Nos ha escrito un amigo oyente de Guayaquil, Ecuador. Dice así: Mi inquietud tiene que ver con la enseñanza de una secta según la cual, todos somos dioses y el Dios a quien adoramos también fue hombre antes de ser Dios. Esta creencia, según ellos, se basa en Juan 10:34, Salmo 82:6 y Génesis 3:4-5. Agradecería mucho se sirva darme la correcta interpretación de estos versículos.

Con mucho gusto amigo oyente. Vamos con la primera de las citas. Juan 10:34. Para tomar en cuenta el contexto vamos a dar lectura al pasaje bíblico que se encuentra en Juan 10:31-36 donde dice: “Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios. Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?” No había duda en la mente de los judíos acerca de lo que Jesús estaba diciendo. Sabían que estaba afirmando su deidad en la manera más clara posible. Por eso, tomaron piedras para apedrearle. Ante que arrojaran las piedras, Jesús les recordó las muchas buenas obras que había realizado por encargo de su Padre. Luego preguntó a los judíos: ¿Por cuál de estas buenas obras me van a apedrear? Los judíos respondieron que se aprestaban a apedrearle no por alguna buena obra que hubiera hecho, sino porque había blasfemado a Dios pretendiendo ser igual a Dios. Los judíos estaban totalmente cerrados a admitir que Jesús fuera más que un hombre. En su opinión, Jesús era un simple hombre y merecía ser apedreado por hacerse igual a Dios. Entonces Jesús dice: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Es una cita textual de Salmo 82:6, texto que también fue materia de su consulta y aprovecho para indicar su significado. Allí leemos lo siguiente: “Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo” El salmo 86 tiene en mente a los jueces de Israel. En este salmo se llama dioses a los jueces de Israel, no porque sean divinos sino solamente porque representaban a Dios cuando juzgaban al pueblo. La palabra Hebrea que se ha traducido como “dioses” es Elohim, que significa literalmente “poderosos” y puede ser utilizada legítimamente para referirse a personajes importantes como son los jueces. En lo que resta del Salmo 82 se hará evidente que estos “dioses” entre comillas, no eran más que meros hombres, carentes por completo de divinidad. Juzgaban con injusticia, hacían acepción de personas y de muchas otras maneras torcían la justicia. ¿Puede acaso Dios actuar así? El Señor Jesús citó este texto de los Salmos, para mostrar que Dios usó la palabra “dioses” para describir a los hombres a quienes vino la palabra de Dios. Dios habló a la nación de Israel a través de ellos y la Escritura no puede ser quebrantada, dijo el Señor, expresando su convicción acerca de la inspiración de los escritos del Antiguo Testamento. Para el Señor Jesús, las Escrituras son un texto infalible que espera su cumplimiento y por tanto no pueden ser contradichas. El Señor Jesús estaba armando de esta manera un argumento que va de lo menor a lo mayor. Si jueces injustos fueron llamados dioses en el Antiguo Testamento, cuánto más derecho tiene Jesús de llamarse Hijo de Dios, por cuanto él no es solo un vocero sino la misma palabra de Dios. Los jueces fueron llamados dioses, en cambio él era y es Dios. Jamás se podría decir que los jueces injustos fueron santificados por el Padre y enviados al mundo, por cuanto ellos nacieron en el mundo como cualquier otro descendiente de la raza caída de Adán. Pero Jesús fue santificado por el Padre desde la eternidad para ser el Salvador del mundo y fue enviado al mundo desde el cielo donde habitaba desde la eternidad pasada junto al Padre. Por tanto, Jesús tiene todo el derecho de proclamar su igualdad con Dios. Jesús no estaba blasfemando cuando afirmó ser el Hijo de Dios, o Dios mismo. Los mismos judíos aplicaban el calificativo de “dioses” a hombres corruptos que eran meros voceros de Dios. Este, amigo oyente, es el significado correcto de Juan 10:34 y Salmo 82:6. Podrá notar Usted que está muy lejos de afirmar que todos somos dioses, según dicen los seguidores de la secta falsa a la que Usted hace referencia. Consideremos ahora el texto en Génesis 3:4-5, donde dice: “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” Si alguien viene y me dice que en este pasaje bíblico hay prueba suficiente para afirmar que los hombres son dioses, inmediatamente yo sabría que la persona con quien estoy hablando tiene una deficiencia para entender las cosas o de lo contrario, con astucia está tratando de engañarme. Permítame explicarlo. ¿Quién es el que está hablando las palabras que han quedado registradas en Génesis 3:4-5? Usted me dirá con sobrada razón: la serpiente. Ahora bien. ¿Quién es la serpiente? Usted probablemente utilizará Apocalipsis 12:9 para mostrarme que la serpiente es Satanás. Hagamos una pausa para meditar un poco. ¿Quién es entonces el que pronunció las palabras de Génesis 3:4-5? Fue Satanás. ¿Creería Usted algo a Satanás por más que con juramento diga que es la verdad? Observe lo que dice Juan 8:44 para desenmascarar el carácter vil de este perverso ser. Dice así: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.” Satanás mi amiga, mi amigo, es el padre de mentira y no hay verdad en él. Cualquier cosa que diga es mentira. Cuando tentó a Eva, su mentira fue: No moriréis, contradiciendo la palabra de Dios quien había dicho: Ciertamente moriréis. Otra de las mentiras de Satanás fue: Seréis como Dios, contradiciendo a Dios quien ha dicho: Jehová es Dios y no hay otro fuera de él” Si Usted quiere creer a Satanás, entonces adelante, los hombres somos dioses. Pero si Usted quiere creer a Dios, sabrá que el hombre es simplemente una creación de Dios. En conclusión mi amigo, Juan 10:34 y Salmo 82:6 no enseñan que todos nosotros somos dioses, sino que Dios llamó dioses a sus voceros, los jueces de Israel. Génesis 3:4-5 registra las palabras de Satanás. Fue él quien prometió a Eva que sería como Dios si desobedecía, pero sabemos que todo lo que dice Satanás es mentira. ¿Cómo podemos por tanto afirmar que todos somos dioses? Estaríamos creyendo la palabra de Satanás si así pensamos. Con relación al Padre, la Biblia enseña que él es Espíritu, por tanto, no tiene cuerpo físico. Juan 4:24 dice: “Dios es espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” Todo pensamiento contrario a la idea que Dios es Espíritu es extraño a la Biblia y obedece a una teología que humaniza a Dios y deifica al hombre. Integrando todo, señalaremos enfáticamente que la palabra de Dios, la Biblia, rechaza la creencia que todos nosotros somos dioses y que Dios fue un ser humano entes de ser Dios.

¿Y de dónde viene toda esa enseñanza foránea a la Biblia según la cual todos somos dioses?

Parte de un grave error que muchas personas están cometiendo hoy en día. El error tiene que ver con creer en escritos que nada tienen que ver con la Biblia. Si una persona basa sus creencias solamente en la Biblia, de seguro que va a pensar bíblicamente. Pero si esta persona admite que hay otros libros con igual o mayor autoridad que la misma Biblia, allí es el comienzo del fin, porque esa persona ya no creerá en lo que la Biblia dice, sino en lo que el libro de fulano o sutano o mengano dice y no es de sorprenderse entonces que la gente salga con ideas tan extrañas como esa que todos somos dioses y que Dios fue alguna vez hombre como nosotros. Nosotros creemos solo en lo que la Biblia dice. Su mensaje es autoritativo, completo, perfecto y final.

 

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