Desde Santiago, Chile, un amigo oyente nos hace una interesante consulta. Dice así: Después de ver una película cristiana basada en la parábola del rico y Lázaro, de Lucas 16: 22-24, debo suponer que cuando ambos murieron fueron sepultados, entonces si su cuerpo físico fue al sepulcro ¿Será que es su alma la que está en tormento? Y cuando pide que su lengua sea refrescada, ¿Qué significa? ¿Siente las llamas el alma del rico?

Gracias por su consulta amable oyente. Para beneficio de nuestros amables oyentes que no están familiarizados con el pasaje bíblico que trata este asunto, ¿qué tal si damos lectura al texto que se encuentra en Lucas 16:19-31? La Biblia dice: Había un hombre rico,  que se vestía de púrpura y de lino fino,  y hacía cada día banquete con esplendidez.

Luk 16:20  Había también un mendigo llamado Lázaro,  que estaba echado a la puerta de aquél,  lleno de llagas,

Luk 16:21  y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico;  y aun los perros venían y le lamían las llagas.

Luk 16:22  Aconteció que murió el mendigo,  y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham;  y murió también el rico,  y fue sepultado.

Luk 16:23  Y en el Hades alzó sus ojos,  estando en tormentos,  y vio de lejos a Abraham,  y a Lázaro en su seno.

Luk 16:24  Entonces él,  dando voces,  dijo:  Padre Abraham,  ten misericordia de mí,  y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua,  y refresque mi lengua;  porque estoy atormentado en esta llama.

Luk 16:25  Pero Abraham le dijo:  Hijo,  acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida,  y Lázaro también males;  pero ahora éste es consolado aquí,  y tú atormentado.

Luk 16:26  Además de todo esto,  una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros,  de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros,  no pueden,  ni de allá pasar acá.

Luk 16:27  Entonces le dijo:  Te ruego,  pues,  padre,  que le envíes a la casa de mi padre,

Luk 16:28  porque tengo cinco hermanos,  para que les testifique,  a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.

Luk 16:29  Y Abraham le dijo:  A Moisés y a los profetas tienen;  óiganlos.

Luk 16:30  El entonces dijo:  No,  padre Abraham;  pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos,  se arrepentirán.

Luk 16:31  Mas Abraham le dijo:  Si no oyen a Moisés y a los profetas,  tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.

El rico tuvo gran éxito en lo material, pero descuidó lo más importante, lo espiritual, su relación con Dios. Lázaro, como mendigo, fue un fracaso en lo material, pero se ocupó de lo más importante, lo espiritual, su relación con Dios. A los dos les llegó la hora de morir físicamente. El mendigo murió, su cuerpo fue al sepulcro y su espíritu y alma fueron llevados por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió, su cuerpo igualmente fue al sepulcro, pero inmediatamente su espíritu y alma se encontraron en el Hades. Es en este punto cuando el relato comienza a usar un lenguaje figurado para que los lectores puedan captar la severidad del castigo en el Hades. Usted habrá notado que el texto habla de que estando en el Hades, el rico alzó sus ojos, estando en tormentos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. ¿Cómo un ser incorpóreo, pues solamente estaba su espíritu y alma, pudo ver con los ojos a Abraham y Lázaro en su seno y además reconocer que se encontraba en tormento? La única respuesta es que se trata de lenguaje figurado para dar a entender la realidad y severidad del castigo para los que salen de este mundo sin el perdón de pecado. El uso del lenguaje figurado no niega la realidad y severidad del castigo para los que salen de este mundo sin haber arreglado sus cuentas con Dios.

Desde Quito, Ecuador, nos escribe una amiga oyente para hacernos la siguiente consulta: He presenciado en muchas ocasiones como ciertos hermanos cristianos, pastores y aún yo misma, utilizamos la sangre de Cristo para cubrirnos como señal de protección. La semana anterior en un estudio que tenemos en casa salió el tema y existe división de opiniones entre los hermanos, puesto que unos estamos de acuerdo en que la sangre de Cristo nos limpia del pecado, pero también tiene el poder para cubrirnos como protección, pero otros en cambio están seguros que la sangre no se usa como protección sino que cumple con la función de limpiarnos y que como protección tenemos la armadura de Cristo. Cabe mencionar que todos estamos de acuerdo en lo de la armadura, pero la duda está en lo de la sangre, puesto que en la Palabra no existe un versículo que sustente que la sangre pueda ser usada con este propósito, pero nos parece que si su sangre tiene poder para limpiarnos ¿por qué no va a tener el mismo poder para cubrirnos?

