Es un gozo compartir con nuestros amigos oyentes este correo electrónico. Dice así: Reciban cordiales saludos desde Alemania. A través de HCJB-Ecuador, vía Internet, escucho diariamente (y hasta cuatro veces) sus estudios bíblicos y consultorio bíblico. Dios, nuestro Señor, siga bendiciéndolos ricamente por su ministerio. Sobre todo por llevar la Palabra del único Dios Vivo y Verdadero, el Primero y el Último, Amén. Mi consulta es la siguiente: En una prédica escuché que un hogar cristiano camina realmente con el Señor, cuando el padre de familia, el esposo, asume su tarea como rey, sumo sacerdote y profeta, igual a como lo hace Jesús. ¿Puede usted explicar lo que esto significa a la luz de la Palabra de Dios? También, ¿en qué parte de la Biblia se puede encontrar, si es que existe, una declaración igual o semejante? Muy agradecida por su respuesta y hasta la próxima. En estos momentos comienza su estudio bíblico sobre el Padre Nuestro y no quiero perdérmelo, aún cuando lo escuche varias veces al día, siempre encuentro una gran riqueza en ellos. Gracias nuevamente por escudriñar tan profundamente lo que nuestro Padre nos dice a nosotros, los creyentes, Sus hijos escogidos. ¡Ustedes son realmente una gran bendición!

Gracias amable oyente por sus comentarios sobre nuestro ministerio. La honra y la gloria sean para el Señor a quien procuramos servir con limpia conciencia. Usted ha oído en algún mensaje que los esposos deber ser profetas, sacerdotes y reyes, para que las cosas marchen bien en sus hogares y se pregunta básicamente dos cosas. ¿Dónde está esto en la Biblia? Y ¿Cuál sería el significado de esta declaración? Bueno, en cuanto a lo primero, no existe texto bíblico o pasaje bíblico en el cual aparezca textualmente que los esposos deben ser profetas, sacerdotes y reyes en sus hogares. Pero esto no significa que este concepto sea antibíblico por cuanto existen varios pasajes bíblicos en los cuales se ve que el rol o función de los esposos debe ser algo semejante a lo que cumplían los sacerdotes, los profetas y los reyes. Me explico mejor: Un sacerdote en el Antiguo Testamento era el que hablaba a Dios a nombre del pueblo. Pues un esposo debe hacer lo mismo en su hogar, debe hablar a Dios a nombre de los miembros de su familia. Tiene que ver con la intercesión ante Dios en oración. Los esposos deben ser intercesores en sus hogares. Note lo que dice Efesios 6:18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
Esto no es algo que deben cumplir sólo los esposos, sino todo creyente en general. Debemos orar con toda perseverancia y súplica por todos los santos, cuanto más si los santos son los miembros de la familia, la esposa, los hijos. Complementario con esto, un profeta en el Antiguo Testamento era el que hablaba al pueblo a nombre de Dios. Pues un esposo debe hacer lo mismo en su hogar, debe hablar a los miembros de su familia a nombre de Dios. Note por ejemplo lo que Dios ordenó por medio de Moisés al pueblo de Israel. Se encuentra en Deuteronomio 6:6-7. La Biblia dice: Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
Deu 6:7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
Los judíos tenían la responsabilidad de conocer la palabra de Dios, de modo que puedan enseñar la palabra de Dios a sus hijos, hablando esa palabra de Dios cuando los hijos estén en la casa, o cuando los hijos estén andando por el camino, tanto al acostarse como al levantarse. Una forma de decir en todo tiempo y en toda circunstancia. Aquí tenemos a los padres cumpliendo una función parecida a la de los profetas, al hablar a los miembros de su hogar la palabra de Dios. Pero ahora pensemos en el oficio de los reyes en el Antiguo Testamento. Su función básicamente consistía en gobernar. Ellos eran la cabeza de sus naciones. Pues existe un parecido con el rol o función de los esposos en sus hogares. El esposo es el líder del hogar, o la cabeza del hogar. Note lo que dice Efesios 5:22-23 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor;
Eph 5:23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
El esposo es cabeza de la esposa y por extensión es cabeza del hogar. Esto no significa que el esposo debe ser un tirano que tiene subyugados a su esposa y a sus hijos. El esposo debe ser un líder siervo, quien con amor gobierna sabiamente su hogar. Tenemos entonces que la función de un esposo en su hogar tiene evidentes paralelos con la función de un sacerdote, de un profeta y de un rey. Pero eso no es todo. La Biblia habla de que el Señor Jesús vino a este mundo como sacerdote, como profeta y como rey. Siendo así, el Señor Jesús es un excelente e inmejorable modelo para todos los esposos. Si los esposos fuéramos más efectivos imitando a nuestro modelo el Señor Jesús, estaríamos intercediendo sin cesar por los miembros de nuestro hogar, la parte del sacerdote, estaríamos enseñando con precisión la palabra de Dios a los miembros de nuestro hogar, la parte del profeta, y estaríamos gobernando con amor y sabiduría nuestro hogar, la parte del rey.

