Desde Ciudad de Panamá, Panamá nos escribe un amable oyente para hacernos la siguiente consulta: En los evangelios aparece el nombre de una parienta de la virgen María. En la traducción Reina Valera se identifica a esta mujer con el nombre de Elizabet, sin embargo, en las traducciones católico romanas se identifica a esta mujer como Isabel. ¿Cuál es el nombre correcto, ya que se supone que todas las traducciones provienen del mismo escrito griego.

Gracias por su consulta amable oyente. Efectivamente, tanto la traducción de Reina Valera, como las traducciones católico romanas, parten del texto griego, del cual existen varios manuscritos, pocos de ellos completos y la gran mayoría, solamente fragmentos. Con esto en mente, permítame leer uno de los varios textos en los cuales aparece el nombre Elisabet. Se encuentra en Lucas 1:36. La Biblia dice: Y he aquí tu parienta Elisabet,  ella también ha concebido hijo en su vejez;  y este es el sexto mes para ella,  la que llamaban estéril

Esto es parte de lo que el ángel Gabriel comunicó a la virgen María cuando se le presentó para anunciarle el nacimiento del niño Jesús. El nombre Elisabet es la transliteración del nombre en idioma Griego. Transliteración es la representación de sonidos de una lengua con los signos alfabéticos de otra. En el texto Griego aparece como ELISÁBET. De aquí se ha transliterado y resulta el nombre Elisabet. A su vez, ELISÁBET es la forma griega del nombre Hebreo Elisheba. La esposa del sumo sacerdote Aarón tenía este nombre. Note lo que dice Éxodo 6:23 Y tomó Aarón por mujer a Elisabet hija de Aminadab,  hermana de Naasón;  la cual dio a luz a Nadab,  Abiú,  Eleazar e Itamar.

El nombre hebreo Elisheba se ha traducido al Español como Elisabet por Reina Valera. Elisheba significa Dios del juramento, habla de la fidelidad de la palabra de Dios. De modo que, el nombre Elisabet es la transliteración del mismo nombre en los manuscritos en Griego. ¿Por qué entonces, al menos en Biblia de Jerusalén, una traducción católico romana, aparece el nombre Isabel? Pues, desconozco la razón. Me atrevo a pensar que el nombre Isabel es la traducción, no la transliteración del nombre griego ELISÁBET.

Desde Bolivia nos escribe un amigo oyente para hacernos la siguiente consulta: Soy un joven a quien le gusta mucho la música hip-hop y el reggeton cristiano. ¿Será bueno alabar a Dios con este ritmo? Una noche fue a una iglesia donde presentaron un número especial con estos ritmos y decían que todos los ritmos fueron creados para la gloria de Dios. ¿Será cierto?