Cuando el Nuevo Testamento habla de la sangre de Cristo o de la sangre de Jesucristo, o de la sangre del Cordero, se está refiriendo a todo lo que comprende el sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario. En la cruz del Calvario, el Señor Jesucristo murió en lugar del pecador, para que el pecador que cree en él y lo recibe como su Salvador sea perdonado de su pecado. Note lo que dice 1 Juan 1:6-7 Si decimos que tenemos comunión con él,  y andamos en tinieblas,  mentimos,  y no practicamos la verdad;

1Jn 1:7  pero si andamos en luz,  como él está en luz,  tenemos comunión unos con otros,  y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

Es la sangre de Jesucristo, su sacrificio en la cruz del Calvario, la sangre que él derramó en la cruz del Calvario, lo que nos lava y nos hace limpios de todo pecado a los que hemos creído en Cristo y le hemos recibido como Salvador. De modo que todo creyente se ha beneficiado en el pasado, el momento que recibió a Cristo como Salvador, de la sangre de Cristo o de la sangre de Jesucristo o de la sangre del Cordero, y en consecuencia ya fue lavado de su pecado y en esas condiciones es salvo, no hay nada ni nadie que pueda acusarle de algo para condenarle. Observe lo que dice Romanos 8:31-39 ¿Qué,  pues,  diremos a esto?  Si Dios es por nosotros,  ¿quién contra nosotros?

Rom 8:32  El que no escatimó ni a su propio Hijo,  sino que lo entregó por todos nosotros,  ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

Rom 8:33  ¿Quién acusará a los escogidos de Dios?  Dios es el que justifica.

Rom 8:34  ¿Quién es el que condenará?  Cristo es el que murió;  más aun,  el que también resucitó,  el que además está a la diestra de Dios,  el que también intercede por nosotros.

Rom 8:35  ¿Quién nos separará del amor de Cristo?  ¿Tribulación,  o angustia,  o persecución,  o hambre,  o desnudez,  o peligro,  o espada?

Rom 8:36  Como está escrito:

Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; 

 Somos contados como ovejas de matadero.

Rom 8:37  Antes,  en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Rom 8:38  Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte,  ni la vida,  ni ángeles,  ni principados,  ni potestades,  ni lo presente,  ni lo por venir,

Rom 8:39  ni lo alto,  ni lo profundo,  ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,  que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Todo esto ya es un hecho para los que hemos recibido a Cristo como Salvador. La sangre de Cristo nos ha limpiado ya de todo nuestro pecado, pasado, presente y futuro, y por tanto nadie, ni Satanás el acusador de los hermanos, tiene motivo alguno para acusarnos y pedir a Dios que nos condene. La costumbre de algunos creyentes de invocar la sangre de Cristo para combatir a Satanás y sus demonios, se origina en el texto de Apocalipsis 12:11, pero para tomar en cuenta el contexto, permítame leer desde el versículo 7. La Biblia dice: Después hubo una gran batalla en el cielo:  Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón;  y luchaban el dragón y sus ángeles;

Rev 12:8  pero no prevalecieron,  ni se halló ya lugar para ellos en el cielo.

Rev 12:9  Y fue lanzado fuera el gran dragón,  la serpiente antigua,  que se llama diablo y Satanás,  el cual engaña al mundo entero;  fue arrojado a la tierra,  y sus ángeles fueron arrojados con él.

Rev 12:10  Entonces oí una gran voz en el cielo,  que decía:  Ahora ha venido la salvación,  el poder,  y el reino de nuestro Dios,  y la autoridad de su Cristo;  porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos,  el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.

Rev 12:11  Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos,  y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.

Esto es algo que sucederá durante la tribulación, cuando la iglesia ya no estará en la tierra. Satanás y sus demonios serán arrojados a la tierra y el cielo prorrumpirá en vítores reconociendo que ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo. ¿Por qué? Pues porque Satanás, el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de Dios día y noche, ha sido lanzado fuera. Como resultado, los hermanos han salido victoriosos, no por su propia fuerza, sino por medio de la sangre del Cordero, esto es, por medio de la muerte de Cristo en la cruz del Calvario, y de la palabra del testimonio de ellos. Así que este texto no está hablando de invocar la sangre de Cristo para derrotar a Satanás. Satanás ya fue derrotado cuando Cristo derramó su sangre en la cruz del Calvario. Lo que está diciendo este texto que los hermanos han vencido a Satanás y sus demonios por medio de lo que Cristo el Cordero hizo por ellos al morir en la cruz del Calvario en lugar de ellos. Lo que necesita hacer el creyente para mantenerse firme ante los ataques de Satanás, es fortalecerse en Señor y en el poder de su fuerza y vestirse de toda la armadura de Dios. De esta manera el creyente estará firme contra las acechanzas del diablo.

 

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