Desde Lima, Chosica, Perú, se ha comunicado con nosotros un amigo oyente para hacernos la siguiente consulta: Yo recibí al Señor como mi Salvador. Me han dicho que Él está dentro de mí, que Él vive en mí, pero ¿cómo puedo saber que Él está allí? La verdad es que yo no siento esa paz que Él nos da. No puedo ver su rostro. Quisiera que me ayuden.
La salvación, amable oyente, es un asunto de fe, no de emociones, ni de experiencias que impresionan los sentidos. Si Usted ha recibido al Señor Jesucristo como su único y personal Salvador, entonces es salvo y entre muchas otras cosas más, su cuerpo llega a ser templo del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Que el creyente es morada del Padre y del Hijo se desprende de lo que dice Juan 14:23 donde leemos: Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.
Los que hemos sido genuinamente salvos, amamos al Hijo, el Señor Jesucristo y guardamos su palabra y en consecuencia somos amados del Padre y aquí viene lo maravilloso. Tanto el Padre como el Hijo vienen al creyente y hacen de él su morada. Esta es la palabra del Señor Jesucristo. ¿Y qué del Espíritu Santo? Pues el creyente también es la morada del Espíritu Santo. Note lo que dice 1 Corintios 6:19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
La infalible palabra de Dios declara entonces que todo creyente, por más insignificante que se crea, es el templo o la morada del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Esta es una declaración que se lo da como un hecho por la fe. Yo tampoco puedo ver físicamente al Padre en mí, ni al Hijo, ni al Espíritu Santo, pero eso no significa que no estén allí, por cuanto Dios dice que están allí. Si Dios lo dice, yo lo creo y eso pone punto final a cualquier otra discusión. Usted también nos pregunta sobre cómo saber que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están morando o viviendo en un genuino creyente. Pues por las consecuencias de ello. Así como a un árbol se le conoce por su fruto, el genuino creyente también puede saber que tiene al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en su vida por el fruto que produce su vida. Los genuinos creyentes son hechas nuevas criaturas con una nueva mente para conocer a Dios, con una nueva voluntad para obedecer a Dios y con un nuevo corazón para amar a Dios. 2 Corintios 5:17 dice: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Entre las cosas nuevas que produce la vida de un genuino creyente está el fruto del Espíritu Santo. Oiga lo que dice Gálatas 5:22-23 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
El asunto es este amigo oyente. Si Usted realmente ha recibido al Señor Jesucristo como su Salvador, Usted es la morada del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y su vida manifestará de formas prácticas este hecho, por medio de las buenas obras que hará. El apóstol Pablo habló de los cambios que se producen en la vida del genuino creyente. Note lo que dice 1 Corintios 6:9-11 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
Usted dice que no puede ver el rostro ni del Padre, ni del Hijo ni del Espíritu Santo. Pues, el Padre es Espíritu y los Espíritus no tienen cuerpo. No se los puede ver con nuestros ojos físicos. Lo mismo se puede decir del Espíritu Santo. En cuanto al Hijo, Él también mora en Usted en un sentido espiritual y por eso es que no puede ver su rostro con sus ojos físicos. Por último, Usted dice en su consulta que no está experimentando la paz que Cristo da a los que somos de él. Bueno, puede haber varias razones para que esto esté pasando, pero tal vez la más importante sea que no esté obedeciendo lo que dice la palabra de Dios. Para experimentar la paz de Dios es necesario conocer la palabra de Dios y obedecer la palabra de Dios. Note lo que dice Isaías 26:3-4 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.
El pensamiento de Dios está en la palabra de Dios. El creyente debe perseverar en la palabra de Dios. Además el creyente debe confiar en lo que Dios dice en su palabra. Esto habla de la obediencia. Un creyente que persevera en la palabra de Dios y obedece lo que Dios dice en su palabra, será guardado por Dios en completa paz. Esto es lo que Usted necesita amable oyente para experimentar la paz de Dios. Que el Señor le bendiga.
La segunda consulta para el programa de hoy nos hace una amiga oyente desde Quito, Ecuador y dice así: ¿Qué significado tiene la expresión: «y en silla de escarnecedores no se ha sentado», en el Salmo 1:1?
Gracias por su consulta. Vamos a dar lectura al texto que se encuentra en Salmo 1:1. La Biblia dice: Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
El texto nos habla de una persona bienaventurada. El adjetivo bienaventurado significa: Muy dichoso o muy feliz. Siendo así, es muy dichoso o muy feliz el varón que cumple con tres requisitos. El primero, no anduvo en consejo de malos, el segundo, no estuvo en camino de pecadores y el tercero, no se ha sentado en silla de escarnecedores. Su inquietud tiene que ver con el significado de este último requisito. ¿Qué significa esto de no haberse sentado en silla de escarnecedores? Bueno, algo que puede ayudar es mirar como aparece este texto en otras versiones de la Biblia. Por ejemplo, en la Nueva Versión Internacional aparece de la siguiente manera: Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores, ni cultiva la amistad de los blasfemos. Sentarse en silla de escarnecedores, entonces conlleva la idea de cultivar la amistad con los blasfemos. Ahora consideremos como aparece este texto en la edición conocida como Dios Habla Hoy. Dice así: Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni va por el camino de los pecadores, ni hace causa común con los que se burlan de Dios. Sentarse en silla de escarnecedores, entonces tiene que ver con hacer causa común con los que se burlan de Dios. Con esto podemos tener una idea más clara en cuanto al significado de no sentarse en silla de escarnecedores. La palabra que se ha traducido como “escarnecedores” proviene de una raíz hebrea que significa hacer gestos con la boca, o hacer muecas, hacia algo o hacia alguien, se debe entender hacia Jehová Dios. Sentarse en la silla es la traducción de una frase que en su sentido figurado significa, establecerse o quedarse o hacer morada en algún lugar, normalmente para juzgar, o para poner una emboscada. Con todo esto en mente podríamos decir que la frase “ni en silla de escarnecedores se ha sentado” significa que alguien que no se ha asociado o no se ha unido o no ha colaborado con los que se mofan o se burla de la persona de Dios, o de la palabra de Dios o del pueblo de Dios.
La tercera consulta también es de nuestra amiga oyente de Quito, Ecuador y dice así: En relación con Proverbios 20:20. ¿Que interpretación tiene la frase: «y se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa»?
Demos lectura al texto en Proverbios 20:20. La Biblia dice: Al que maldice a su padre o a su madre,
Se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa.
Existe un terrible castigo para los que difaman a su padre o a su madre. El castigo es que se les apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa. Esto significa que sufrirán una muerte espantosa. La ley de Moisés establecía la pena de muerte por apedreamiento a aquellos que deshonraban a sus padres. Note lo que dice Éxodo 21:17 Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá.
Es extremadamente peligroso maldecir a los padres porque se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa. Esto significa que perderá la vida.
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