La primera consulta nos hace por correo electrónico, una querida hermana de algún lugar que no identifica, y dice así: Permítanme felicitarles por la gran obra que hacen día a día con sus programas radiales, llegando con la palabra de Dios a nuestros hogares. Quisiera que me aclaren un punto: ¿Cómo actuaría Dios en el caso de una persona que dice que cree en Dios a su manera, pero roba dinero en la empresa donde trabaja, y cuando le hace falta más dinero concluye diciendo: Dios proveerá?
Gracias por su consulta y por sus comentarios sobre el Ministerio Internacional “La Biblia Dice…” Son dos los asuntos que debemos tratar en su consulta. El primero, con referencia a esa persona que dice que cree en Dios a su manera. Esto suena muy lógico desde el punto de vista humano, pero no tiene en absoluto fundamento bíblico. La razón para esto es porque Dios se ha pronunciado ya en cuanto a la manera como el hombre puede acercarse a él. Oiga lo que dice Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, nadie viene al Padre, sino por mí. Nadie puede creer en Dios a su manera, cuando Dios mismo ha dicho que la única manera de que el hombre se acerque a él es mediante la persona y obra del Señor Jesucristo. El es el camino al Padre, no hay ningún otro. El es la verdad, no hay ninguna otra. El es la vida, fuera de él no puede haber vida. Ignorando esto, el hombre piensa que puede acercarse a Dios por medio de alguna religión, cualquiera que sea, o por medio de las buenas obras, o por medio de la filosofía, o por medio de la contemplación mística, o cosas por el estilo, pero nada de esto funciona. La única manera de acercarse a Dios es por medio de la persona y obra del Señor Jesucristo. Si una persona ha recibido a Cristo como su Salvador está en comunión con Dios. Si una persona no ha recibido a Cristo como Salvador está separada de Dios, así de simple. El segundo asunto que debemos tratar tiene que ver con esto de creer en Dios y a la vez robar. Los que verdaderamente creemos en Dios, porque hemos recibido a Cristo como Salvador, debemos dejar atrás cosas propias del estilo de vida que teníamos antes de recibir a Cristo como Salvador. Note lo que Pablo les dijo a los creyentes de la iglesia en Corinto. 1 Corintios 6:9-11 dice: ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
Antes de recibir a Cristo como Salvador, algunos creyentes de la iglesia de Corinto eran, entre otras cosas, ladrones, pero una vez que recibieron a Cristo como Salvador, dejaron de robar. Por eso Pablo les dijo: Esto erais algunos, mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. El fornicario dejará de fornicar; el idólatra dejará de adorar ídolos, el adúltero dejará de adulterar, el afeminado dejará de inclinarse por manifestar conductas del sexo femenino, el homosexual dejará de practicar la homosexualidad, el ladrón dejará de robar, el avaro dejará la avaricia, el borracho dejará de emborracharse, el maldiciente dejará de ofender con sus palabras, el estafador dejará de engañar estafando. De modo que si una persona realmente es de Dios, debe dejar atrás cualquier cosa que no agrada a Dios y que tal vez lo practicaba antes de ser creyente. Con esto en mente vayamos al caso planteado por Usted. Se trata de una persona que cree en Dios a su manera y roba en la empresa donde trabaja, y cuando le falta dinero dice: Dios proveerá. Una conducta así refleja que la persona no conoce a Dios de la manera que establece la Biblia y por eso no tiene el poder para vivir como agrada a Dios y eso explica que no tenga ningún problema en robar en la empresa donde trabaja. Si cuando ya no puede robar más en la empresa donde trabaja y le falta dinero y dice: Dios proveerá, simplemente está hablando palabras que las lleva el viento. Por supuesto que algún día, esta persona tendrá que rendir cuentas a Dios por esta conducta, y recibirá la debida retribución por su pecado, siempre y cuando no arregle su problema de pecado con Dios, recibiendo el perdón que él ofrece en Cristo, antes de salir de este mundo.
