Nos escribe un amigo oyente de Ciudad de Judibana, Estado Falcón, Venezuela, quien nos escucha por medio de Radio Transmundial. Su consulta es la siguiente: En Génesis 15:8-11 Abram preguntó al Señor Jehová: ¿En qué conoceré que la he de heredar? Y el Señor Jehová le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también y un palomino. Por favor explíqueme: ¿Por qué una becerra y no un becerro? ¿Cuál es el significado de los tres años en cada animal? ¿Por qué no partió las aves? ¿Cuál es el significado de cada animal, incluyendo las aves de rapiña que ahuyentaba Abram, según el versículo 11?
Gracias por su consulta amigo oyente. En Génesis capítulo 15 encontramos el relato del pacto que Dios hizo con Abram. Abram manifestó a Dios su preocupación por cuanto estaba poniéndose viejo y todavía no había tenido ni siquiera un hijo con su esposa Sarai. Dios por tanto prometió a Abram darle un heredero. Además, Dios llevó a Abram fuera y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Al oír la palabra de Dios, Abram simplemente creyó la palabra de Dios y eso le fue contado por justicia. Dios ratificó a Abram que le había sacado de Ur de los Caldeos para heredar la tierra que él le había prometido. Aun creyendo la palabra de Dios, Abram pidió a Dios una señal de lo que Dios le estaba prometiendo. Fue en estas circunstancias que aconteció la historia que fue motivo de su consulta. Permítame leer el pasaje bíblico que se encuentra en Génesis 15:8-21. La Biblia dice: Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar? Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino. Y tomó él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra; mas no partió las aves. Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abram las ahuyentaba. Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él. Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí. Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates; la tierra de los ceneos, los cenezeos, los admoneos, los heteos, los ferezeos, los refaítas, los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.
Dios está por dar a Abram una seguridad de lo que había prometido. Para eso, instruye a Abram a que traiga una becerra de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un palomino. ¿Por qué una becerra y no un becerro? No se puede saber con certeza. Tal vez porque la becerra era más cotizada que el becerro. La becerra podía dar crías y también podía proveer de leche. Con esto Dios estaría insinuando que a él se le debe dar lo mejor. ¿Por qué la becerra, la cabra y el carnero debían tener tres años? Pues porque a esa edad se consideraba que estos animales llegaban a su madurez y plenitud de vigor. Dios está enseñando por medio de esto, una vez más, que a él se le debe ofrecer lo mejor. Luego Abram partió la becerra, la cabra y el carnero por la mitad y puso cada mitad una enfrente de la otra; mas no partió las aves. La becerra, la cabra, el carnero, la tórtola y el palomino, no tienen otro significado sino aquel de ser animales aptos para ser sacrificados como ofrenda a Dios. Desde tiempos inmemoriales en la cultura oriental había la costumbre de sellar un pacto por medio de que las partes que hacen el pacto caminen por en medio de un animal partido en dos, colocando cada mitad enfrente de la otra. Parece ser que el simbolismo de esta práctica tiene que ver con que si una de las partes viola el pacto, queda sujeta a morir así como ha muerto ese animal. Esta idea aparece en Jeremías 34:18-20 donde dice: Y entregaré a los hombres que traspasaron mi pacto, que no han llevado a efecto las palabras del pacto que celebraron en mi presencia, dividiendo en dos partes el becerro y pasando por medio de ellas; a los príncipes de Judá y a los príncipes de Jerusalén, a los oficiales y a los sacerdotes y a todo el pueblo de la tierra, que pasaron entre las partes del becerro, los entregaré en mano de sus enemigos y en mano de los que buscan su vida; y sus cuerpos muertos serán comida de las aves del cielo, y de las bestias de la tierra.
Las aves no fueron partidas por la mitad, probablemente por su poco tamaño. Así que, por decirlo así, Abram preparó un callejón con las mitades de los animales y con la tórtola y el palomino, y se sentó a esperar para ver el paso siguiente de Dios. Mientras esperaba, las aves de rapiña descendían para comer la carne de los animales muertos y Abram tuvo que extremar esfuerzos para ahuyentarlas. De lo que he investigado, el único simbolismo de este hecho es que las aves de rapiña representan a Satanás, quien es contrario a los pactos que Dios quiere hacer con los suyos. A la caída del sol, Abram se quedó profundamente dormido y le rodeó una espesa oscuridad. Mientras Abram dormía, Dios hizo saber a Abram que su descendencia morará en tierra ajena, en la tierra de Egipto, y será esclava. La opresión durará cuatrocientos años. Sin embargo, Dios iba a juzgar a la tierra de Egipto, y después de esos cuatrocientos años de opresión, la descendencia de Abram saldrá con gran riqueza. Abram será reunido a sus antepasados en buena vejez. Y en la cuarta generación volverán. Tomará cuatrocientos años para que llegue al colmo la maldad de la gente que habita en la tierra que la descendencia de Abram va a poseer. Cuando el sol se puso y se hizo oscuro, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. Abram seguía durmiendo. Era Dios caminando por entre los animales divididos. Esto significa que el pacto que Dios hizo con Abram fue un pacto incondicional, el cumplimiento de las promesas del pacto depende totalmente de Dios, no de Abram.
La segunda consulta para el programa de hoy es la siguiente: ¿Existe diferencia entre los ángeles caídos, los espíritus inmundos y los demonios?
De un análisis de los textos que tratan este asunto parece que ángeles caídos, espíritus inmundos y demonios son términos sinónimos. Permítame mencionar los siguientes textos a manera de descargo por lo dicho.
Primero, Marcos 1:26 dice: «Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz salió de él»
Lo que este texto dice es parte del relato de una experiencia de Jesús en Capernaúm. Mientras enseñaba en la sinagoga, un hombre endemoniado comenzó a gritar: ¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quien eres, el Santo de Dios. Ante esto, Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! Lo que pasó luego es lo que acabamos de leer. Note que el escritor dice que el espíritu inmundo salió de ese hombre sacudiéndole con violencia y clamando a gran voz.
Ahora leamos una porción acerca de este mismo incidente pero en el libro de Lucas. Ponga atención. Lucas 4:35 dice: «Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno»
Aquí lo tiene. Lo que Marcos llamó espíritu inmundo, Lucas llamó demonio. La conclusión es que espíritu inmundo y demonio son sinónimos. Ahora vayamos al asunto de los ángeles caídos.
Para esto, quisiera que leamos un texto que se encuentra en el libro de Apocalipsis capítulo 12 versículo 9 que dice: «Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él»
Este texto nos habla de los ángeles de Satanás. ¿Quiénes son estos ángeles? No pueden ser otros sino aquellos que se unieron a Satanás en su rebelión contra Dios. De Satanás y sus ángeles nos habla también Mateo 25:41 que dice: «Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.»
De estos dos textos podemos saber que Satanás es el jefe o amo o líder de un grupo de seres angélicos.
Dicho esto, consideremos otro texto. Se encuentra en Mateo 12:24 que vamos a leer «Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.»
Según este texto, Satanás o Beelzebú, es el príncipe o jefe o amo o líder de los demonios. Pero según lo que vimos antes, Satanás también es el jefe o amo o líder de los ángeles que se unieron a él en su rebelión contra Dios. La conclusión es que esos ángeles caídos son los demonios o los espíritus inmundos.
0 comentarios