La primera consulta para el programa de hoy nos llega por el correo electrónico y dice así: ¿Por qué dijo el Señor Jesús que los días antes que él venga por segunda vez serán como los días de Noé? Y ¿Por qué dio el Señor Jesús a los judíos la señal de Jonás?
Bueno… Veo que se trata de dos consultas. Vayamos a lo primero. ¿Por qué dijo el Señor Jesús que los días anteriores a su segunda venida serán comparables a los días de Noé? Veamos donde aparece esto en el Nuevo Testamento. Está en Mateo 24:36-39 donde leemos lo siguiente: Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.
Mat 24:37 Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
Mat 24:38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,
Mat 24:39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.
Este pasaje bíblico se inscribe dentro de lo que el Nuevo Testamento revela acerca de la segunda venida en gloria del Señor Jesucristo. Me refiero al tiempo cuando el Señor Jesucristo pondrá su pie sobre la faz de la tierra. Menciono esto para que no se confunda con el rapto o arrebatamiento de la iglesia, evento en el cual el Señor Jesucristo no pondrá su pie sobre la tierra, sino que llamará a su iglesia desde las nubes. Con esto en mente, los discípulos del Señor Jesús querían saber el día y la hora cuando vendría el Señor Jesús por segunda vez. Eran tan curiosos como nosotros. El Señor Jesús satisfizo en parte su curiosidad. Dijo que el día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos. Esto es algo que solamente Dios el Padre lo sabe. Esto de ninguna manera atenta contra la omnisciencia del Señor Jesús. Sin embargo, el Señor Jesús les dijo como sería la actitud de la gente en el tiempo inmediatamente anterior a la segunda venida de Cristo. Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Inclusive el Señor Jesús puso cuidado en comunicar qué característica de la gente en los días de Noé quería enfatizar, porque por lo que dice Génesis 6:5, la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal, pero el Señor Jesucristo no quería enfatizar sobre la maldad generalizada sino sobre otro asunto igualmente importante. Por eso dijo: Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. El énfasis del Señor Jesús no es tanto en la extrema impiedad de los días de Noé, sino en la indiferencia de la gente del tiempo de Noé al peligro que representaba el inminente diluvio. La gente del tiempo de Noé, se preocupaba única y exclusivamente de los asuntos del diario vivir como comer, beber y casarse, dar en casamiento. Estas cosas no son necesariamente malas, pero si una persona se ocupa sólo de estas cosas y se olvida de Dios y del futuro eterno de su alma, está en serios problemas. Este fue el caso de la gente que vivió en los días de Noé. No entendieron que sus vidas estaban en serio peligro por la inminencia del diluvio universal. Noé advirtió del peligro por 120 años, pero la gente no le hizo caso alguno, hasta que en el instante menos pensado, vino el diluvio y se los llevó a todos los que ignoraron las advertencias. Algo semejante ocurrirá en el tiempo previo a la segunda venida del Señor Jesucristo, la mayoría de la gente de aquella época estará tan distraída, tan ocupada en las cosas de este mundo, en las cosas del diario vivir, y ni pensará siquiera en la inminente venida del Señor Jesús quien traerá un juicio terrible. Los que sean sorprendidos por la segunda venida del Señor Jesús, quienes jamás le han recibido como Salvador, serán sacados de este mundo para recibir juicio eterno, lo mismo que sucedió con la gente incrédula cuando vino el diluvio. Muy bien, ahora vamos a la segunda parte de su consulta. ¿Por qué el Señor Jesús dio a los judíos la señal de Jonás? Para responder, permítame leer uno de los pasajes en los cuales se manifiesta esto. Se encuentra en Mateo 12:38-41. La Biblia dice: Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal.
Mat 12:39 El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás.
Mat 12:40 Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.
Mat 12:41 Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar.
Los más acérrimos enemigos del Señor Jesús eran algunos, no todos, de los escribas y de los fariseos, quienes ya habían decidido rechazar al Señor Jesús, como el Cristo, el Mesías de Israel. Sin embargo, por pura curiosidad, algo típico en los judíos incrédulos de ese tiempo, querían ver al Señor Jesús haciendo alguna señal sobrenatural. El Evangelio según Lucas, dice que estas personas en realidad estaban pidiendo señal del cielo. Esto significa algo que tenga proporciones astronómicas, algo que realmente llame la atención. No es que estas personas estaban diciendo dentro de ellas: Si hace algo espectacular voy a creer en Él, porque el Señor Jesús ya había hecho abundantes milagros para que todos crean en él pero estas personas le rechazaron, lo que estas personas en realidad querían es divertirse. Veían al Señor Jesús como artista de circo haciendo cosas para entretener a la gente. El Señor Jesús sabía muy bien sobre esto, porque Él es Dios y sabe lo que hay en el corazón de todo hombre, y por eso les dijo esas palabras tan duras: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Cuando el Señor Jesús habla de la generación mala y adultera se está refiriendo al deplorable estado espiritual de algunos de aquellos escribas y fariseos, los que de antemano ya habían rechazado al Señor Jesús como el Cristo, o el Mesías. Para ellos, no habrá señal del cielo, sino señal de las Escrituras. La señal del profeta Jonás quien estuvo en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches. La señal apuntaba a su muerte y resurrección. Era la señal más contundente para indicar que el Señor Jesús es el Cristo, el Mesías de Israel. Sin embargo, aún esta señal no hizo que aquellos escribas y fariseos incrédulos reconozcan que el Señor Jesús es el Cristo. Las señales, por más maravillosas y espectaculares que sean no tienen la virtud de transformar a las personas. Lo que transforma a las personas y produce la conversión es la palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo, pero es el pecador quien tiene que dejar que su voluntad actúe para recibir al Señor Jesucristo como su Salvador.
La segunda consulta para el programa de hoy nos llega desde La Cisterna, Santiago, Chile y dice así: Nosotros como creyentes, ¿pertenecemos a alguna religión? Si alguien nos preguntase a que religión pertenece ¿cuál sería la respuesta más pertinente?
El Cristianismo como tal es una religión. Pero nosotros los creyentes tenemos más que una religión. Lo que tenemos es una relación personal con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, nuestro Salvador. Esta relación se logra cuando se reconoce que uno es pecador, cuando se reconoce que uno está en peligro de eterna condenación a causa del pecado, cuando se reconoce que Dios nos ama a pesar de ser pecadores y por ese amor envió a su Hijo el Señor Jesucristo, para que muera en la cruz, tomando nuestro lugar, y cuando se recibe por la fe al Señor Jesucristo como Salvador. Al hacer esto, no es que nos volvemos cristianos sino hijos de Dios, adoptados como hijos adultos por nuestro Padre celestial. El mundo está lleno de cristianos, pero muy pocos somos hijos de Dios. De manera que a la pregunta: ¿Pertenece a alguna religión? La mejor respuesta podría ser algo como esto: Soy hijo de Dios porque el Señor Jesucristo es mi Salvador. Puede ser que una respuesta así deje perplejos a los que ignoran la verdad, pero es la realidad. Yo no tengo una religión, tengo una relación personal con Dios por medio de Cristo.
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