Nos escribe un amigo oyente para hacernos la siguiente consulta: Quisiera saber a qué se refiere el pasaje bíblico que habla de que las mujeres deben callar en las congregaciones. Me refiero a 1 Corintios 14:34. En el versículo 35 dice que es indecoroso que la mujer hable en la congregación. Sé que vivimos en un tiempo en el cual las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres y que son tiempos distintos, pero la palabra de Dios nunca cambia.
Gracias por su consulta. Permítame leer 1Corintios 14:34 y también el 35 ya que también lo ha citado en su consulta. La Biblia dice: vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice.
1Co 14:35 Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.
Un examen del contexto de este pasaje bíblico mostrará que tiene que ver con las regulaciones para el correcto uso del don de profecía y del don de lenguas,en aquel tiempo en la iglesia en Corinto. De manera que es natural entender que al hablar sobre las mujeres, y decir: Porque no les es permitido hablar, se debe estar refiriendo a profetizar y hablar en lenguas. El que una mujer profetice y hable en lenguas en la congregación se consideraba como una violación al principio de sujeción de la mujer al varón. La ley, una referencia al Antiguo Testamento, enseña que la mujer debe estar sujeta al varón, por cuanto la mujer fue creada para ser ayuda idónea, no la cabeza, del varón. En sus notas explicativas sobre 1 Corintios 14:34-35, John McArthur, del ministerio Gracia a Vosotros dice lo siguiente: El principio de que las mujeres no deben hablar en los servicios en la iglesia es universal. Esto se aplica a todas las iglesias, no solamente a algunas en determinado lugar geográfico o en determinada cultura. El contexto de este pasaje bíblico tiene que ver con profetizar, pero incluye el tema general de este capítulo, las lenguas. En lugar de liderar, las mujeres deben estar sumisas como Dios ordena en su palabra, en 1 Corintios 11:3-15, Génesis 3:16; 1 Timoteo 2:11-15. No es coincidencia que en muchas iglesias modernas donde supuestamente se manifiesta el don de lenguas, el don de sanidad y el don de milagros permiten también a las mujeres liderar la adoración, predicar y enseñar. Las mujeres pueden ser muy capaces para enseñar, pero Dios no les permite hablar en las iglesias. De hecho, si lo hacen es vergonzoso, palabra que significa una desgracia. Aparentemente, ciertas mujeres estaban fomentando el desorden con sus preguntas hechas en público en las caóticas reuniones. Hasta aquí el comentario de John McArthur sobre este pasaje bíblico, con lo cual estamos totalmente de acuerdo. Como Usted bien dice en su consulta, los tiempos cambian, las costumbres cambian, las actitudes cambian, pero la palabra de Dios no cambia. ¿Quiénes somos nosotros para decir que este pasaje bíblico sobre la prohibición a las mujeres de hablar en público en las iglesias se aplica solamente a las mujeres del primer siglo y en las iglesias de esa remota parte del planeta, pero no a nosotros en pleno siglo 21 y en esta parte del planeta? Si comenzamos a razonar así, recortando la palabra de Dios, por aquí y por allá, ¿dónde vamos a terminar? Tal vez terminaremos recortando todo lo que Dios dice en su palabra y que no nos gusta porque nos creemos gente moderna.
La siguiente consulta nos llega desde Perú, y dice así: ¿El personaje que lleva el nombre Juan Marcos, es el mismo que el apóstol Juan?
Gracias por su consulta. Tratemos en primer lugar de identificar quien era Juan Marcos. La primera vez que aparece en el Nuevo Testamento es en Hechos 12:12 donde dice: Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando.
Pedro acababa de ser librado de una manera milagrosa de su prisión, en la cual estaba esperando el momento para ser ejecutado. Esto sucedió en Jerusalén. Al estar libre, Pedro se dirigió a la casa de una mujer creyente que se llamaba María, no se debe confundir a esta María con María la madre de Jesús o con otras mujeres que se llamaban María y que aparecen en el Nuevo Testamento. El nombre María era muy popular en el mundo judío de esa época, así como es popular en nuestra época. Había muchas mujeres llamadas María. Sucede que esta mujer tenía un hijo que se llamaba Juan, quien tenía por sobrenombre Marcos. Allí en la casa de María, la madre de Juan Marcos, estaban muchos discípulos del Señor Jesucristo orando por la liberación de Pedro. La llegada de Pedro fue la respuesta de oración de estos discípulos. Tenemos entonces que Juan Marcos debe haber sido natural de Jerusalén, hijo de una mujer llamada María residente en esa misma ciudad. Ahora veamos qué es lo tenemos en cuanto a otro personaje que también se llamaba Juan. La primera vez que se menciona su nombre es en Mateo 4:21 donde dice: Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó.
Este episodio de la vida del Señor Jesús ocurrió a las riberas del mar de Galilea, una región bastante al norte de Jerusalén. Allí en esa región habitaba un pescador que se llamaba Zebedeo y que tenía a dos de sus hijos como ayudantes. Sus hijos se llamaban Jacobo y Juan. Cuando los vio el Señor Jesús, los dos, estaban ocupados en su oficio, dedicados a remendar las redes para pescar. El Señor Jesús simplemente los llamó. Al instante, Jacobo y Juan dejaron la barca, las redes y a su padre y siguieron al Señor Jesús. Mas tarde, los dos fueron constituidos apóstoles por el Señor Jesús. Marcos 3:13-19 dice: Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él.
Mar 3:14 Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar,
Mar 3:15 y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios:
Mar 3:16 a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro;
Mar 3:17 a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno;
Mar 3:18 a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananista,
Mar 3:19 y Judas Iscariote, el que le entregó. Y vinieron a casa.
Este Juan entonces es el apóstol, natural de Galilea, no de Jerusalén como Juan Marcos. De modo que por este motivo Juan Marcos no puede ser el apóstol Juan. Además existe una gran diferencia entre el tiempo que aparece Juan el apóstol y el tiempo que aparece Juan Marcos, confirmando que no son los mismos personajes. El apóstol Juan hace su aparición a inicios del ministerio público del Señor Jesús, mientras que Juan Marcos hace su aparición mucho tiempo después del final del ministerio público del Señor Jesús. Incidentalmente Juan Marcos es el autor del Evangelio según Marcos.
La tercera consulta para el programa de hoy también nos llega desde Perú y dice así: ¿Qué es un espíritu? ¿Tiene forma humana? Yo sé que los ángeles son espíritus, pero he escuchado que los ángeles tienen cuerpo espiritual, y por tanto tienen forma humana, con ojos, manos, pies, y todo lo demás, pero que no pueden ser tocados porque no tienen cuerpo. ¿Cómo es esto?
Un espíritu es un ser que tiene intelecto, voluntad y emociones o sentimientos, y por tanto se considera una persona. Para ser considerado como persona, no es indispensable el cuerpo físico. Dios el Padre es una persona, sin embargo no tiene cuerpo físico. Los ángeles son seres espirituales, es decir que tienen intelecto, voluntad y emociones o sentimientos, pero no tienen cuerpo físico. Hablando de los ángeles, note lo que dice Hebreos 1:14. ¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?
Pero algo que es propio de los ángeles, es la capacidad de adoptar forma humana para cumplir con algún propósito de Dios. Cuando adoptan forma humana son como un ser humano común y corriente, con ojos, pies, brazos, manos y todo lo demás de los humanos y con la capacidad de interrelacionarse con los seres humanos. Así fue como se presentaron ante Lot, quien inclusive les hospedó en su casa y allí comieron y durmieron, según Génesis 19:1-4.
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