La primera consulta nos llega por el correo electrónico y dice así: Según lo que oí en uno de sus programas radiales, cuando Jesús murió se fue al paraíso o a la presencia de Dios, pero en la Biblia no estoy muy claro porque hay en una parte donde dice que Jesús se aparece ya resucitado y le dice a una mujer que no le toque por que todavia no ha subido al Padre. Bueno si estoy equivocado quisiera que me corrijan ya que yo pensaba que Jesús decendio al infierno como también dice la Biblia.
Gracias por su consulta. Bueno, basados en lo que el Señor Jesús dijo a uno de los ladrones, al que le pidió que se acuerde de él cuando venga en su reino, dijimos que al morir, el Señor Jesús fue al paraíso, o a la presencia inmediata de su Padre celestial. Usted dice que la Biblia afirma que al morir el Señor Jesús fue al infierno, pero eso no es así. En ningún lugar la Biblia afirma que el Señor Jesús hubiera descendido al infierno a raíz de su muerte. Existe un documento muy antiguo conocido como el Credo de los Apóstoles, en el cual se dice que el Señor Jesús descendió al infierno, pero el Credo de los Apóstoles, por más apreciado que sea, no es la divina e inspirada palabra de Dios. Por alguna razón desconocida, el autor de este documento interpretó algún pasaje bíblico en el sentido que al morir el Señor Jesús descendió al infierno, pero como ya dije y lo repito, en ninguna parte de la Biblia se afirma tal cosa. Muy bien, su inquietud también tiene que ver con por qué el Señor Jesús una vez que resucitó no permitió que le toque una mujer, aduciendo que todavía no había ido a su Padre. Me imagino que de aquí, Usted llega a la conclusión que al morir, el Señor Jesús no debe haber ido a su Padre, sino a otro lugar, tal vez al infierno. Seguramente se refiere al pasaje bíblico que se encuentra en Juan 20:11-18 donde dice: Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro;
Joh 20:12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto.
Joh 20:13 Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.
Joh 20:14 Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús.
Joh 20:15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.
Joh 20:16 Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro).
Joh 20:17 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
Joh 20:18 Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.
María Magdalena había ido muy temprano a la mañana del primer día de la semana, siendo aún oscuro, al sepulcro donde había sido colocado el cuerpo inerte del Señor Jesús. Mucha fue su sorpresa al ver quitada la piedra del sepulcro. Alarmada corrió a buscar a Pedro y a Juan pensando que alguien había tomado el cuerpo del Señor Jesús y se lo había llevado a algún lugar desconocido. Claro, a ella ni se le cruzó por la mente que el Señor Jesús había resucitado. Pedro y Juan salieron a la carrera al sepulcro. Por ser más joven, Juan llegó primero y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, y el sudario, que había estado sobre la cabeza del Señor Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte. Cuando llegó Pedro, reconoció lo obvio. El Señor Jesús había resucitado, conforme a lo que dicen las Escrituras. Pero ¿qué con respecto a María Magdalena? Pues ella estaba llorando desconsoladamente junto al sepulcro. En algún momento se inclinó para mirar dentro del sepulcro y quedó maravillada al ver a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados, el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo del Señor Jesús había sido puesto. Los ángeles entablaron el diálogo y dijeron a María Magdalena: Mujer, ¿por qué lloras? Sin saber todavía lo que había pasado, María Magdalena respondió: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. El diálogo se cortó abruptamente cuando María Magdalena percibió que alguien estaba también allí cerca de ella. Se trataba del Señor Jesús resucitado, pero María Magdalena no sabía que era él. La razón por qué no le reconoció no se puede precisar, algunos dicen por la falta de luz, pues debe haber sido muy temprano a la mañana, o porque las lágrimas no le permitían ver con claridad. El Señor Jesús entonces también preguntó a María Magdalena: Mujer ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? María Magdalena, pensando que se trataba del hortelano, le dijo: Señor, si tú le has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré. El Señor Jesús, entonces habló una vez más, y con ese tono tan familiar le dijo: ¡María! Ahora María Magdalena sabía que se trataba del Señor Jesús resucitado, y volviéndose le dijo ¡Raboni! palabra que quiere decir: Maestro. Esto fue el antecedente de lo que el Señor Jesús dijo a María Magdalena: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. Note que esto no aconteció justo después que murió el Señor Jesús, sino justo después que resucitó el Señor Jesús y estaba vivo en la tierra. Esto hace una gran diferencia. El Señor Jesús ya tenía cuerpo glorificado. María Magdalena debe haber estado aferrada al Señor Jesús, como queriendo que no se aleje de ella jamás. La Nueva Versión Internacional traduce la frase como: Suéltame, porque todavía no he vuelto al Padre. El Señor Jesús hizo referencia a su próxima ascensión a su Padre, porque él iba a estar en forma física solamente temporalmente con sus discípulos y aunque ella quería desesperadamente que el Señor Jesús no se aleje nunca de ella físicamente, el Señor Jesús tenía que ir de regreso a su Padre. Al ir a su Padre, el Señor Jesús enviaría al Espíritu Santo, el Consolador, alguien similar al Señor Jesús, para que María Magdalena y los demás discípulos estén con él no temporalmente sino para siempre. Era como si el Señor Jesús estuviera diciendo a María Magdalena: no me sujetes a mí, yo voy a estar físicamente en este mundo sólo por un poquito de tiempo, porque pronto debo ir a mi Padre, pero cuando eso pase, yo voy a enviar al Espíritu Santo, el Consolador, quien estará contigo para siempre, él no se irá jamás.
La segunda consulta del amigo oyente que hizo la consulta anterior dice así: ¿POR QUÉ VAN A RESUCITAR NUESTROS CUERPOS, SI CUANDO UN CREYENTE MUERE YA VA AL CIELO? ¿ACASO TIENE ALGUN PROPOSITO?
Gracias por su consulta. La resurrección corporal de los creyentes que han muerto es parte indispensable del plan redentor de Dios para la humanidad. Mírelo así, la entrada del pecado en el mundo, produjo muchas consecuencias y una de ellas, el postrer enemigo, la muerte física. Dios por tanto está en obligación de derrotar a este postrer enemigo, y eso se logra con la resurrección corporal. Esta es la razón por la cual Dios contempló redimir no sólo el espíritu y alma de los creyentes, sino también sus cuerpos. Note lo que dice Romanos 8:22-23 Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
Rom 8:23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.
La resurrección de los creyentes es la estocada final contra el postrer enemigo que es la muerte. Si sacamos a la resurrección corporal del plan de Dios para redimir al pecador, estaríamos predicando un mensaje vacío, hueco, y si creyéramos en este mensaje, seríamos dignos de compasión de la gente. Eso fue lo que dijo Pablo en 1 Corintios 15 12-19 Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?
1Co 15:13 Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó.
1Co 15:14 Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.
1Co 15:15 Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.
1Co 15:16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó;
1Co 15:17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.
1Co 15:18 Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.
1Co 15:19 Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres.
El estado eterno en el cielo implica que los que vamos a estar allí tendremos espíritu, alma y cuerpo y para eso es necesario que estos cuerpos presentes, envejecidos, enfermos, y al morir, inclusive sin vida, sean resucitados para ser cuerpos gloriosos, inmortales, inmaculados.
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