dios administra a su pueblo cuando peca. Una de las formas de disciplina es sufrir derrota militar ante sus enemigos. Otra forma de disciplina es la sequía. Dios puede cerrar los cielos para que no haya lluvia sobre determinada región del planeta como una medida de disciplina para su pueblo. Sin embargo, si su pueblo reconoce su pecado, lo confiesa a Dios y se aparta del mismo, Dios está dispuesto a levantar cualquier medida de disciplina que haya administrado. Así por ejemplo, si sufrió derrota militar como medida de disciplina, Dios les hará volver a la tierra que Dios les dio a ellos y a sus padres. Si hubo sequía como medida de disciplina, Dios les dará lluvia sobre la tierra que recibieron como heredad de parte de Dios. Dios es el Amo y Señor sobre la lluvia. Él hace llover cuando él quiere y donde él quiere y Él hace cesar la lluvia cuando él quiere y donde él quiere. La sequía no es una manifestación de falta de amor al pecador. Todo lo contrario, es una manifestación del amor de Dios al pecador, porque por la sequía, Dios busca afanosamente que el pecador reconozca su pecado, lo confiese y se arrepienta del mismo. Ese es el propósito de toda disciplina de Dios. Así que, amigo oyente, Dios hace llover sobre buenos y malos, sobre justos e injustos. Su amor es sin acepción de personas. Pero este mismo Dios tiene poder para no hacer llover sobre aquellos que necesitan ser disciplinados. No para acabar con ellos, sino para ayudarles a volver a encontrar el camino correcto. Incidentalmente, la falta de lluvia también afecta a buenos y malos, a justos e injustos. Si Dios ha determinado hacer que no llueva sobre Israel, a causa de su pecado. ¿Qué pasará con quizá los pocos justos en Israel, que no se rindieron al pecado como los demás? ¿Serán ellos librados de la sequía? ¿Hará Dios llover solo sobre donde están ellos? Ciertamente no. Eso le pasó a Elías. Dios cerró los cielos por tres años y medio, y Elías siendo justo, sufrió las consecuencias de esta sequía.
La segunda consulta del amigo oyente que hizo la consulta anterior es la siguiente: En Mateo 6:6 se exhorta a orar en secreto, pero en 1 Timoteo se exhorta a orar en público. ¿No le parece contradictorio?
No amigo oyente, no me parece en absoluto contradictorio. Más bien es complementario. Se debe orar en secreto, pero también se debe orar en público. Ambos tipos de oración son perfectamente válidos. Veámoslo en mayor detalle. Para eso leamos Mateo 6:5-6 donde dice: “Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” En este pasaje bíblico, Jesús no está condenando la oración en público, lo cual era válido y perfectamente legal. Lo que Jesús está condenando es la hipocresía que resulta de orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, no para ser oídos por Dios, sino para ser vistos y admirados por los hombres. Los que así lo hacen ya tienen su recompensa, la cual es la alabanza barata de hombres corruptos como ellos, pero jamás obtendrán recompensa de parte de Dios. La prueba de la sinceridad de la oración, está dada por la disposición voluntaria y gozosa de estar en un lugar donde no haya absolutamente nadie, para abrir el corazón delante de Dios únicamente. Esta es la oración que será recompensada por Dios pero no por los hombres. Ahora leamos 1 Timoteo 2:8 donde dice: “Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda” Esta es la ratificación de que es perfectamente válido orar en público, cuidando siempre la actitud del corazón, no sea que caigamos en la hipocresía de orar solamente para ser vistos por los hombres, lo cual condenó Jesús en Mateo 6:5. Pero si no existe la intención de atraer la atención hacia uno mismo, es bueno orar en público. En todo caso, si Usted no tiene la costumbre de orar a Dios en secreto, es mejor que no ore a Dios en público, para que nadie le tilde de hipócrita.
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