La primera consulta del programa de hoy nos llega desde Punta Arenas, Costa Rica. Dice así: ¿Es una obligación congregarse en una iglesia local para poder ser salvo? ¿Qué pasa si una persona no se congrega en una iglesia local? ¿Se condena?

Gracias por su consulta. No, amigo oyente, congregarse en una iglesia local no es requisito para ser salvo. La salvación es por gracia por medio de la fe. Note lo que dice Efesios 2:8-9. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe;  y esto no de vosotros,  pues es don de Dios;

Eph 2:9  no por obras,  para que nadie se gloríe.

La salvación no resulta de merecerla por hacer cualquier cosa, como congregarse en una iglesia local por ejemplo. La salvación es por gracia, esto significa algo que no se merece. La salvación resulta de creer o confiar o tener fe en la persona y obra del Señor Jesucristo. Sin embargo, los que ya somos salvos por gracia por medio de la fe, hemos sido creados en Cristo Jesús para buenas obras. Esto es lo que dice Efesios 2:10 donde leemos lo siguiente: Porque somos hechura suya,  creados en Cristo Jesús para buenas obras,  las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Los creyentes somos hechura o una obra de arte, o un poema de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios ha preparado de antemano para que las hagamos. Una de muchas de estas buenas obras, es justamente congregarse en una iglesia local. En otras palabras, una persona no se congrega en una iglesia local para ser salva sino porque ya es salva. Observe lo que el Nuevo Testamento ordena a los que ya somos salvos. Se encuentra en Hebreos 10:24-25 donde dice: Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;

Heb 10:25  no dejando de congregarnos,  como algunos tienen por costumbre,  sino exhortándonos;  y tanto más,  cuanto veis que aquel día se acerca.

Los que ya somos salvos debemos estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras. ¿Cómo lograrlo? Pues por medio de congregarnos en una iglesia local. La iglesia local es el lugar indicado para edificar a otros y ser edificados por otros. Por eso es que el autor de Hebreos exhorta a los lectores de su libro a no dejar de congregarnos, como lamentablemente algunos tienen por mala costumbre. Todo lo contrario, debemos exhortarnos unos a otros en el seno de una iglesia local, especialmente en estos tiempos que estamos tan cerca del cumplimiento de lo que Dios ha anunciado en su palabra en cuanto a lo que va a pasar en este mundo. Si una persona que ya es salva no se congrega, está viviendo en desobediencia a Dios y esto tiene severas consecuencias para el bienestar espiritual de esa persona, no al punto de que pierda su salvación, porque eso simplemente no es posible, pero si de hacer su vida miserable, muy lejos de la vida abundante que el Señor Jesús quiere darnos.

La segunda consulta de nuestro amigo oyente de Punta Arenas, Costa Rica dice así: ¿Es correcto que los hijos llamen diablo o demonio a sus padres? ¿Qué pasa si un hijo llama diablo o demonio a sus padres? Pregunto esto porque mis hijos, que dicen ser creyentes, me han llamado así.

No, amable oyente. No es correcto en absoluto que los hijos ofendan a sus padres de ninguna manera, peor llamándoles diablo o demonio. La palabra diablo significa acusador, calumniador y es uno de los nombres para Satanás. La palabra demonio significa espíritu maligno, o un ángel que está al servicio de Satanás. ¿Cómo se puede usar estas palabras para referirse a los padres? Es inadmisible bajo todo punto de vista. El trato que los hijos deben dar a sus padres aparece en textos como Efesios 6:1-3 donde dice: Hijos,  obedeced en el Señor a vuestros padres,  porque esto es justo.

Eph 6:2  Honra a tu padre y a tu madre,  que es el primer mandamiento con promesa;

Eph 6:3  para que te vaya bien,  y seas de larga vida sobre la tierra.

Los hijos deben obedecer y honrar a sus padres. Como humanos que son, es posible que los padres se equivoquen de alguna manera, pero eso no es justificativo para que los hijos desobedezcan y deshonren a sus padres. ¿Qué pasa cuando los hijos deshonran a sus padres? Pues al menos en el Antiguo Testamento, esto era motivo para recibir la pena capital. Observe lo que dice Levítico 20:9 Todo hombre que maldijere a su padre o a su madre,  de cierto morirá;  a su padre o a su madre maldijo;  su sangre será sobre él.

Las consecuencias de deshonrar a los padres son funestas. Sus hijos deberían reconocer su pecado, confesarlo a Dios, pedir perdón a Usted y jamás volver a deshonrarlo ni de esta ni de ninguna otra manera y Usted también jamás debe provocar a ira a sus hijos para que nunca vuelva a ocurrir este triste episodio. Dios es amplio en perdonar tanto a sus hijos como a Usted cuando se lo pidan de corazón, con sinceridad.

La tercera consulta nos llega desde El Adelanto, Jutiapa, Guatemala y dice así: ¿Tiene algún valor la palabra “abominación” en el Antiguo y Nuevo Testamento?

