Las consultas de hoy nos llegan desde Huatina, Potosí, Bolivia. La primera dice así: La gente me pregunta ¿Cómo se multiplicó la humanidad al principio? ¿Acaso se casaban entre parientes? ¿Hay alguna otra respuesta?
Gracias por su consulta. La Biblia relata que Dios creó al primer hombre y a la primera mujer sobre la faz de la tierra. Acto seguido, Dios dio instrucciones a esta primera pareja. Una de esas instrucciones, aparece en Génesis 1:27-28 donde dice: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” Antes de la creación del primer hombre y de la primera mujer, no había ningún ser humano sobre la faz de la tierra. De modo que el plan de Dios fue poblar la tierra partiendo del primer hombre y la primera mujer que había creado. ¿Adónde lleva todo esto? Pues a que los hijos de Adán y Eva deben haber tenido hijos entre hermanos, en una fase inicial, más tarde, con sus sobrinos, o tal vez sus primos y así sucesivamente. Esto no revestía ningún tipo de problema para los hijos de Adán y Eva, porque estaban cumpliendo con el mandato de Dios. Además, la composición genética a esas alturas de la existencia de la humanidad, era tal, que no representaba ningún riesgo de tipo genético, esto de las uniones entre parientes cercanos. A medida que trascurría el tiempo, se fue degenerando la composición genética de los seres humanos, y llegó un momento cuando unirse entre parientes cercanos representaba un serio riesgo para la descendencia. Fue por este motivo que en la ley de Moisés se prohibió las uniones entre parientes cercanos. Levítico 18:6 dice: “Ningún varón se llegue a parienta próxima alguna, para descubrir su desnudez. Yo Jehová.” Este principio no tiene como propósito coartar la libertad de la gente para buscar pareja, sino proteger a la gente. Las uniones entre parientes cercanos tiene un altísimo riesgo de producir descendientes con graves problemas genéticos.
La segunda consulta del amigo oyente de Huatina, Potosí, Bolivia, dice así: En el Antiguo Testamento se ve que algunos personajes tuvieron muchas mujeres. ¿Fue esto la voluntad de Dios?
No, amable oyente, la voluntad de Dios no es que un hombre tenga muchas mujeres. Dios ha dado a conocer su voluntad a este respecto. Note lo que dice Génesis 2:21-25 “Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.” Este es el modelo de Dios para el matrimonio. Varias cosas se hacen evidentes en este modelo divino para el matrimonio. Número uno, no debe haber ingerencia en el matrimonio, ni de los padres de él ni de los padres de ella. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, dice el texto. La ingerencia de los padres de él o de ella, en los asuntos propios del matrimonio, crea una atmósfera enrarecida para el matrimonio. Número dos, el matrimonio es heterosexual. Un hombre se casa con una mujer. Hablando del hombre, el texto dice: Y se unirá a su mujer. Esto echa por tierra la moderna pero perversa tendencia de la humanidad a mirar como algo normal la unión matrimonial de dos hombres o de dos mujeres. Además de ser heterosexual, el matrimonio es monógamo. Esto significa, un hombre con una mujer y una mujer con un hombre. Hablando del hombre, Dios no dijo: Y se unirá a sus mujeres, en plural, sino: Y se unirá a su mujer, singular. Cuando un hombre tiene más de una mujer, está desviándose del modelo de Dios para el matrimonio. Número tres, el matrimonio es indivisible. Y serán una sola carne dice el texto. Una sola carne nos habla de unidad absoluta, en espíritu, alma y cuerpo. Una vez unidos, los esposos no se deben separar. El divorcio no fue parte del modelo de Dios para el matrimonio. En el matrimonio Dios hace uno de dos. El divorcio mata esa obra creativa de Dios. Número cuatro, el matrimonio es transparente. El esposo no debe tener nada escondido de la esposa y la esposa no debe tener nada escondido del esposo. El texto dice: Y estaban ambos desnudos y no se