Nos escribe un amigo oyente de Trujuy, Moreno, Argentina. Dice así: He leído que el Señor pidió espadas en el Getsemaní, y había dos, sin embargo no eran para ser usadas. ¿Por qué razón?

Gracias por su consulta amable oyente. Vamos a dar lectura al pasaje bíblico que muy probablemente Usted ha estado leyendo. Se encuentra en Lucas 22:35-38 donde dice: “Y les dijo: Cuando os envié sin bolsa, sin alforja, y sin calzado, ¿os faltó algo? Ellos dijeron: Nada. Y les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja; y el que no tiene espada, venda su capa y compre una. Porque os digo que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y fue contado con los inicuos; porque lo que está escrito de mí, tiene cumplimiento. Entonces ellos dijeron: Señor, aquí hay dos espadas. Y él les dijo: Basta” Este episodio de la vida de Jesús tuvo lugar en el aposento alto donde celebró la pascua con sus discípulos. Jesús hace memoria del evento ocurrido hace tiempo atrás cuando el Señor designó a setenta y les envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. Parte de las instrucciones que les dio aparecen en Lucas 10:4 donde dice: “No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino”. La urgencia de la misión, demandaba que los discípulos no se distraigan pensando en la bolsa ni en la alforja ni en el calzado ni en los deberes sociales. Jesucristo se encargaría de proveer todo lo que necesitaban, no importa si se trata de dinero, comida, vestido o protección. Pensando en este episodio, Jesús preguntó a sus discípulos: ¿os faltó algo? La respuesta unánime de sus discípulos fue: Nada. Sin embargo, el tiempo había pasado. Israel había rechazado a su Mesías. El reino que Jesús estaba ofreciendo fue rechazado y despreciado por la nación de Israel. Las condiciones en ese momento, por tanto; eran totalmente diferentes con relación al tiempo cuando Jesús envió a los setenta. En cuestión de minutos, Jesús iba a ser entregado a traición por Judas Iscariote para ser maltratado y crucificado y se iba a desatar una feroz persecución contra sus discípulos. Jesús está anunciando de antemano los tiempos difíciles que esperaban a sus seguidores. En estos tiempos difíciles, era necesario que el que tiene bolsa, la tome, porque va a necesitar dinero para subsistir. El que tiene alforja, la tome, porque va a necesitar comida para subsistir. Inclusive va a ser necesario que se provean de una espada. Hará tanta falta que será preferible vender la capa para comprar con ese dinero una espada. La palabra que se ha traducido como “espada” en realidad se refiere a una daga o un cuchillo, o inclusive una navaja. No se refiere al arma blanca para atacar, larga, recta, aguda y cortante con guarnición y empuñadura. Se concluye entonces que Jesús no estaba sugiriendo que sus discípulos se armen para defenderse sino que se provean de lo mínimo indispensable para enfrentar un tiempo de especial calamidad. Como en otras ocasiones, los discípulos no comprendieron lo que Jesús trataba de decir, y rápidamente hicieron un inventario de cuantas espadas tenían. Señor, aquí hay dos espadas, dijeron a Jesús. Jesús simplemente respondió: Basta. La expresión de Jesús, basta, no significa: Con esas dos espadas que tenemos es suficiente. O con esas dos espadas podemos defendernos. Lo que Jesús estaba diciendo es: Basta ya de pensar que con espadas vamos a alterar los designios de Dios. Ya no vamos a hablar más de eso. Déjenlo allí. Ha llegado el instante de que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de pecadores para ser escarnecido y crucificado. Esto se confirma cuando apenas un poco más tarde, a raíz que Pedro hirió con una espada a un siervo del sumo sacerdote, Jesús le reprendió severamente diciéndole: Basta ya; dejad. Luego procedió a curar milagrosamente al siervo del sumo sacerdote. Si Jesús hubiera tenido en mente el uso de la espada para defenderse a sí mismo o a sus discípulos, no hubiera reprendido de esta manera a Pedro. Pedro habría estado haciendo lo correcto. Pero Jesucristo jamás ha tenido en mente echar mano de las armas para establecer o preservar su reino. En Juan 18:36 leemos: “Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.” Jesús mismo disuadió el uso de las armas para atacar o defenderse cuando según Mateo 26:52 dijo a Pedro: “Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que tomen espada, a espada perecerán.” Así que, esto de vender hasta la capa para comprar una espada tiene que ver con aprovisionarse de lo mínimo indispensable para enfrentar una época de tenaz persecución. La espada era parte de esa provisión, no necesariamente para atacar o defenderse sino como una útil herramienta para el diario vivir.

La segunda consulta en la edición de hoy de Consultorio Bíblico, nos ha sido hecha por un amigo oyente de Caracas, Venezuela, quien escucha La Biblia Dice… a través de la RRB de esa ciudad. Dice así: Las peleas o guerras diarias entre Israelíes y Palestinos nos dan alguna señal acerca de los últimos tiempos. ¿Por qué se pelean? ¿Cuál es el motivo?

