Por medio del correo electrónico se ha comunicado con nosotros un amable oyente de Chile. Dice así: Hola, soy chileno y acá en Chile se come prietas, éstas son hechas de sangre de animal. ¿Es malo comer estas prietas?
Gracias por su consulta mi amigo. En Chile las llaman prietas, en Ecuador las llamamos morcillas de sangre, ¿cómo se llamarán en otros países? En todo caso, sabemos de qué se trata. Por sí las dudas, es un trozo de tripa de cerdo, carnero o vaca, relleno de sangre cocida y condimentada con cebolla y especies. A veces se añade otros ingredientes como arroz o miga de pan. Ahora que sabemos de qué se trata, su consulta es la siguiente: ¿Es malo comer esto? Tal vez podríamos replantear la pregunta de esta manera: ¿Está la Biblia en contra de comer sangre? Bueno, después del diluvio, Dios permitió al hombre comer carne, pero ordenó expresamente que no se coma sangre. Permítame leer Génesis 9:3-4. La Biblia dice: Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo. Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis.
La sangre cruda no se debía comer. La sangre simbólicamente representa la vida. Mas tarde, este principio se incorporó a la ley de Moisés. Note lo que tenemos en Levítico 17:10-14. La Biblia dice: Si cualquier varón de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, comiere alguna sangre, yo pondré mi rostro contra la persona que comiere sangre, y la cortaré de entre su pueblo. Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona. Por tanto, he dicho a los hijos de Israel: Ninguna persona de vosotros comerá sangre, ni el extranjero que mora entre vosotros comerá sangre. Y cualquier varón de los hijos de Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, que cazare animal o ave que sea de comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra. Porque la vida de toda carne es su sangre; por tanto, he dicho a los hijos de Israel: No comeréis la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda carne es su sangre; cualquiera que la comiere será cortado.
La sangre representa simbólicamente la vida. La sangre de los animales no era para comer sino para hacer expiación sobre el altar por las almas de los que ofrecían el sacrificio. Expiar significa cubrir algo o tapar algo. Cuando alguien del pueblo de Israel ofrecía en sacrificio un animal, la sangre de este animal estaba cubriendo o tapando, al menos temporalmente, el pecado de este hombre. Esto fue un cuadro del sacrificio perfecto de Cristo Jesús en la cruz del calvario, cuando se ofreció a sí mismo, no sólo para cubrir o tapar el pecado, sino para quitar o borrar el pecado. Esta prohibición de comer sangre estuvo en vigencia hasta que Jesucristo murió, fue sepultado, resucitó, ascendió a la gloria de su Padre y nació la iglesia de Cristo en el día de Pentecostés. A partir de ese momento hubo un cambio radical en la relación del hombre con Dios. Para entonces ya no hacía falta sacrificar animales para que la sangre derramada de los animales cubra o tape temporalmente el pecado del hombre. Jesucristo derramó su sangre, como el Cordero de Dios, en la cruz y esta sangre hace innecesario cualquier sacrificio de animales. Esto tuvo implicaciones en la prohibición de comer sangre. Tanto es así, que en una de las epístolas pastorales, el apóstol Pablo dijo que todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse. Leo en 1 Timoteo 4:1-5. La Biblia dice: Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.
Los falsos maestros, o los apóstatas, guiados por demonios, o espíritus engañadores, tratan de imponer su voluntad sobre sus seguidores. Entre esto, por ejemplo, prohíben casarse, o exigen que los que sirven al Señor sean célibes, y además, note, mandan abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. Dentro estos alimentos que Dios creó, está la sangre, y está cualquier otra cosas que sirva de nutriente para el hombre. Todo esto ha sido creado por Dios y es bueno y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias. De modo que, amable oyente, hoy en día no existe ninguna razón bíblica para afirmar que los creyentes no deben comer prietas o morcillas de sangre, o cualquier otro alimento que fue prohibido por la ley de Moisés. Pero alguien podría argumentar diciendo: El hecho que la prohibición de comer sangre estaba en vigor antes que entre en vigencia la ley de Moisés, ¿no hace de este principio algo válido para cualquier época de la humanidad? Bueno, lo haría, si el Nuevo Testamento no dijera algo en contrario. Pero como ya mencioné, el Nuevo Testamento dice que todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias. Tal vez alguien más podría argumentar diciendo: Si es que está permitido que los creyentes coman sangre, entonces, ¿Por qué se prohibió comer sangre a las iglesias del primero siglo, según Hechos capítulo 15? Esto merece una explicación adecuada. Sucede que en los inicios de la iglesia cristiana, algunos supuestos creyentes de trasfondo judío, conocidos como judaizantes, estaban tratando que los creyentes gentiles, además de recibir a Cristo como Salvador, adopten algunas costumbres propias del judaísmo, como requisito para ser salvos. Los judaizantes tenían especial interés en que los creyentes gentiles se circunciden, guarden el séptimo día como día de reposo y se abstengan de comer alimentos que eran ofensivos para los judíos, como la sangre, y como la carne de todo animal que la ley de Moisés consideraba como inmundo. Este intento fue severamente confrontado por el apóstol Pablo y por Bernabé y cuando se falló en encontrar un acuerdo, se llevó el asunto a los líderes de la iglesia cristiana en Jerusalén. Los judaizantes decían: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés. Pablo y Bernabé por su lado deben haber dicho: Los gentiles creyentes no necesitan adoptar las costumbres del judaísmo para ser salvos. Es suficiente con que por fe reciban a Jesucristo como Salvador. Luego de las deliberaciones de rigor, se tomó la decisión. Jacobo redactó la decisión en una carta circular para las iglesias locales de Antioquia, Siria y Cilicia. La carta aparece en Hechos 15: 22-29 donde dice: Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos; y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud. Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo. Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.
Esta carta fue una bofetada para los judaizantes. Los creyentes gentiles no debían circuncidarse ni guardar la ley de Moisés. Lo único que se les pidió fue: Abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación. Antes de que llegue a una conclusión precipitada, recuerde que Pablo dijo en 1 Timoteo 4:4 que nada es de desecharse, incluyendo la sangre. Entonces ¿Por qué es que Jacobo está instruyendo a las iglesias de los gentiles a abstenerse, entre otras cosas, de comer sangre? La razón es sencilla. Es porque donde estaban esas iglesias había judíos y es un principio bíblico muy reconocido, que los creyentes no deben hacer nada que ofenda o haga tropezar a un hermano débil. El pecado al comer sangre no estaba en comer sangre sino en hacer tropezar a un hermano judío débil, quien pensaba que no se debía comer sangre. En conclusión, amable oyente, la Biblia no cataloga como pecado comer sangre en la actualidad. Si Usted piensa que es bueno para su salud y para su gusto, y no hay peligro de hacer tropezar a ningún creyente débil, puede hacerlo, pero si no está convencido de que puede hacerlo, o piensa que tal vez hará tropezar a un hermano débil, es mejor que no lo haga, porque la Biblia dice que todo lo que no proviene de fe, o de un convencimiento sobre algo, es pecado.
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