La primera consulta para el programa de hoy nos llega desde Costa Rica y dice así: Aquí en Costa Rica hay muchas congregaciones que aceptan que una mujer ocupe el oficio de pastor. Yo creo que no debería ser así. He tenido diferencias con personas de mi iglesia acerca de esto porque afirman que Dios no hace acepción de personas. ¿Cómo explicar este asunto?

Gracias por su consulta amable oyente. Este asunto es bastante controversial hoy en día amable oyente. De ninguna manera pretendo ofender a nadie sino que simplemente me voy a limitar a compartir lo que es mi convicción personal sobre este tema, fundamentado en mi modesto conocimiento de las Escrituras. Como punto de partida me gustaría citar el pasaje bíblico en 1 Timoteo 3:1-5  Palabra fiel:  Si alguno anhela obispado,  buena obra desea.

1Ti 3:2  Pero es necesario que el obispo sea irreprensible,  marido de una sola mujer,  sobrio,  prudente,  decoroso,  hospedador,  apto para enseñar;

1Ti 3:3  no dado al vino,  no pendenciero,  no codicioso de ganancias deshonestas,  sino amable,  apacible,  no avaro;

que gobierne bien su casa,  que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad

1Ti 3:5  (pues el que no sabe gobernar su propia casa,  ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);

Este pasaje bíblico es parte de los requisitos de carácter que deben cumplir todos aquellos que anhelan el oficio de obispo o pastor o anciano. Obispo, pastor y anciano son términos sinónimos. Uno de los requisitos es que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad. Luego, entre paréntesis, Pablo expresa algo clave para el asunto que estamos dilucidando. Dice que el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios? Esto implica que la casa es el laboratorio donde se prueba la capacidad para gobernar del potencial obispo, pastor o anciano. Si el potencial obispo, pastor o anciano fracasa en gobernar bien su casa, no podrá tampoco gobernar la iglesia de Dios. La gran pregunta por tanto es: ¿Cómo debe el potencial obispo, pastor o anciano, gobernar su casa? Pues uno de los elementos más importante del gobierno de una casa es que el esposo asuma su rol o función de cabeza y que la esposa asuma su rol o función de someterse a él. Note lo que dice Efesios 5:22-23  Las casadas estén sujetas a sus propios maridos,  como al Señor;

Eph 5:23  porque el marido es cabeza de la mujer,  así como Cristo es cabeza de la iglesia,  la cual es su cuerpo,  y él es su Salvador.

Cuando una esposa se somete voluntaria y gozosamente al Señor, no tendrá problema para someterse también a su esposo. Someterse no denota inferioridad de ninguna naturaleza, sino simplemente que ella ocupa el lugar que Dios le ha asignado en la cadena de autoridad en la casa, en cuya cadena, el esposo es el líder o la cabeza. La ilustración más precisa de esta relación esposa-esposo es la relación iglesia-Cristo. Así como Cristo es cabeza de la iglesia, el esposo también es la cabeza de la esposa. Ser cabeza del cuerpo denota dirección, cuidado y provisión para el cuerpo. Por esto Efesios 5:25 dice: Maridos,  amad a vuestras mujeres,  así como Cristo amó a la iglesia,  y se entregó a sí mismo por ella,

Ninguna casa podrá funcionar adecuadamente si se invierte este principio importante del esposo como cabeza y la esposa como cuerpo en sumisión a él. De manera que este principio de gobierno teniendo al varón como cabeza y a la mujer en sumisión a él, debe manifestarse también en la iglesia, como en una casa bien gobernada porque la casa es el laboratorio donde se prueba la capacidad de gobernar del varón, del potencial obispo, pastor o anciano. Corresponde por tanto que la mujer esté en sumisión al varón en la iglesia. De modo que una mujer no debe ejercer dominio sobre el varón en la iglesia. De esto se desprende que una mujer no debe ejercer el pastorado en una iglesia porque al hacerlo estaría ejerciendo dominio sobre el varón. Esta conclusión queda confirmada por varios pasajes bíblicos como por ejemplo 1 Corintios 14:34-35 donde dice: vuestras mujeres callen en las congregaciones;  porque no les es permitido hablar,  sino que estén sujetas,  como también la ley lo dice.

