Desde Asunción, Paraguay nos escribe un amigo oyente quien escucha nuestro programa en Radio Obedira. Dice así: Hola hermanos, primeramente les felicito por el programa y por todo lo que aprendemos de la Biblia gracias a ustedes. Espero que sigan así enseñándonos bajo la luz del Espíritu Santo de Dios. Me gustaría que si es posible me aclaren una duda con respecto a la creación del mundo. Antes de nada me gustaría decirles que en mi corazón no existe una gota de duda en cuanto a lo que dice la Biblia sobre la creación del mundo y del hombre. En la Biblia dice que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, que primero creó al hombre, Adán y después a la mujer, Eva, y que de ellos desciende toda la humanidad. Pienso que estas personas eran normales, en apariencia física me refiero. Siendo esto así, mi pregunta es la siguiente: ¿De quiénes son los restos fósiles encontrados en distintas partes del mundo y que supuestamente pertenecen a hombres prehistóricos? La forma del cráneo en estos fósiles sugiere que eran muy feos y que parecían monos. Dicen que después fueron cambiando hasta llegar a ser como el hombre en la actualidad. He leído también en la Biblia que en la antigüedad las mujeres eran tan hermosas que hasta los ángeles bajaron y se unieron con estas mujeres hermosas y tuvieron hijos con ellas. Entonces: ¿Quiénes son los fósiles? ¿Existieron hombres prehistóricos? ¿De dónde vienen esos cráneos? ¿Cómo eran los hombres físicamente en la antigüedad? Estas son mis dudas. Espero su respuesta.
Con mucho gusto amable oyente. Primeramente, permítame felicitarle por su fe inquebrantable en el relato bíblico acerca de la creación. Su duda tiene que ver con la cantidad de supuesta evidencia que, según los que creen en la teoría de la evolución, pertenecen a seres humanos en proceso evolutivo. Pero no olvide amable oyente que la teoría de la evolución no es nada más que eso, una simple teoría inventada por hombres que de ninguna manera puede comprobarse por la abrumadora falta de evidencia concluyente. Muchos han sido engañados a creer que se ha comprobado totalmente que el hombre desciende del mono por medio de la existencia de los eslabones perdidos. Sin embargo, los famosos eslabones perdidos siguen estando perdidos y siempre seguirán perdidos porque simplemente no existen. Considere lo que se ha publicado en el libro “Respuestas a Cuatro Grandes Preguntas” del Ministerio Respuestas en Génesis, acerca de algunos famosos eslabones perdidos, es decir de fósiles que alguna vez se los consideró como seres pre-humanos o seres medio monos y medio humanos. El hombre de Neandertal, científicamente conocido como Homo sapiens neandertalensis. La reconstrucción de estos restos fósiles mostró algo parecido a la figura de un hombre-simio medio erecto. Sin embargo, más tarde se encontró que el encorvamiento se debía a la enfermedad de raquitismo. El hombre de Neandertal era totalmente humano, capaz de hablar, crear arte y música y hasta de tener una conciencia religiosa. Otro, el Ramapitecus, alguna vez considerado como ancestro de los humanos, sin embargo, en la actualidad se ha reconocido que en realidad se trata de una especie extinta de orangután, un simio. Uno más, el hombre de Piltdown, conocido científicamente como Eoantropus. Muchos aceptaron a pie juntillas la teoría de la evolución al considerar estos restos fósiles, pero que en realidad no eran otra cosa sino un fraude. Se trataba del trozo de un cráneo humano y la mandíbula de un orangután. Increíblemente, este fraude fue catalogado como eslabón perdido por casi cuarenta años. Otro, el hombre de Nebraska, científicamente conocido como Hesperopitecus, fue reconstruido a partir de un único diente, que más tarde se comprobó que pertenecía a una variedad de cerdo que se encuentra actualmente sólo en Paraguay. Uno más, el australopitecus africanus, en determinado momento se lo consideró como un notable eslabón perdido, pero en realidad se trata de un verdadero simio y aún los evolucionistas ya no lo catalogan como una especie transicional. Otro es el hombre de Pekín, científicamente conocido como Sinantropus. Estos restos han sido catalogados como homo erectus. Pero existen algunos restos fósiles que según sus descubridores son los ancestros del homo sapiens. Son al menos tres. El australopitecus. Existen varias especies que con insistencia han sido catalogados como ancestros humanos. Uno de ellos es el australopitecus afarensis, popularmente conocido como: Lucy. Sin embargo, estudios minuciosos del oído interno, cráneo y huesos, sugieren que Lucy y compañía no son ejemplares en proceso de convertirse en humanos. Por ejemplo, parece que estos ejemplares caminaban de una manera diferente del resto de simios, pero definitivamente no habitualmente erguidos como los humanos. El australopitecus afarensis es muy similar al chimpancé pigmeo. De hecho, hace poco se encontró que los huesos de la cadera de Lucy