Esta consulta viene desde San Pedro, Sucre, Colombia. Es con relación a 2 Reyes 2:9, según el cual Eliseo pidió a Elías una doble porción del espíritu. Pregunta nuestro amigo oyente: ¿Qué aplicación tiene esto hoy en día? ¿Cómo puede un ser humano dar una doble porción del espíritu a otro ser humano, si es Dios quien da el espíritu?

Qué interesante consulta, David. Tal vez algunos de nuestros amables oyentes han tenido la misma inquietud y podrán beneficiarse de la respuesta que vamos a dar a nuestro amigo oyente de San Pedro, Sucre, Colombia. El episodio en cuestión tiene que ver con la conclusión del ministerio profético de Elías y el inicio del ministerio profético del sucesor del profeta Elías. Me refiero al profeta Eliseo. Trate de imaginar el escenario. Allí está el río Jordán. El agua fluye apaciblemente. El paisaje es acogedor. En la orilla del río Jordán está el anciano profeta Elías acompañado de quien iba a ser su sucesor, el profeta Eliseo. Frente a ellos, a lo lejos, están cincuenta varones de los hijos de los profetas. Con esto en mente, permítame leer lo que aparece en 2 Reyes 2:7-11. La Biblia dice: “Y vinieron cincuenta varones de los hijos de los profetas, y se pararon delante a lo lejos; y ellos dos se pararon junto al Jordán. Tomando entonces Elías su manto, lo dobló, y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado, y pasaron ambos por lo seco. Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí. Él le dijo: cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no. Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino.” Fascinante historia. Con su manto doblado golpeando las aguas, Elías emuló a Moisés, quien con su vara abrió el mar Rojo. Una vez que el río Jordán se detuvo, Elías y Eliseo lo cruzaron por el lecho seco. Al otro lado del río, Elías hizo una tentadora oferta a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti. En una demostración de su devoción a Dios, Eliseo pidió que una doble porción del espíritu de Elías sea sobre él. Cuando en este pasaje bíblico se habla de espíritu, no se está refiriendo al Espíritu Santo. La palabra espíritu tiene diversos usos en la Biblia. En nuestro caso presente, espíritu se refiere a la actitud para realizar determinada obra. ¿Qué es entonces lo que Eliseo pidió a Elías? Sucede que en Israel, el hijo primogénito heredaba una doble porción de la herencia de su padre, además del derecho de primogenitura. Note lo afirma Deuteronomio 21:17. La Biblia dice: “mas al hijo de la aborrecida reconocerá como primogénito, para darle el doble de lo que corresponde a cada uno de los demás; porque él es el principio de su vigor, y suyo es el derecho de la primogenitura.” Hasta aquí lo que dice la Escritura. De modo que el pedido de Eliseo, cuando solicitó a Elías una doble porción de su espíritu, no significa meramente que Elías quería ser el sucesor del ministerio profético de Elías, porque con anterioridad Elías ya había echado su manto sobre Eliseo, en señal de que él sería el sucesor de su ministerio profético. El hecho que Eliseo pidió una doble porción del espíritu de Elías tampoco significa que Eliseo quería tener un ministerio que sea el doble de grande del ministerio profético de Elías, aunque en realidad, en la Biblia se registra que Eliseo realizó el doble de milagros que Elías. Lo que significa es que Eliseo deseaba realizar su ministerio profético con un poder espiritual mucho más allá de su propia capacidad, de modo que sea un digno sucesor de Elías. En esencia, Eliseo deseaba que el poder espiritual de Elías continúe manifestándose en su propia vida y ministerio. Al oír la petición, Elías dijo que lo que Eliseo había pedido es algo difícil, por cuanto solamente Dios puede otorgar poder espiritual. Elías no estaba en capacidad de otorgar poder espiritual a Eliseo. Es por eso que Elías dijo a Eliseo que si veía su partida, sería señal de que Dios mismo concedería el pedido que había hecho Eliseo. La historia confirma que Eliseo vio como Elías subió al cielo en un torbellino, y en consecuencia Eliseo recibió de Dios lo que había pedido, el poder espiritual para ser un digno sucesor de Elías.

