La primera consulta de hoy dice así: Hace varios años que recibí al Señor Jesucristo, como mi Salvador y desde entonces he tenido el ferviente deseo de servirle. He podido participar en la consejería, y la enseñanza en la iglesia local donde me congrego. He recibido el respaldo de mi Pastor, y Dios se ha glorificado en los creyentes. En la actualidad se acerca un periodo especial en mi vida, al acercarse mi retiro, y abrirse la posibilidad de servir en la obra del Señor por más tiempo, o por tiempo completo. Sin embargo, mi esposa, aunque conoce del Señor desde niña, nunca quiso ser la esposa de un Pastor, y se muestra apática a comprometerse con el Ministerio con mayores responsabilidades, y prefiere que trabajemos en la iglesia, pero sin comprometernos tanto, y más bien que siga trabajando en mi profesión. Mi inquietud es la siguiente: ¿Debo desistir de este llamado que me ha hecho el Señor para que mi hogar no se desestabilice? ¿O debo esperar simplemente que Dios toque a mi esposa, para que cambie de parecer? ¿O sencillamente, esta actitud de mi cónyuge, es una señal, de que no me encuentro preparado para asumir mayores responsabilidades en la obra de Dios?.
Gracias por su consulta, amable oyente. Doy gracias al Señor por su vida por cuanto Usted es uno de los pocos creyentes que ha comprendido muy bien que Dios nos salvó no sólo para librarnos de recibir la condenación eterna en el infierno, sino para que seamos testigos fieles de él mientras estemos en este mundo. Le felicito por su disposición a servir al Señor en el ministerio de consejería y de enseñanza. Gracias a Dios por las vidas que han sido tocadas mediante su ministerio. Hasta donde puedo discernir, al acercarse el tiempo para retirarse, el Señor ha puesto en su corazón el deseo de involucrarse más en la obra del Señor y hasta dedicarse a tiempo completo, como se dice, a la obra del Señor. Asumo que tiene el apoyo del pastor de su iglesia en cuanto a esto, lo cual es ciertamente muy importante. Le aconsejo que también busque el consejo de otros hermanos maduros en la fe. La palabra de Dios dice en Pro 11:14 Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo;
Mas en la multitud de consejeros hay seguridad.
El gran problema por ahora se origina en la poca o ninguna disposición de su esposa para apoyarle en la decisión que Usted está pensando tomar. En su mente hay algunas ideas a este respecto. Mi consejo en primer lugar es que no tome ninguna decisión sin contar con el apoyo de su esposa. El momento que Usted se casó con ella, según lo que dice la palabra de Dios, los dos llegaron a ser uno en todo sentido. Es necesario por tanto que haya unidad en cuanto a la decisión a tomar. Por supuesto que Usted como esposo es la cabeza de ella, pero eso de ninguna manera le faculta para hacer cualquier cosa en contra de la voluntad de ella. Jamás olvide que Dios ha puesto a su esposa como su ayuda idónea. En segundo lugar, le aconsejo que hable franca y abiertamente con su esposa, con la finalidad de comprender lo mejor posible la razón para la actitud que ella ha tomado en cuanto a que Usted se involucre más en la obra del Señor. Tal vez es por temor a tener que vivir a la altura de ser la esposa de un líder en la iglesia y a lo mejor ella se siente incapaz de eso. Tal vez es por temor a que si Usted se dedica de lleno a la obra del Señor, de pronto no van a tener los ingresos económicos para vivir manteniendo el estilo de vida que tienen hasta ahora. Tal vez es por temor a perder algo de la privacidad, porque los ancianos o pastores casi siempre tienen gente extraña en la casa. Tal vez se trata simplemente de temor a hacer algo diferente, el miedo al cambio. Son muchas las razones que podrían haber, pero Usted juntamente con ella deberían identificar con claridad cuáles son esas razones. Una vez que tenga claro la razón para la resistencia de parte de su esposa, pida en oración al Señor la sabiduría para demostrar que cualquiera que sean los temores, allí está el Señor para brindarnos la seguridad necesaria. Puede ser que sea necesario buscar la ayuda de algún consejero competente para que su esposa logre superar sus temores. Finalmente, me gustaría aconsejarle que en conjunto con su esposa, dediquen un tiempo especial de oración por este asunto cada día, no con la idea de que ella acepte apoyarle en lo que Usted quiere hacer, ni tampoco con la idea de que Usted desista de hacer lo que quiere hacer, sino con la idea de que el Señor muestre con claridad a los dos lo que él quiere para ambos en el futuro. Le comparto que entre mi esposa y yo tuvimos justamente esta lucha cuando el Señor puso en mí dejar mi carrera profesional y prepararme en el Instituto Bíblico de Palabra de Vida, para luego servir al Señor a tiempo completo. Cuando hablé por primera vez con mi esposa sobre esto, a ella le pareció algo absurdo. ¿Cómo vamos a poner en riesgo la estabilidad de la familia? Pero lo que nos ayudó fue tomar un tiempo para orar buscando la dirección del Señor. Yo oraba para que si el Señor realmente me estaba llamando a servirle a tiempo completo, cambie la manera de pensar de mi esposa y me apoye en la decisión. Mi esposa oraba para que si Dios realmente me estaba llamando a mí a servirle a tiempo completo, ella también tenga paz en cuanto a eso y me pueda apoyar. Habrán pasado un par de meses de orar de esta manera, cuando ella me dijo: Te voy a seguir a dondequiera que el Señor te llame. De eso han pasado más de veinte años y ha sido la mejor decisión que pudimos haber tomado, tanto para nosotros como para nuestros hijos. No sé que hubiera sido de nuestras vidas si no hubiéramos tomado aquella memorable decisión. Qué Dios le guíe a Usted también a tomar una decisión sabia.
