Reciba cordiales saludos amigo oyente, al inicio de este su programa Consultorio Bíblico. Nos da mucho gozo saber que Usted nos está escuchando a través de las ondas de esta emisora amiga. Sin más preámbulo pasemos a las consultas de hoy que serán respondidas por David Logacho.
Comenzaremos el programa de hoy, dando respuesta a una consulta hecha por un amigo oyente a través de Internet. Dice así: En Colosenses 2:9 dice que en Cristo habita corporalmente la plenitud de la Deidad, pero en 1 Reyes 8:27 dice que Dios no puede habitar sobre la tierra. ¿Me puede explicar esta contradicción?
No hay contradicción alguna amable oyente. Permítame explicar cada versículo en particular para que Usted vea que no existe contradicción alguna. El primero se encuentra en Colosenses 2:9. Vamos a leer desde el versículo 8 hasta el 10 para incluir el contexto. Dice así: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.” El apóstol Pablo está haciendo una magistral y ardorosa defensa de la deidad de Cristo. La iglesia de Colosas estaba asediada por una falsa doctrina llamada gnosticismo. Según esta falsa doctrina, la materia es intrínsecamente mala y el espíritu es intrínsecamente bueno. Por tanto es imposible, según esta falsa doctrina, que Dios o la Deidad tome forma humana. Pero Pablo, inspirado por el Espíritu Santo dice. Es falso que sea imposible que la Deidad habite o more en un cuerpo humano, porque la realidad es que en el Cristo encarnado, habita la Deidad. No solo parte de la Deidad sino toda la plenitud de la Deidad. Es decir que en Cristo se conjuga de una manera maravillosa e incomprensible la Deidad y la Humanidad. Por eso la Biblia enseña que Jesucristo es 100% Dios y 100% hombre. Por tanto, tener a Cristo es como tener a Dios. Oír a Cristo es como oír a Dios. Hablar con Cristo es como hablar con Dios. Ver a Cristo es como ver a Dios. Todo lo que es Dios es Cristo y todo lo que es Cristo es Dios. Por eso dice Pablo, vosotros estáis completos en él, quien es la cabeza de todo principado y potestad. Si Usted tiene a Cristo, amigo oyente, Usted tiene todo. Si Usted no tiene a Cristo, le falta todo. Para tener a Cristo, lo único que Usted necesita hacer es recibirlo como Salvador de su vida. Muy bien. Ahora que sabemos que en Cristo habita corporalmente la plenitud de la Deidad, veamos qué es lo que tenemos en la otra cita mencionada por Usted. Se encuentra en 1 Reyes 8:2. Leamos inclusive el versículo 28. Dice así: “Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado? Con todo, tú atenderás a la oración de tu siervo, y a su plegaria, oh Jehová Dios mío, oyendo el clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti” Este pasaje bíblico se inscribe dentro de la ceremonia de dedicación del templo de Jerusalén diseñado por David y construido por Salomón, su hijo. Una vez construido el templo se trajo el arca del testimonio y se la colocó en esa parte del templo que se llama el lugar santísimo. Inmediatamente la gloria de Jehová o la Shekina, esa nube de un brillo majestuoso llenó la casa de Jehová. El brillo era tal que los sacerdotes no pudieron permanecer en el templo para realizar su oficio. Era la prueba de la presencia de Jehová en el recientemente construido templo. Entonces Salomón oró a Jehová. Mientras oraba, se puso delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel y extendiendo sus manos al cielo, dedicó el templo a la gloria de Jehová. En una parte de su oración de dedicación, Salomón reconoce la grandeza y magnificencia de Jehová y dice: ¿Es verdad que Dios morará sobre la tierra? Esta es una pregunta retórica. La respuesta es un No, rotundo. Salomón utiliza el nombre Elohim para referirse a Jehová, lo cual significa el Fuerte. El Fuerte es tan grande y maravilloso, que no puede ser confinado a habitar o morar ni el mundo entero, peor en un templo hecho de manos de hombres. Salomón dice por tanto que ni los cielos de los cielos pueden contener al Fuerte, cuánto menos esa casa o el templo que Salomón edificó. Pero a pesar de esto, Dios es tan misericordioso y condescendiente con su pueblo escogido, que decidió manifestar su gloria allí en ese templo recién construido por Salomón. No es que Dios iba a morar en un templo hecho de manos, Dios tiene su morada en los cielos, pero la presencia de su gloria en aquel templo era una forma de manifestar que el oído de Jehová estaba atento al clamor de los que allí oraban. Eso es lo que tenemos en 1 Reyes 8:29-30 donde dice: “que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu siervo haga en este lugar. Oye, pues, la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oren en este lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu morada, en los cielos; escucha y perdona.” Note el razonamiento de Salomón. Dice a Dios, tú eres tan grande y excelso que no existe templo hecho por manos de hombres que te puedan contener, ni el cielo del cielo te podría contener. Sin embargo, has decidido manifestar tu gloria en este templo. Cuando alguien ore a ti en este templo, tú lo oirás en tu morada en los cielos. Así que, amigo oyente, la plenitud de la Deidad mora o habita corporalmente en Cristo, porque Cristo es Dios, pero no existe lugar ni en el mundo ni fuera del mundo que pueda contener a Dios. Dios es más grande que todo lo que él ha creado. Dios mora en los cielos.
La segunda consulta del amigo oyente que se ha comunicado con nosotros por Internet es la siguiente: En Mateo 6:31-33 Jesucristo dijo que no debemos preocuparnos por lo que vamos a comer, pero en 2 Tesalonicenses 3:12 dice que debemos trabajar para comer. ¿Cómo es esto?
Me parece que existe un grave malentendido aquí, amable oyente. Leamos Mateo 6:31-33 donde dice: “31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” Lo que este texto está diciendo es que los creyentes no debemos vivir en ansiedad o preocupación por las necesidades básicas de la vida como son la comida, la bebida y el vestido. Dios sabe que tenemos necesidad de estas cosas y él nos proveerá siempre y cuando confiemos en él y mostremos la veracidad de esa confianza por medio de buscar primeramente, note primeramente, el reino de Dios y su justicia. El creyente que pone a Dios en el primer lugar de su vida y confía en él verá siempre suplidas por Dios sus necesidades básicas, como son comida, bebida y vestido. Esto es una realidad amable oyente. Yo lo he vivido y de seguro que también muchos de nuestros amigos oyentes. Me temo mucho que Usted está malinterpretando este pasaje bíblico en el sentido que no es necesario que un creyente trabaje, porque Dios se ha comprometido a satisfacer la necesidad básica de ese creyente. Pero eso no es lo que está diciendo el texto. La Biblia en realidad exhorta a los creyentes a trabajar. Note lo que dice2 Tesalonicenses 3:10 “Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.” Dios no tolera la ociosidad de ninguna manera, amigo oyente. El trabajo no es la maldición por el pecado de Adán. El trabajo es una bendición de Dios. Adán trabajaba antes de caer en el pecado. Dicho esto, demos lectura al otro texto mencionado por Usted. Se encuentra en 2 Tesalonicenses 3:12 donde dice: “A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan.” Nuevamente aquí, notamos que la voluntad de Dios es que los creyentes trabajen. Cuando el texto dice que trabajando sosegadamente coman su propio pan, está indicando que eviten comer de balde o eviten aprovechar el trabajo de otros para comer el fruto del trabajo de otros. Esto es lo que enseña este texto, amigo oyente. Vistas así las cosas, notará que no existe contradicción alguna.
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