Gracias por su consulta amable oyente. Permítame compartir lo que el Diccionario de Vine dice sobre la palabra “abominación” Dice así: ABOMINACIÓN. A. Nombre toÆ>ebah (hb;[e/T , 8441), «abominación; asqueroso, cosa detestable». Aparecen cognados de este vocablo únicamente en fenicio y en el arameo del tárgum. La palabra aparece 117 veces en todos los períodos. Primero, toÆ>ebah define a las personas y los objetos como esencialmente únicos en el sentido de ser «peligrosos», «siniestros», «repulsivos» y «abominables» desde la perspectiva de otros. Este significado lo vemos por primera vez en Gen_43:32  «Los egipcios no pueden comer pan con los hebreos, lo cual es abominación a los egipcios». Debido a sus diferencias culturales o sociales, a los egipcios les repugnaba comer pan con extranjeros (cf. Gen_46:34; Psa_88:8). Otra ilustración clara de este choque fundamental de voluntades aparece en Pro_29:27  «Abominación es a los justos el hombre inicuo; y abominación es al impío el de caminos rectos». Al referirse a Dios, el término adquiere un matiz particular: describe a personas, cosas, hechos, relaciones y características que le son «detestables» o «abominables» porque son contrarias a su naturaleza. Dios abomina lo que tiene que ver con muerte e idolatría: «Nada abominable comerás» (Deu_14:3). Los que tienen hábitos que Dios aborrece también le son detestables: «La mujer no llevará ropa de hombre, ni el hombre se pondrá vestidos de mujer, porque el que hace esto es una abominación para Yahveh tu Dios» (Deu_22:5 bj). Lo contrario de toÆ>ebah son reacciones como «deleite» y «amor» (Pro_15:8, 9 lba). En segundo lugar, toÆ>ebah se usa en algunos contextos para describir prácticas y objetos paganos: «Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego; no codiciarás plata ni oro de ellas para tomarlo para ti, para que no tropieces en ello, pues es abominación a Jehová tu Dios; y no traerás cosa abominable a tu casa» (Deu_7:25, 26). En otros contextos, toÆ>ebah describe repetidos fracasos en la observación de los reglamentos divinos: «Porque vuestro tumulto es mayor que el de las naciones que os rodean, porque no os habéis conducido según mis decretos ni habéis observado mis normas, y ni siquiera os habéis ajustado a las normas de las naciones que os rodean … a causa de todas tus abominaciones» (Eze_5:7, 9 bj). ToÆ>ebah puede representar los propios cultos paganos, como en Deu_12:31, o el pueblo que los practica: «Porque todo el que hace estas cosas es una abominación para Yahveh tu Dios y por causa de estas abominaciones desaloja Yahveh tu Dios a esas naciones delante de ti» (Deu_18:12 bj). Por otro lado, si los israelitas son culpables de tales idolatrías, su fin será peor que el cautiverio: ser apedreados hasta la muerte (Deu_17:2-5). En tercer lugar, toÆ>ebah se usa en la esfera de la jurisprudencia y de las relaciones familiares y tribales. Ciertos actos o características destruyen la armonía social y familiar; a estos actos y a las personas que los practican se les aplica el término toÆ>ebah: «Seis cosas hay que aborrece Jahveh, y siete son abominación para su alma: ojos altaneros, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente, corazón que fragua planes perversos … y el que siembra pleitos entre los hermanos» (Pro_6:16-19 bj). Dios dice: «Abominación a los hombres [es] el escarnecedor» (Pro_24:9), porque siembra su amargura entre el pueblo de Dios, quebrantando la unidad y la armonía. B. Verbo ta>ab (b[‘T; , 8581), «detestar o tratar como detestable, causar que sea una abominación, actuar en manera abominable». Este verbo aparece 21 veces, comenzando con Deu_7:26  «No traerás cosa abominable a tu casa».

En cuanto a esta palabra en el Nuevo Testamento, significa algo fétido, de allí, algo aborrecible, denota un objeto de disgusto, algo detestable. Esto se dice de la imagen que ha de ser erigida por el Anticristo según Mateo 24:15 y Marcos 13:14, de aquello que es altamente estimado entre los hombres, en contraste a su verdadero carácter a la vista de Dios como en Lucas 16:15. Su constante asociación con la idolatría sugiere que lo que es sumamente estimado entre los hombres constituye un ídolo en el corazón humano. En Apocalipsis 21:27 se excluye de la entrada en la Ciudad Santa a los inmundos, o al que hace abominación y mentira. Se utiliza también el contenido del cáliz de oro en manos de la gran ramera descrita en Apocalipsis 17:4 y del nombre adscrito a ella en el versículo siguiente. De manera que, amable oyente, esta palabra es muy importante tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento y los creyentes debemos cuidarnos de no cometer abominación delante de Dios.

 

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