El origen del conflicto palestino israelí se remonta a miles de años de sangrienta historia. Las regiones montañosas de Judea y Samaria, llamadas Cisjordania desde 1950, fueron el centro de la vida judía durante 2000 años. Gaza por otro lado, fue un territorio filisteo durante el período de los reinos judíos. Después de 200 años de guerras intermitente con el imperio romano, se produjo una revuelta general en el año 135 AC, siendo el resultado la dispersión como esclavos y refugiados de un gran número de la población judía, aunque siempre habitaron, a lo largo de los tiempos, un número considerable de judíos en la provincia romana de Palestina. Desde el primer siglo antes de Cristo, hasta 1948, el territorio objeto del conflicto palestino israelí ha sido gobernado por numerosas potencias e imperios extranjeros. Las fronteras nunca fueron las mismas, como tampoco su nombre. La mayor parte del tiempo, excepto durante el Reino de los cruzados, el territorio no fue un ente político independiente, normalmente constituyó una provincia menor gobernada por las metrópolis de los distintos imperios ocupantes. En el año 683 los árabes capturaron Jerusalén, y Palestina dejó de se parte del imperio de Bizancio. Durante el califato árabe del 683 al 1099 la mayoría de la población adoptó el idioma árabe y se produjeron numerosas conversiones al Islam por parte de la población cristiana. Durante el período entre 1517 y 1918 Palestina formó parte del imperio otomano de Turquía, después de la conquista de Suleimán el Magnífico. Debido a las persecuciones de judíos en Rusia de 1881 y al incremento del antisemitismo en Europa, comienzan en 1822 las emigraciones judías a la provincia palestina del imperio otomano. En el año 1917, el general británico Allenby entró en Jerusalén terminando así con cuatro siglos de dominación turca. En ese mismo año se produjo la declaración unilateral del gobierno británico que dio su apoyo al establecimiento de un Hogar Nacional judío en Palestina, en lo que conoce como la declaración de Balfour. En 1942 comienzan las masivas emigraciones de judíos europeos a Palestina por el genocidio de la Alemania Nazi. Las Naciones Unidas adoptaron, en 1947 la resolución 181 que establecía la partición de Palestina. La comunidad judía aceptó dicha resolución, pero no así los países árabes. El 14 de Mayo de 1948 Israel declaró su independencia y al día siguiente los ejércitos regulares de cinco estados árabes, conjuntamente con los árabes locales y un contingente de Arabia Saudita, invadieron el territorio del mandato británico. Ya en ese momento parte de él era el Estado de Israel. Mas tarde se firmó un armisticio. Durante los años siguientes continuaron las oposiciones árabes a la existencia de Israel, manifestado en el bloqueo, boicot económico, hostilidad diplomática, terrorismo y despliegues militares. El resultado fue la guerra del Sinaí en 1956 en la que las tropas israelíes vencieron a las egipcias capturando la franja de Gaza y la península del Sinaí. En 1964, Ahmed es-Suqueiri funda la Organización para la Liberación de Palestina, aunque los países árabes utilizaron la OLP como un arma más en contra de la existencia del Estado de Israel. Años más tarde, se aliaron Egipto Siria y Jordania para acabar con Israel. Ante esta situación, Israel lanzó un ataque preventivo, comenzando la guerra de los seis días en la que quedaron bajo dominio israelí los Altos del Golán, el Margen Occidental y Jerusalén Este, la franja de Gaza y la península del Sinaí. En 1969 una de las facciones palestinas, Al Fatha se hace cargo de la OLP poniendo a su frente a uno de sus líderes, Yasser Arafat. En 1987 nace la Intifada, o liberación en traducción libre, consistente en revueltas callejeras de hostigamiento a las tropas israelíes de seguridad en los territorios. A partir de entonces con altos y bajos en los intentos por lograr la paz, los palestinos viven en permanente confrontación contra los israelíes. En el fondo, todo gira alrededor de la eliminación del Estado de Israel. Visto así, este conflicto tiene en realidad su origen en la animosidad entre Ismael hijo de Abraham con la esclava Agar e Isaac, hijo de Abraham con la libre Sara. Los árabes son descendientes de Abraham por el lado de Ismael y los israelíes son descendientes de Abraham por el lado de Isaac. Esto seguirá así, hasta que venga por segunda vez el Señor Jesucristo a la tierra, quien traerá la paz mundial, tan esquiva por ahora, en lo que se llama el reino milenial de Cristo. El sangriento enfrentamiento diario entre palestinos e israelíes solamente indica que está muy cerca la segunda venida de Cristo a este mundo, episodio que será precedido por el arrebatamiento de la iglesia para encontrarse con su Señor en el aire.

 

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