Gracias por su consulta. El sólo hecho que tiene dudas en cuanto a si ritmos musicales como hip-hop, reggeton, y tal vez otros, agradan a Dios, ya debería ser suficiente razón para no alabar a Dios de esta manera. Hablando de tener dudas en cuanto a si se debe o no comer carne, el consejo del apóstol Pablo fue: Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado. Parafraseando este versículo, aplicando a la música cristiana con ritmos mundanos, podríamos decir: Pero el que duda en cuanto a si es válido alabar a Dios utilizando canciones con ritmos mundanos y de todas maneras lo hace, es condenado, porque no lo hace con fe, o con convicción de que está haciendo lo correcto, y todo lo que no proviene de fe, o de una plena convicción de que lo que está haciendo es correcto, es pecado. Hablando de la música cristiana, el autor José Jordán en su librito titulado ¿Esto es música cristiana? Hace la siguiente declaración que cito textualmente: La iglesia en el día de hoy se está enfrentando con una plaga. Esta plaga existe porque gran parte de su programa está dirigido a complacer al hombre en lugar de glorificar a Dios. La pregunta que debemos hacernos al evaluar nuestra música es: ¿A quién estamos sirviendo? Al hombre o a Dios. Si vamos a vivir agradando a Dios, no sólo tenemos que ser dirigidos por su propósito, evitando los peligros escondidos, sino que también debemos ser guiados por sus principios. Cuánta razón tiene este autor. Mucho de la música cristiana de hoy en día hace mover el cuerpo pero no hace mover el espíritu. Permítame por tanto citar los principios que José Jordán escribe en su librito mencionado anteriormente con un breve comentario de mi parte. Primero, la música debe glorificar a Dios. Glorificar a Dios significa exaltar o magnificar algún rasgo del carácter de Dios. Mucho de la música contemporánea, falla rotundamente en glorificar a Dios, porque glorifica el ritmo o a los ejecutores de ese ritmo, o a los instrumentos que se utilizan para producir ese ritmo. Los ritmos musicales no son obra de Dios amable oyente. Son obra de seres humanos. Algunos ritmos musicales como el rock por ejemplo, producen efectos nocivos en el ser humano. Esto es ampliamente conocido y científicamente comprobado. Mal podría Dios ser el autor de este ritmo musical. Mal podríamos decir también que todos los ritmos han sido creados para la gloria de Dios. Segundo, la música debe estar basada en la verdad. No es cuestión de cantar cualquier cosa. Es cuestión de dar a la Biblia el lugar central en la letra de las canciones. No está bien cantar cosas claramente opuestas a algo que declara la Biblia. Tercero, la música debe edificar. Edificar es construir. La buena música cristiana construye. Al evaluar la música se debe preguntar: ¿Edifica? ¿Construye? ¿Destruye? ¿Erosiona verdades bíblicas? La música cristiana debe ser una herramienta para promover el desarrollo del carácter cristiano, no una fuente de tentación que nos lleva a adoptar la conducta del mundo. Cuarto, la música cristiana no debe ser piedra de tropiezo. El apóstol Pablo aconseja no hacer nada que pudiera ofender o ser una piedra de tropiezo. Gran parte de la música cristiana contemporánea ofende muchísimo a algunas personas y es piedra de tropiezo para otras. Vivimos en una época en la cual multitudes acuden a los denominados conciertos o festivales de música cristiana. Los escenarios, la iluminación, la conducta de los espectadores no se diferencia en absoluto de los mega conciertos seculares realizados por los artistas de moda en el mundo de la farándula. Los artistas cristianos en esos conciertos, porque eso es en la realidad lo que son, se consideran como estrellas, algunos como estrellas de rock, y no como siervos de Dios cuyo único deseo es glorificar a Cristo. Por último, la música cristiana no debe ser para beneficio personal. ¿Qué es lo que motiva a muchos cantantes de música cristiana? Gran parte del ministerio de proclamación del evangelio a través de los años se ha visto favorecido con el uso de buena música cristiana. Dios ha usado a una buena cantidad de músicos cristianos llenos del Espíritu Santo para guiar a multitudes a Cristo. Pero algo ha sucedido últimamente. Nos hemos vendido al mundo. Inclusive el diario secular Wall Street hizo una punzante observación en un artículo publicado el 23 de Abril de 1999. Habló de los alcances de la comercialización de la música cristiana contemporánea y la total falta de claridad en el mensaje de muchos de los músicos cristianos destacados de la actualidad. Muchas bandas de músicos cristianos se han visto obligados a suavizar el mensaje en sus canciones para hacer más vendible su producto. El interés de glorificar a Dios por medio de la música cristiana ha pasado a un segundo o tercer plano, porque lo más importante es cuántos millones de dólares ha generado la venta de tal o cual canción cristiana. Así que amable oyente, aplique estos principios a la duda que tiene en cuanto a si la música con ritmo de hip-hop o reggeton o cualquier otro ritmo del mundo, agrada a Dios y si hace una evaluación honesta llegará a la conclusión a la que muchos hemos llegado en el sentido que no vale la pena tomar lo que divierte al mundo, para ponerle un membrete de cristiano y presentarlo a Dios en bandeja. Sería como pensar que un veneno va a dejar de ser veneno por el sólo hecho de ponerlo en un recipiente de leche o de algún refresco. Que utilizando música cristiana con ritmos mundanos se puede llegar mejor con el mensaje del Evangelio a jóvenes que todavía no son creyentes, suena agradable al oído, hasta suena espiritual, pero no es así. ¿Acaso tenemos que consumir drogas para poder llegar con el mensaje del Evangelio a los drogadictos? ¿Acaso tenemos que embriagarnos para poder llegar con el mensaje del Evangelio a los alcohólicos? No es necesario adoptar las prácticas del mundo para poder llegar con el Evangelio al mundo. Que Dios en su gracia le ayude a tomar una decisión acertada.

 

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