Por medio del correo electrónico nos ha llegado la siguiente consulta: Doy gracias a Dios por mi salvación. Mi consulta se origina en el hecho que antes asistía a una iglesia en la cual aunque decían que el bautismo no es necesario para la salvación, decían sin embargo que si te bautizabas en una determinada iglesia tenías que permanecer a esa iglesia para siempre porque habías pasado a formar parte del cuerpo de Cristo de esa iglesia, y si te bautizabas en otra iglesia tenías que permanecer en esa iglesia para siempre, porque habías pasado a formar parte del Cuerpo de Cristo de esa otra iglesia. Me pregunto entonces ¿Cuántos cuerpos de Cristo hay? Gracias a Dios sé la respuesta porque estoy asistiendo a una iglesia diferente, pero pregunto esto con la finalidad de que si hay otras personas que han pasado por esta situación sepan lo que dice la Biblia.
Gracias por su consulta, amable oyente. Me da mucho gozo saber que es una persona salva. Agradezco también al Señor porque parece que tiene clara la doctrina en cuanto a que la salvación no es por obras, como bautizarse, por ejemplo, sino única y exclusivamente por gracia por medio de la fe, como enseña el Nuevo Testamento en Efesios 2:8-9. Siento mucho por la no muy grata experiencia de estar en una iglesia local en la cual creían que si un creyente es bautizado en esa iglesia local, debe congregarse en esa iglesia local para siempre por cuanto ha pasado a formar parte del cuerpo de Cristo que es esa iglesia local. La reflexión que Usted hace es muy acertada, por cuanto si fuera así como dicen, significaría que cada iglesia local también es el cuerpo de Cristo, y como existe un sinnúmero de iglesias locales en el mundo, resultaría que existe también sinnúmero cuerpos de Cristo, lo cual es tamaño absurdo. Me alegro que Usted conoce la verdad que con mucho gusto prosigo a compartir con nuestros amables oyentes. En el Nuevo Testamento, la palabra iglesia es la traducción del vocablo griego “ekklesía” que significa una compañía convocada a salir aparte, una congregación, o una asamblea. Cuando hablamos de la iglesia de Cristo nos estamos refiriendo a un grupo de creyentes en el Señor Jesucristo. Así Pablo, en Hechos 20:28 habla de la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. En su primera carta a los creyentes en Corinto, el gran apóstol divide al mundo entero entre judíos, gentiles y la iglesia de Dios. 1 Corintios 10:32 dice: No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios;
Es necesario subrayar que la iglesia no es una organización sino un organismo. No es una institución sin vida sino una unidad viviente. Es la comunidad de todos los que participan de la vida de Cristo y están vinculados en unión vital por el Espíritu Santo. La iglesia de Cristo es una comunión pura de personas, sin carácter institucional. El Nuevo Testamento enseña que existe un solo cuerpo de Cristo. Efesios 4:4 dice al respecto: un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
A pesar de las muchas circunstancias que parecen negarlo, el hecho permanece en lo que a Dios respecta, que sólo hay un cuerpo de creyentes en el mundo. Aunque esta iglesia nunca sea visible al hombre en su totalidad, sin embargo está constituida en un solo cuerpo por el Espíritu Santo. Cristo es la cabeza de este cuerpo. Efesios 5:23 dice: porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador
Al usar la analogía del cuerpo humano, Pablo nos enseña que Cristo, la Cabeza que está en el cielo, dirige a su cuerpo sobre la tierra. La cabeza habla de autoridad, dirección, y del asiento del intelecto. La cabeza y el cuerpo comparten la misma vida, los mismos intereses y aspiraciones. Como la cabeza no está completa sin el cuerpo, así en un sentido muy real, Cristo no está completo sin su iglesia. Todos los creyentes son miembros del cuerpo. En el momento que una persona recibe a Cristo como Salvador, es salva y Dios la añade a la iglesia como miembro del cuerpo. Esta membresía trasciende los límites de raza, color, nacionalidad, temperamento, cultura, idioma, denominación. De modo que, amable oyente, existe un solo cuerpo de Cristo, y todos los creyentes, muertos o vivos, somos parte de este cuerpo conocido como Iglesia de Cristo. La única manera de formar parte de este selecto grupo de personas es por medio de recibir al Señor Jesucristo como Salvador. Esto es lo que los teólogos llaman la iglesia universal, o la iglesia invisible o el cuerpo místico de Cristo. Por otro lado, es necesario comprender el concepto de una iglesia local. Una iglesia local es el conjunto de personas que se reúnen en el nombre de Cristo en determinado lugar del mundo. A esto es a lo que se refiere el Nuevo Testamento cuando habla de la iglesia en Jerusalén o en Corinto, o en Roma. Se trata de expresiones locales de la iglesia de Cristo. Cada una de estas iglesias locales era autónoma, independiente de las otras, aunque había comunión entre ellas y todas estaban sujetas a Cristo. En 1593 Henry Barrow dio lo que podemos tomar como una definición de iglesia local. Dice así: Una iglesia local bien definida y establecida, es una compañía de personas fieles, separada de incrédulos, reunida en el nombre de Cristo a quien adoran en verdad y obedecen con prontitud. Son una hermandad, una comunión de santos, cada una firme en su libertad cristiana de practicar todo aquello que Dios les ha ordenado y revelado en su Santa palabra. Como regla general, la iglesia local debe recibir a todos los que Cristo ha recibido. Romanos 15:7 dice: Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios.