tenían el mecanismo de sujeción que tienen los simios que se movilizan apoyando los nudillos de las manos. Luego tenemos al homo habilis. En cuanto a estos restos fósiles existe un creciente consenso entre la mayoría de paleontologistas en cuanto a que el homo habilis incluye piezas de otras variedades, como del australopitecus y del homo erectus. Por eso se lo considera como un ejemplar que jamás existió. Sin embargo, estos restos fósiles fueron considerados como un eslabón inconfundible entre simios y humanos. Después tenemos al famoso homo erectus. De él se han encontrado muchos restos en el mundo. Dentro de esta clasificación está el hombre de Java, o el pitecantropus, el hombre de Pekín, o el sinantropus, los cuales fueron promocionados alguna vez como el eslabón perdido. Sus cráneos tienen cejas prominentes, similares a las del hombre de neandertal, sus cuerpos son bastante parecidos a los cuerpos humanos de la actualidad, sólo que más robustos. El tamaño del cerebro está dentro del rango de la gente de la actualidad y los estudios del oído interno han demostrado que el homo erectus caminaba exactamente como nosotros. Tanto la morfología como los hallazgos arqueológico-culturales sugieren que el homo erectus era en realidad un ser humano. En esencia, entonces, amigo oyente, en los restos fósiles que se conoce, no existe clara evidencia para apoyar que el hombre desciende del mono. La extensa cadena de eslabones perdidos continúa perdida porque simplemente no existe. En contraposición, la palabra de Dios afirma lo que tenemos en Génesis 2:7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
En resumen, Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y después creó a la mujer. De esta pareja desciende toda la raza humana. Jamás existieron seres humanos antes de la creación de Adán y Eva. Adán y Eva fueron creados con una apariencia de edad y su contextura física era sin defecto alguno. La entrada de pecado en el mundo atentó contra lo que Dios creó y los fósiles que aparecen dispersos en todo el mundo o son de simios o son de hombres. Las deformidades en algunos de los fósiles que se han encontrado se deben a una degeneración mas no a una evolución.
La segunda consulta dice así: En Génesis 7:12 se menciona que el Diluvio duró 40 días y 40 noches. Lo que no entiendo es ¿por qué en Génesis 8:1-2 se menciona que Dios cerró las fuentes del abismo 150 días después que fueron abiertas? ¿No fueron solo 40 días y 40 noches de lluvia?.
El Diluvio fue la mayor catástrofe experimentada por la tierra y sus habitantes. El diluvio fue enviado por Dios para destruir a una raza sumida en la depravación moral y espiritual. Según Génesis 7:4 Dios advirtió a Noé la duración de la lluvia con estas palabras: «porque pasados aun siete días, yo haré llover sobre la tierra 40 días y 40 noches; y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice.» La gente ignoró la advertencia de Dios a través de Noé y persistió en su pecado. Dios por tanto cumplió con el castigo que fue anunciado. Génesis 7:12 dice: «Y hubo lluvia sobre la tierra 40 días y 40 noches.» A lo largo de estos 40 días y 40 noches que llovió sobre la tierra, el nivel del agua iba subiendo gradualmente. Recuerde que las aguas que inundaron la tierra no solo venían desde arriba en forma de lluvia sino también desde abajo, de las fuentes del grande abismo. Génesis 7:11 declara que fueron rotas todas las fuentes del grande abismo. Esto explica que haya tanta agua sobre todo el planeta tierra. El nivel del agua aumentó tanto que la cúspide del monte más alto quedó 15 codos bajo el agua. Una vez que cesó de llover, después de 40 días y 40 noches, el nivel del agua comenzó a bajar lentamente, tanto por efecto de evaporación como por la acción sobrenatural de Dios al mandar un viento sobre la tierra. Génesis 8:1 dice: «Y se acordó Dios de Noé y de todos los animales, de todas las bestias que estaban en el arca; e hizo pasar un viento sobre la tierra y disminuyeron las aguas.» Tuvieron que pasar 150 días desde iniciado el diluvio hasta que el arca se posó sobre el monte Ararat. Génesis 8:3-4 dice: «Y las aguas decrecían gradualmente de sobre la tierra; y se retiraron las aguas al cabo de ciento cincuenta días. Y reposó el arca en el mes séptimo, a los diecisiete días del mes, sobre los montes de Ararat. Esta es la secuencia de eventos al menos hasta la parte que nos interesa para dar respuesta a esta aparente contradicción. Como Usted podrá notar claramente, la Biblia en ningún momento y en ningún lugar declara que la lluvia haya durado 150 días. Lo que dice es que llovió 40 días y 40 noches y entonces dejó de llover, pero tuvieron que pasar 110 días más hasta que el nivel del agua descienda lo suficiente como para que el arca pueda posarse sobre el Monte Ararat. Vistas así las cosas, se resuelve cualquier aparente contradicción en el relato del diluvio.
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