La primera consulta de hoy nos ha sido hecha por un amigo oyente de Palo Negro, Estado Aragua, Venezuela. Dice así: ¿Cómo puedo leer la Biblia de una manera que entienda bien su mensaje?

Muy bien. Para leer la Biblia entendiendo su significado, es necesario primeramente conocer de una manera personal a su autor. No se asuste, amigo oyente. No estoy diciendo que Usted debe conocer personalmente a Moisés, o David, o Isaías, o Pablo, o cualquier otro de los que escribieron los libros de la Biblia. Todos ellos fueron simplemente los instrumentos humanos que Dios utilizó para que el hombre pueda tener por escrito el mensaje divino. Sin conocer personalmente a Dios, es difícil entender a fondo lo que Dios manifiesta en su palabra, la Biblia. Mire por ejemplo lo que dijo el apóstol Pablo sobre esto mismo. Se encuentra en 1 Corintios 2:14 donde dice: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” El hombre natural es el hombre que no conoce personalmente a Dios. El texto dice que un hombre así, no está en capacidad de percibir, o discernir, o entender las cosas que son del Espíritu de Dios. La Biblia, o la palabra de Dios, cae dentro de las cosas que son del Espíritu de Dios. Cuando el hombre natural intenta comprender las cosas que son del Espíritu de Dios no puede hacerlo y le parece que fueran una locura. Esta es la razón por la cual la gente que no conoce personalmente a Dios, toma la Biblia para leerla y muy pronto la pone a un lado porque dice: No entiendo nada. Me parece un libro muy aburrido. No le hallo sentido a lo que dice. El texto que leímos, dice que las cosas que son del Espíritu de Dios se han de discernir espiritualmente. Esto significa acomodando lo espiritual a lo espiritual. Es decir, que primeramente necesitamos ser espirituales para poder entender las cosas que son del Espíritu de Dios. La gran pregunta es: ¿Cómo puede una persona llegar a ser espiritual? La respuesta es por medio de nacer de nuevo, lo cual es resultado de recibir por la fe a Cristo como Salvador. En este momento, el hombre natural se convierte en hombre espiritual y entre los muchos beneficios de este nuevo estado, está el de percibir o discernir o comprender las cosas que son del Espíritu de Dios. De modo que, amable oyente, para leer la Biblia entendiendo su significado, primeramente es necesario conocer personalmente a Dios, o, lo que es lo mismo, llegar a ser un hombre espiritual. Quizá Usted me dirá: Pero yo ya he recibido a Cristo como mi Salvador y a pesar de eso, tengo mucho problema para leer la Biblia entendiendo lo que leo. Bueno, si ese es el caso, me gustaría compartir con Usted algunas ideas que a mí me han resultado muy beneficiosas. Primero, ore antes de leer la Biblia. Pida a Dios que el Espíritu Santo le ilumine para comprender lo que se dispone a leer. Segundo, no lea por aquí y por allá. Usted debe acostumbrarse a leer la Biblia en forma sistemática, en orden. Escoja por tanto uno de los sesenta y seis libros de la Biblia. Luego divida el libro en porciones no muy extensas pero tampoco muy cortas. A lo mejor podría usar la división por capítulos en los cuales se divide normalmente todo libro de la Biblia. Vaya entonces a la primera sección del libro. Una vez allí, asuma que Usted es un investigador consumado. Como buen investigador lea lenta y pausadamente toda esa sección. Será necesario hacer varias lecturas del mismo pasaje. En cada lectura anote en un papel aparte las palabras con las cuales Usted no está familiarizado y que por lo tanto no sabe su significado. Una vez que ha leído varias veces la misma sección. Deje a un lado su Biblia y enfoque su atención en el papel donde anotó las palabras que no sabe el significado. Recurra a un diccionario bíblico para averiguar el significado de cada una de estas palabras. Puede ser inclusive que tenga que recurrir a un diccionario de la lengua Española, para saber el significado de algunas de las palabras que ha anotado. Puede ser que sea necesario recurrir a personas conocedoras de la Biblia para averiguar el significado de algunas de las palabras que ha anotado. La idea es que Usted sepa el significado de cada palabra que ha leído en el pasaje bíblico seleccionado. Una vez que tenga todo este conocimiento, vuelva al pasaje bíblico y comience a leer nuevamente, esta vez aplicando el conocimiento que ahora tiene de las palabras que antes no sabía lo que significan. Ahora está listo para dar el siguiente paso. Escriba en el papel lo que Usted ha entendido del pasaje bíblico que ha estudiado. Esta será su interpretación del pasaje bíblico en cuestión. Es entonces cuando Usted está en capacidad de percibir, o entender como ese pasaje bíblico se aplica a su caso en particular. A lo mejor Usted encontró alguna verdad sobre Dios o sobre su Hijo o sobre el Espíritu Santo, o sobre la salvación o sobre la vida cristiana o sobre el cielo, etc. Tal vez el pasaje hablaba sobre algo que Usted ha estado haciendo y debe dejar de hacerlo. O es posible que el pasaje hablaba sobre algo que Usted no ha estado haciendo y debe comenzar a hacer. De esta manera Usted irá conociendo bastante a fondo el contenido de la Biblia. Yo sé que no es fácil seguir todo este proceso para entender lo que la Biblia dice, pero es necesario hacerlo. La diferencia entre los que leen sin entender y los que leen entendiendo está en que los unos no están dispuestos a hacer el trabajo de observar, interpretar y aplicar la palabra de Dios a sus vidas, mientras que los otros si lo están.