La segunda consulta para el programa de hoy dice así: nosotros quienes no somos el pueblo de Israel, ¿también se nos demanda guardar el séptimo día de la semana como día de reposo? ¿es un mandamiento para la iglesia?

Guardar el séptimo día de la semana como día de reposo fue una señal del pacto que Dios hizo con su pueblo escogido Israel. Ezequiel 20:10-12 dice: Los saqué de la tierra de Egipto, y los traje al desierto,
Eze 20:11 y les di mis estatutos, y les hice conocer mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá.
Eze 20:12 Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico.
Según este pasaje bíblico y muchos otros más como este, el guardar el séptimo día como día de reposo jamás fue dado a los gentiles sino solamente a los judíos, el pueblo escogido de Dios, y por eso ha sido incorporado a la ley de Moisés como el cuarto mandamiento del decálogo. Siendo así, el asunto se reduce a lo siguiente: ¿Está el creyente bajo la ley en alguna forma? El Nuevo Testamento responde a esta pregunta en Romanos 6:14 donde dice: Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
Los creyentes no estamos bajo la ley sino bajo la gracia. Por tanto no estamos en obligación de guardar el séptimo día como día de reposo. Inclusive, el Nuevo Testamento condena que los creyentes guardemos días especiales. Note lo que dice Colosenses 2:16 Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo,
De modo que, amable oyente por el hecho que guardar el séptimo día como día de reposo fue dado al pueblo de Israel como una señal de su pacto con Dios, y por cuanto la iglesia no es el pueblo de Israel, la iglesia no está en obligación de guardar ningún día como día de reposo, conforme a los mandatos del Nuevo Testamento. Además, el Nuevo Testamento insiste en el hecho que los creyentes no estamos bajo la ley sino bajo la gracia. Esto no significa que los creyentes podemos vivir como queramos, porque el Nuevo Testamento contiene nueve de los diez mandamientos como una norma de vida para que el creyente agrade a Dios. El único mandamiento que no consta es el cuarto, justamente aquel que tiene que ver con guardar el séptimo día como día de reposo. Insistir que los creyentes debemos guardar el séptimo día como día de reposo tiene serias implicaciones, porque por ejemplo implicaría que debemos guardar todo lo que Dios instituyó en la ley de Moisés, algo que es imposible. Implica también que se desprecia la obra del Señor Jesucristo en la cruz, porque él murió justamente para permitir que hombres pecadores como nosotros, podamos ser perdonados aparte de la ley de Moisés, por fe en su obra redentora. Los que tratan de guardar el séptimo día de la semana como día de reposo, para así ser salvos, en el fondo están diciendo: Yo soy salvo por obras, y la Biblia es clara cuando muestra que la salvación no es por obras sino por la sola fe. Tan pronto como nació la iglesia cristiana hubo personas que intentaron que los creyentes se sometan a algunos preceptos de la ley de Moisés. El Apóstol Pablo los confrontó con dureza. La reprensión está en la Epístola a los Gálatas. Pablo dice en esencia que se trata de un evangelio diferente del original, y por tanto está bajo maldición. Gálatas 1:6-9 dice: Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.
Gal 1:7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.
Gal 1:8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
Gal 1:9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.

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