1Co 14:35  Y si quieren aprender algo,  pregunten en casa a sus maridos;  porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.

En el mismo sentido tenemos lo que dice 1 Timoteo 2:11-14 donde dice: La mujer aprenda en silencio,  con toda sujeción.

1Ti 2:12  Porque no permito a la mujer enseñar,  ni ejercer dominio sobre el hombre,  sino estar en silencio.

1Ti 2:13  Porque Adán fue formado primero,  después Eva;

1Ti 2:14  y Adán no fue engañado,  sino que la mujer,  siendo engañada,  incurrió en transgresión.

En estos dos pasajes bíblicos se nota claramente que la posición de la mujer en la iglesia es de sumisión al varón. Mal puede por tanto una mujer ocupar el oficio de Pastor en una iglesia. En contra de este razonamiento, generalmente se argumenta que atenta contra el principio de igualdad expresado por Pablo en Gálatas 3:28. Para tomar en cuenta el contexto de este versículo permítame leer desde el versículo 22 hasta el versículo 28 Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado,  para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.

Gal 3:23  Pero antes que viniese la fe,  estábamos confinados bajo la ley,  encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.

De manera que la ley ha sido nuestro ayo,  para llevarnos a Cristo,  a fin de que fuésemos justificados por la fe.

Gal 3:25  Pero venida la fe,  ya no estamos bajo ayo,

Gal 3:26  pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;

Gal 3:27  porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo,  de Cristo estáis revestidos.

Gal 3:28  Ya no hay judío ni griego;  no hay esclavo ni libre;  no hay varón ni mujer;  porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

El punto que Pablo quiere establecer en este pasaje bíblico es que todos los creyentes, sin importar su raza, su estado social o sexo, son hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús. De manera que este versículo se aplica en primer lugar a la posición que tenemos ante Dios. En el pasaje bíblico se compara entre la condición bajo la ley, la cual condena a toda la humanidad sin distinción alguna y la condición en Cristo, la cual justifica por igual, sin distinción alguna a todos los creyentes, independientemente de su raza, de su posición social y de su sexo. De ninguna manera Pablo está diciendo que no hay diferencia entre los roles o funciones del varón y la mujer en la vida, en la familia y en la iglesia. Comentando acerca de la cadena de autoridad que aparece en 1 Corintios 11:3-15, el autor John MacArthur dice lo siguiente en la Biblia anotada por él: No existe distinción entre hombres y mujeres en lo que se refiere a dignidad personal, intelecto o espiritualidad. Sin embargo, Pablo afirma que las mujeres deben funcionar en el orden establecido por Dios, en sumisión a la autoridad de los hombres, y lo hace a través de varios puntos: Primero, el modelo de la deidad, en el versículo 3. Segundo, el diseño divino para ambos géneros, en el versículo 7. Tercero el orden de la creación en el versículo 8. Cuarto el propósito de la mujer con relación al hombre en el versículo 9. Quinto, la consideración de los ángeles en el versículo 10 y sexto, las características de la fisiología natural en los versículos 13 a 15. Hasta aquí la cita de este autor. Se dice también que en el Nuevo Testamento se ve a muchas mujeres muy activas en la obra de la iglesia primitiva y se asume que lo hacían en el oficio de pastoras, pero un examen riguroso de los casos en los cuales aparecen mujeres involucradas en la obra del Señor mostrará que no lo hicieron en el oficio de pastoras. Podemos estar seguros que cuando las mujeres profetizaron, enseñaron y evangelizaron en el Nuevo Testamento lo hicieron de una manera que no atente contra el principio divino de la sumisión de la mujer al liderazgo del varón. Este es el caso de mujeres como María, Priscila, Febe, Evodia, Síntique, Lidia y muchas más. En conclusión amigo oyente, por el hecho que el Nuevo Testamento enseña que las mujeres no deben enseñar ni ejercer dominio sobre el hombre sino estar en silencio con toda sujeción, una mujer no debe tomar el oficio de pastor en una iglesia local. Como dije al inicio, esta es mi convicción personal, compartida por muchos, pero también combatida por muchos. Que el Señor le dé sabiduría para adoptar su propia convicción al respecto.

 

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