avergonzaban. Esto nos habla no sólo de la ausencia de ropa sino también de la absoluta transparencia entre los dos. Así es como Dios contempla al matrimonio. La idea que el hombre puede tener más de una mujer es totalmente foránea a la Biblia. Este es el ideal de Dios. Pero la realidad dista mucho del ideal de Dios. Temprano en la humanidad, ya se hizo patente la codicia del hombre por tener más de una mujer. Uno de los descendientes de Caín se llamó Lamec, personaje de triste recordación, porque su caso de poligamia es el primero que se registra en la Biblia. Génesis 4:19 dice: “Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de otra Zila.” Esto fue el inicio de muchos casos de hombres con varias mujeres y mujeres con varios hombres. En su tiempo Dios trajo su juicio sobre la humanidad mediante el diluvio universal, del cual se salvaron solamente 8 personas, Noé, sus tres hijos y sus respectivas esposas. Pero ni siquiera esto hizo cesar la codicia de los hombres por tener más de una mujer y lo propio en las mujeres. Es así como Abraham tuvo su aventura con su sierva Agar y con el consentimiento de su esposa Sara. Más tarde, ya tenemos a Jacob con cuatro mujeres. Siglos más tarde David no se quedó atrás en tener más de una mujer, pero su hijo Salomón marcó un record. 1 Reyes 11:3 dice: “Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón.” ¿Qué le parece? Ahora, todos estos casos estás relatados en la Biblia, no para sentar un modelo de conducta, sino para mostrar lo tenebroso del corazón del hombre. Pero todo pecado tiene su consecuencia, y todos aquellos hombres que violaron el modelo de Dios para el matrimonio, han tenido que pagar con creces por su pasión desordenada. Salomón por ejemplo, se apartó de Dios en su vejez y el reino se dividió una vez que murió y fue sucedido en el reino por su hijo. No vale la pena violar el modelo de Dios para el matrimonio. Un hombre con una mujer, una mujer con un hombre.
La tercera consulta del amigo oyente de Huatina, Potosí, Bolivia, dice así: Usted dijo en su programa que nos reconoceremos en el cielo, si es así, ¿podrá, por ejemplo, un hombre viudo que se ha vuelto a casar, reconocer a su primera esposa? ¿Qué sentirá su segunda esposa?
dGracias por su interesante consulta. Que nos reconoceremos en el cielo se infiere de episodios como por ejemplo, cuando murió el primer hijo que David tuvo con Betsabé. La esperanza que tenía David es de volver a ver a su hijo. 2 Samuel 12:23 dice: “Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí.” Cuando David dice: Yo voy a él, parece que no sólo está hablando de que algún día él también iba a morir, sino que abrigaba la esperanza de reunirse con su hijo después de la muerte. Asumiendo que nos reconoceremos en el cielo, Usted se pregunta: ¿Qué pasará con un hombre que quedó viudo porque murió su esposa, quien era creyente, y una vez viudo, se volvió a casar con otra mujer creyente? Cuando todos mueran, ¿reconocerá este hombre a su primera esposa? y ¿qué sentirá su segunda esposa? Bueno, la Biblia enseña que el matrimonio es una institución ordenada por Dios y válida para la gente que mora en este mundo, pero Jesús dijo que en el cielo no se casarán ni se darán en casamiento. Mateo 22:30 dice: “Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo.” Los ángeles son seres inmortales. No necesitan propagar su especie por medio del matrimonio. Así serán también todos los que moren en el cielo. Son seres inmortales y no necesitan propagar su especie por medio del matrimonio. Sin uniones matrimoniales, en el cielo no existe el concepto de soltero, casado, o viudo. Además, en el cielo no existe nada que sea menos que lo puro, santo y perfecto. No habrá un ápice de celos o envidia o tristeza o cualquier otra emoción negativa. No habrá el más mínimo motivo para que alguien se sienta mal por algo.
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