La segunda consulta de nuestro amigo oyente de Palo Negro, Estado Aragua, Venezuela, dice: “¿Está Dios hablando hoy en día, como lo hizo antes por medio de los profetas?”

Gracias por su consulta. Para responderla, quisiera referirme al pasaje bíblico que se encuentra en Hebreos 1:1-2 donde dice: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo, a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo” Según lo que aquí tenemos, la revelación de Dios fue progresiva. Dice el texto que Dios habló muchas veces y de muchas maneras a los antepasados por medio de los profetas. Las muchas veces se refiere a cada vez que Dios habló a los autores humanos de los 39 libros que conforman el Antiguo Testamento. Las muchas maneras, se refiere a las diversas formas que Dios utilizó para hablar a los profetas. A veces fue en visiones, otras veces en sueños, otras veces audiblemente, otras veces mediante símbolos, otras veces mediante parábolas, etc. Son las muchas maneras que Dios habló a los antepasados mediante los profetas. Pero todo esto aconteció en otro tiempo. Esto se refiere a la época desde cuando se escribió el libro de Job, alrededor del año 2200 AC hasta cuando se escribió el último libro del Antiguo Testamento, el libro de Malaquías, alrededor del año 400 AC. Pero la revelación bíblica, llegó a su final con la venida del Hijo de Dios a este mundo. Jesucristo es el sello de la revelación de Dios. Jesucristo es la palabra viva de Dios. Cuando el autor de Hebreos habla de los postreros días, se refiere al tiempo a partir de la venida del Cristo o del Mesías, o del Hijo de Dios. Los Evangelios contienen el relato del ministerio de Jesucristo en la tierra, desde su nacimiento hasta su ascensión al cielo, pasando por su muerte y su resurrección. El libro de los Hechos contiene el relato de la continuación de aquellas cosas que Jesucristo había comenzado cuando estaba en la tierra y que él mismo continuó como la Cabeza resucitada de la Iglesia. Las Epístolas contienen las enseñanzas acerca de la doctrina y práctica del Cuerpo de Cristo que es la iglesia. El libro de Apocalipsis contiene la revelación de Jesucristo en toda su gloria y majestad. Es decir amigo oyente que la revelación de Dios se terminó cuando se escribió la última palabra del libro de Apocalipsis. Esta es la razón para que en este libro, en el capítulo 22 versículos 18 y 19 tengamos la siguiente admonición: “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.” La Biblia, por tanto, es un libro cerrado, en el sentido que está completo. Tiene toda la revelación de Dios para el hombre. No le falta nada ni le sobra nada. Por este motivo, sostenemos que Dios ya no está hablando muchas veces y de muchas maneras como lo hizo en el pasado por medio de los profetas. Para corroborar esto, permítame leer el texto en Judas 3 donde dice: “Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.” Cuando Judas habla de contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada, se está refiriendo a la necesidad de mantenerse firmes y luchar ardorosamente por la revelación de Dios, o la Biblia, la cual nos ha sido dada una sola vez y para siempre y a la cual no se puede añadir ni quitar nada en absoluto. Si alguien, hoy en día, necesita saber sobre Dios, sobre sí mismo, sobre la vida, sobre la muerte, sobre el destino de los que mueren, etc., lo único que necesita hacer es estudiar la Biblia bajo la guía y dirección del Espíritu Santo. La Biblia contiene todo lo que Dios ha querido revelar al hombre.

 

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