La primera consulta de hoy nos llega por medio del correo electrónico y dice así: ¿De dónde proviene la palabra “Navidad” y por que se atribuye el 25 de Diciembre como la fecha en la cual nació el Señor Jesús?
Gracias por su consulta. La palabra “navidad” proviene del Latín, de la palabra “nativítas” y significa natividad de nuestro Señor Jesucristo. Con esta palabra se da a entender tanto el día cuando se celebra el nacimiento del niño Jesús, como la temporada que rodea a este día. En cuanto al 25 de Diciembre como la fecha en la cual nació el Señor Jesús, debo decir que esta fecha es absolutamente arbitraria. Según los entendidos se escogió esta fecha para disfrazar con ropaje de cristianismo a una fiesta pagana que se celebraba ese mismo día o muy cerca de ese día. Bíblicamente hablando, el 25 de Diciembre es una fecha nada probable para el nacimiento del niño Jesús, por cuanto en esta fecha es temporada de invierno en la región geográfica donde está ubicada Belén, donde nació el niño Jesús, con temperaturas demasiado frías como para que los pastores estén velando y guardando las vigilias de la noche sobre su rebaño, conforme se relata en el Evangelio según Lucas. No es prudente especular en cuánto al día en el que habrá nacido el niño Jesús. La Biblia debe tener buenas razones para no revelar el día preciso. Lo único que importa es que en algún día en el pasado, el Hijo de Dios tomó forma humana, y nació de la virgen María con el fin de buscar y salvar lo que se había perdido, para lo cual fue necesario morir en la cruz del Calvario.
La segunda consulta nos llega desde Perú y dice así: Soy cristiana, convertida hace dos años, ya he sido bautizada y quisiera saber cuándo, dónde y cómo murió la virgen María y si existe el lugar donde fue sepultada. Gracias por sus respuestas.
Aprecio mucho su consulta. Felicitaciones por su decisión de recibir al Señor Jesucristo como su Salvador y por haber dado el paso de obediencia al ser bautizada. La Biblia no revela en absoluto cuándo, dónde y cómo murió María, la madre del Señor Jesús. María fue virgen hasta que nació el niño Jesús, pero después vivió como toda esposa con su esposo José, según lo que afirma Mateo 1:24-25 donde dice: Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer.
Mat 1:25 Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.
La última vez que aparece María la madre del Señor Jesús en el Nuevo Testamento es en Hechos 1:14 donde dice: Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo.
Act 1:13 Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo.
Act 1:14 Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.
Se trata de los discípulos del Señor Jesús una vez que retornaron del monte de los Olivos desde el cual el Señor Jesús resucitado y glorificado ascendió a la gloria de su Padre. El texto dice que subieron al aposento alto donde moraban los once apóstoles. Todos estos estaban perseverando en oración juntamente con las mujeres y note, con María la madre de Jesús, y con sus hermanos. El texto ya no habla de la virgen María sino de la madre de Jesús. En el aposento alto estaban también los hermanos de Jesús, se debe entender que se trata de los hijos que María tuvo con su legítimo esposo José. A partir de este episodio el Nuevo Testamento no habla más de María, la madre de Jesús. Es imposible saber cuándo murió, dónde murió y cómo murió. Como todo ser humano, debe haber muerto en algún momento, debe haber muerto en algún lugar y debe haber muerto de alguna manera. Es inútil hacer cualquier tipo de especulaciones. Consecuencia lógica entonces, no se puede saber dónde fue sepultada y por tanto no se sabe dónde están sus restos mortales. Lo que sí se sabe es que su alma y espíritu deben estar en el cielo y que en algún momento su cuerpo va a resucitar de entre los muertos y con cuerpo glorificado va a estar eternamente en el cielo compartiendo la gloria de Dios con su Hijo el Señor Jesucristo y con todos los que hemos confiado en él como nuestro personal Salvador.
Desde Bolivia nos escribe un amigo oyente para hacernos la siguiente consulta. Se trata de una mujer que por un tiempo vivió sin haberse casado con un hombre, con quien procreó dos hijas. Este hombre abandonó a esta mujer. Ahora esta mujer quiere casarse con otro hombre soltero. Nos pregunta si este matrimonio sería conforme a los preceptos Bíblicos.
Gracias por su consulta. Usted no nos dice si tanto la mujer como el hombre con quien piensa casarse son creyentes. Esto es lo más importante mi amigo. La Biblia condena severamente el matrimonio entre un creyente y un incrédulo. 2 Corintios 6:14 dice: No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?
Si tanto la mujer como el hombre son creyentes, ya es un buen comienzo. Después de esto, es necesario que estas dos personas disciernan la voluntad de Dios para determinar si Dios quiere que se unan en matrimonio. Aconsejo que antes de tomar la decisión de casarse, los dos inviertan algún tiempo en oración buscando la dirección de Dios en cuanto a este asunto. Será necesario también que busquen el consejo de los ancianos o pastores de la iglesia local donde se congregan. Si ellos apoyan el matrimonio es un buen indicio de que eso es la voluntad de Dios. En cuanto al pasado de la mujer por esto de haber estado unida a un hombre sin casarse con quien inclusive ha procreado dos hijas, sería necesario que esta mujer reconozca su pecado y lo confiese a Dios y también al hombre con quien está pensando casarse. No debe ocultar absolutamente nada. Por su lado, si el hombre realmente desea casarse con esta mujer, debería estar preparado para recibir no sólo a la mujer sino también a las dos hijas de ella para criarlas en disciplina y amonestación del Señor haciéndose cargo no sólo de la mantención de la mujer sino también de la mantención de las niñas. Si esta mujer y este hombre se pusieran de acuerdo en todas estas cosas, no estarían violando ningún precepto bíblico.
La cuarta consulta nos llega por medio de Internet. Es de un amigo oyente que nos dice lo siguiente: Les escribo porque tengo una duda acerca del versículo en 1 de Crónicas 29:29 donde habla acerca de que existen unas crónicas de Samuel, crónicas del profeta Natán, y las crónicas de Gad vidente. Quisiera saber si me pueden dar respuesta a esto: ¿dónde están esas crónicas? Las de Natán y Gad. Esa incógnita me quedó platicando con unos mormones, los cuales dicen que la Biblia tiene errores.
Gracias por su consulta amable oyente. Vamos a dar lectura al texto en 1 Crónicas 29:29 donde dice: Y los hechos del rey David, primeros y postreros, están escritos en el libro de las crónicas de Samuel vidente, en las crónicas del profeta Natán, y en las crónicas de Gad vidente,
Efectivamente, este texto hace referencia a las crónicas de Samuel vidente, las crónicas del profeta Natán, y las crónicas de Gad vidente. ¿De qué se trata? Pues simplemente de las fuentes que el autor de 1 Crónicas utilizó para escribir su libro. Las crónicas de Samuel vidente se refieren a 1 y 2 de Samuel. Las crónicas de Natán y Gad son los escritos de estos profetas que por no ser inspirados por el Espíritu Santo no forman parte del Antiguo Testamento, pero que contenían cierta información histórica confiable que el autor de 1 Crónicas utilizó para escribir su libro. Por el hecho que el autor de 1 Crónicas fue inspirado por el Espíritu Santo queda garantizado que todo el material que utilizó de las crónicas de Natán y Gad están libres de cualquier error. Los mormones pretenden encontrar errores en la Biblia porque según su falsa doctrina el Libro de Mormón es superior a la Biblia, de modo que vanamente se rompen la cabeza para hallar algo que desacredite la infalibilidad de la Biblia. Jamás lo podrán hallar, por supuesto.
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