La base del compañerismo verdadero es que el creyente ha sido ya recibido como miembro del cuerpo de Cristo. La iglesia local no hace sino dar expresión visible a este hecho, por medio de recibir a todo creyente en su seno. Sin embargo, es necesario enfatizar que el creyente recibido tiene que estar viviendo en santidad, no debe estar bajo alguna medida de disciplina impuesta por otra iglesia local y debe ser sano en cuanto a la doctrina de Cristo. También es necesario hacer referencia al bautismo en agua. El bautismo en agua es un paso de obediencia que todo genuino creyente debe cumplir por cuanto ha sido ordenado por el Señor Jesucristo. Mateo 28:19-20 dice: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
Mat 28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
El bautismo en agua es una ordenanza para la iglesia local que indica el fin de la pasada manera de vivir. Es un acto público de obediencia a la voluntad de Dios, representando la muerte del creyente con Cristo. El bautismo en agua no tiene mérito alguno para la salvación, sino que es algo que deben cumplir los que ya son salvos. De manera que, amable oyente, en ninguna parte del Nuevo Testamento aparece el concepto que si un creyente es bautizado en agua en alguna iglesia local, está obligado a congregarse en esa iglesia local para siempre porque ha llegado a ser parte del cuerpo de Cristo que es esa iglesia local. Es verdad que el bautismo en agua debe ser administrado en el seno de una iglesia local, pero eso no significa que es por el bautismo en agua que un creyente llega a ser parte del cuerpo de Cristo. El creyente llega a ser parte del cuerpo de Cristo el instante mismo que recibe a Cristo como su Salvador. Además no se debe confundir a la iglesia local con el cuerpo de Cristo. La iglesia local es solamente una compañía de creyentes que se reúnen en el nombre de Cristo en determinado lugar, mientras que el cuerpo de Cristo está formado por todos los creyentes en todo el mundo, incluyendo a los creyentes que han muerto y a los que están vivos. Cuando un creyente es bautizado en una iglesia local debe involucrarse en la vida de esa iglesia local mientras las circunstancias lo permitan. Pero qué tal si ese creyente cambia su lugar de residencia a otra ciudad o a otro país, ¿tendrá que llevar consigo la iglesia local? Por supuesto que no. Por eso existen mecanismos ampliamente aceptados que permiten a un creyente que ha sido bautizado en determinada iglesia local pueda congregarse en una iglesia local en otro lugar. Está por ejemplo la carta de recomendación, por la cual la iglesia local donde se ha estado congregando determinado creyente, extiende una carta de recomendación a este creyente que por alguna razón tiene que salir de esa iglesia local de modo que pueda ser recibido con todos los privilegios y responsabilidades en otra iglesia local. Esto de ninguna manera es para alentar a que los creyentes se transformen en visitantes permanentes de iglesias locales. Todo creyente debe mantenerse estable en una iglesia local mientras las circunstancias lo permitan, pero si no se dan las circunstancias, no hay ningún problema para buscar otra iglesia local bíblica en la cual establecerse.
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