La segunda consulta para el programa de hoy nos llega desde Melipilla, Chile y dice así: La Biblia dice, en la historia que Jesús contó acerca del hombre rico y el mendigo Lázaro, que ambos murieron y el mendigo fue al seno de Abraham, y el rico a un lugar de tormento. En el libro de 1 Tesalonicense dice que los muertos en Cristo resucitarán primero. Teniendo en mente estos dos casos mi pregunta es la siguiente ¿Están los muertos en la tumba en un lugar de descanso esperando ser condenados o ser resucitados los que deban resucitar y así heredar la vida eterna? ¿Los que están en el seno de Abraham deben salir de allí y volver al sepulcro en el instante que suene la trompeta para resucitar con un cuerpo nuevo y entonces reunirse con los que hayan estado vivos en el momento del arrebatamiento? ¿Quiénes se levantarán de los sepulcros y en qué momento, si los que mueren en Cristo van directamente a estar con el Señor en el cielo?
Gracias por su consulta amable oyente. La muerte física, según la Biblia es la separación entre la parte material, el cuerpo y la parte inmaterial, el alma y espíritu. El cuerpo de toda persona que muere físicamente, independientemente de si la persona es o no creyente, retorna al polvo, en el lugar donde el cuerpo sin vida sea depositado. Por contraste, si la persona es creyente, su alma y espíritu va inmediatamente a la presencia del Señor. 2 Corintios 5:6-8 dice: Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor
2Co 5:7 (porque por fe andamos, no por vista);
2Co 5:8 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.
Por otro lado, si la persona no es creyente, su alma y espíritu va inmediatamente a un lugar de tormento en fuego, llamado Hades, como dijo el Señor Jesucristo en la historia del rico y Lázaro. Lucas 16:23 dice: Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
La existencia de los creyentes a partir de su muerte es incorpórea en el cielo. La existencia de los incrédulos a partir de su muerte es también es incorpórea pero en el Hades. Pero esto no es el fin de todo, porque la Biblia enseña que todos los muertos resucitarán, tanto los creyentes como los incrédulos, aunque en tiempos diferentes. Los creyentes resucitarán el momento del arrebatamiento. Note lo que dice 1 Tesalonicenses 4:16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
La resurrección no es lo mismo que la reencarnación o la restauración. La resurrección es la obra sobrenatural de Dios por la cual crea un nuevo cuerpo, un cuerpo glorificado para el creyente que ha muerto. Con estos cuerpos glorificados los creyentes estarán eternamente con el Señor. Los creyentes que estén vivos cuando ocurra el arrebatamiento, serán transformados en un abrir y cerrar de ojos, y como resultado recibirán cuerpos glorificados para morar ellos también con Dios eternamente en el cielo. Por su lado, todos los incrédulos muertos resucitarán como mil años después de la resurrección de los creyentes, con el único propósito de presentarse ante el Señor en el juicio del gran trono blanco, para oír el veredicto condenatorio de Apocalipsis 20:15 donde dice: Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
A partir de este momento, los incrédulos muertos, con cuerpos resucitados indestructibles recibirán castigo eterno en el infierno. Esto es lo que la Biblia enseña sobre la existencia después de la muerte física tanto para los creyentes como para los incrédulos.
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