La segunda consulta de nuestra amiga oyente es la siguiente: ¿Por qué es que personas que engañan y son deshonestas son muy prósperas económicamente, en cambio, personas como yo, que tratamos de ser transparentes y honestas, sin embargo no somos prósperas económicamente? Esto me tiene confundida.
La inquietud que Usted tiene ha sido también la inquietud de muchas personas temerosas de Dios, dentro de ellos de algunos escritores de porciones de la Biblia. Uno de ellos se llamaba Asaf y escribió, entre otros, el Salmo 73. Note lo dijo. Se lo voy a leer. Ciertamente es bueno Dios para con Israel,
Para con los limpios de corazón.
Psa 73:2 En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies;
Por poco resbalaron mis pasos.
Psa 73:3 Porque tuve envidia de los arrogantes,
Viendo la prosperidad de los impíos.
Psa 73:4 Porque no tienen congojas por su muerte,
Pues su vigor está entero.
Psa 73:5 No pasan trabajos como los otros mortales,
Ni son azotados como los demás hombres.
Psa 73:6 Por tanto, la soberbia los corona;
Se cubren de vestido de violencia.
Psa 73:7 Los ojos se les saltan de gordura;
Logran con creces los antojos del corazón.
Psa 73:8 Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia;
Hablan con altanería.
Psa 73:9 Ponen su boca contra el cielo,
Y su lengua pasea la tierra.
Psa 73:10 Por eso Dios hará volver a su pueblo aquí,
Y aguas en abundancia serán extraídas para ellos.
Psa 73:11 Y dicen: ¿Cómo sabe Dios?
¿Y hay conocimiento en el Altísimo?
Psa 73:12 He aquí estos impíos,
Sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas.
Psa 73:13 Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón,
Y lavado mis manos en inocencia;
Psa 73:14 Pues he sido azotado todo el día,
Y castigado todas las mañanas.
Psa 73:15 Si dijera yo: Hablaré como ellos,
He aquí, a la generación de tus hijos engañaría.
Psa 73:16 Cuando pensé para saber esto,
Fue duro trabajo para mí,
Psa 73:17 Hasta que entrando en el santuario de Dios,
Comprendí el fin de ellos.
Psa 73:18 Ciertamente los has puesto en deslizaderos;
En asolamientos los harás caer.
Psa 73:19 ¡Cómo han sido asolados de repente!
Perecieron, se consumieron de terrores.
Psa 73:20 Como sueño del que despierta,
Así, Señor, cuando despertares, menospreciarás su apariencia.
Psa 73:21 Se llenó de amargura mi alma,
Y en mi corazón sentía punzadas.
Psa 73:22 Tan torpe era yo, que no entendía;
Era como una bestia delante de ti.
Psa 73:23 Con todo, yo siempre estuve contigo;
Me tomaste de la mano derecha.
Psa 73:24 Me has guiado según tu consejo,
Y después me recibirás en gloria.
Psa 73:25 ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?
Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
Psa 73:26 Mi carne y mi corazón desfallecen;
Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
Psa 73:27 Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán;
Tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta.
Psa 73:28 Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien;
He puesto en Jehová el Señor mi esperanza,
Para contar todas tus obras.
Qué interesante, como Job y el autor de Eclesiastés, Asaf cuestiona el orden moral al ver la prosperidad del malvado y el sufrimiento de los justos. El dilema se resuelve por medio de una visión profética recibida en el santuario, la cual revela los destinos diferentes de los justos y los malvados. Este salmo es una escalera de fe y puede dividirse en dos partes. Primero, los peldaños que Asaf descendió alejándose de Dios, en los primeros 14 versículos y los peldaños que Asaf escaló de regreso al Señor, desde el versículo 15 hasta el final del Salmo. Finalmente el salmista reconoce que tiene a Dios y no tiene necesidad de nada más. Dios le satisface plenamente y así concluye restableciendo su compromiso y obediencia con Dios de una manera absoluta y final. Que Usted también amiga oyente, siga este ejemplo.
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