Esta consulta, David, además de interesante me parece de mucha actualidad. Es de una amiga oyente de Santiago de Chile. Dice así: ¿Qué es el feng-shui? ¿Es anti cristiano? ¿Cuál es su origen?

Por supuesto que es muy interesante. Te confieso David, que no soy un experto en este asunto, de modo que he tenido que recurrir a la información disponible en Internet. Allí encontré que el feng-shui tiene sus bases en el Budismo. Dicen sus defensores que es un método de conexión con las energías del universo, de modo que fluyan a través de la persona en su hábitat y así eleven la mente y el espíritu con la meta de hacer sentir bien a la persona en el lugar donde habita. Uno de sus seguidores afirma lo siguiente: El Feng-shui es el arte de distribuir los objetos en posiciones favorables de manera que las fuerzas celestiales se coloquen en línea con la gente o las cosas en la tierra, aportando buena suerte a los practicantes inteligentes. Feng significa viento y Shui significa agua. Feng-shui puede traducirse como buena suerte o buen ambiente alrededor de una persona. Es decir amiga oyente, que el feng-shui procura distribuir las cosas para atraer la buena suerte. No olvide que para los creyentes no existe la suerte. Los propulsores del feng-shui realmente están convencidos que esta técnica, o este arte es una especie de divina pomada para que todos se sientan bien. Note lo que afirma uno de sus propulsores. Dice así y cito textualmente. ¿Qué es el feng-shui? Es una ciencia milenaria que estudia el diseño, la disposición, la orientación y la decoración de la vivienda y el negocio o lugar de trabajo para conseguir una energía saludable y próspera. ¿Por qué es necesario el feng-shui? El feng-shui mejora nuestra actividad cotidiana, nos da una sensación de bienestar y alegría generalizada que nos ayuda a rendir más en el trabajo, a sentirnos más cómodos en nuestra vivienda, a reducir el estrés y aumentar nuestra vitalidad. Hasta aquí lo que afirma uno de los ardientes defensores del feng-shui. Al reflexionar sobre lo que acabo de leer, uno se pregunta: ¿y dónde entra Dios en todo este asunto? Después de todo, se supone que el feng-shui es capaz de proveer todo lo que el hombre necesita para sentirse realizado, para sentirse bien, inclusive para vivir siempre sano. De una manera muy sutil se ha desplazado a Dios de la realidad humana. Si tiene el feng-shui ¿para qué necesita a Dios? El enemigo, Satanás ha logrado lo que siempre ha deseado. Todo es cuestión de que ponga un mueble aquí, una ventana por allá, una maceta por acá y listo. Las energías del cosmos fluirán por donde se les necesita para traer bienestar, prosperidad y salud. El hombre habrá llegado a ser dueño y señor de su propio destino. Pero, ¿es eso lo que enseña la Biblia? ¿Acaso la Biblia no pone a Dios como la fuente de toda buena dádiva y todo don perfecto? ¿Acaso la Biblia no enseña que el hombre no puede hallar la verdadera felicidad aparte de arreglar su problema de pecado con Dios, y tener a Cristo morando en su vida? Jesús dijo que él vino para dar vida y vida en abundancia. Los defensores del feng-shui no estarían de acuerdo con esto porque para ellos el feng-shui es lo que garantiza vida en abundancia. En cuanto a los orígenes del feng-shui, nuevamente según sus defensores, se remonta a la cultura popular china del segundo o tercer milenio antes de Cristo. En esencia entonces, a la luz de lo que se ha publicado en cuanto al feng-shui, no es algo que un fiel creyente en Cristo lo practicaría con limpia conciencia.

 

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